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Poder

5 de Julio de 2012

“No hubo penetración ni chupeteo, pero no porque usted no lo intentara”

El testimonio de Cantellano es una de las 20 acusaciones de abuso sexual que existen en contra de Cristián Precht y que la Iglesia mandó a Roma. En octubre del año pasado, luego que se conociera la denuncia de la familia de Patricio Vela, le envió esta carta a Cristián Precht. Iba con copia a más de 300 direcciones electrónicas de curas, monjas, parroquias, movimientos religiosos, congregaciones y pastorales que Cantellano sacó de la página web de la iglesia. Su idea era iniciar un “diálogo honesto” sobre estas conductas. Pocos respondieron al llamado. Otros le devolvieron el mail insultándolo. La gran mayoría, sin embargo, guardó silencio.

Por

“Estimado Cristian Precht:
Frente a la denuncia presentada en su contra por supuestos abusos sexual. Me gustaría invitarlo a que aprovechen usted y su Iglesia, para enfrentar un dialogo honesto.

El motivo de emplazarlo públicamente son dos situaciones. La primera es que Dios interviniera para dejar su “conciencia muy tranquila” a pesar que alguna vez esa misma situación le remordía la conciencia.

El segundo motivo para provocar un dialogo público y ojalá al interior de las comunidad cristianas. Es que la investigación canoníca no es suficiente para esta problemática que de alguna u otra manera afecta a toda la iglesia y sus comunidades.

En realidad, yo no estoy enterado de los detalles del caso específico por el cual está siendo investigado. Pero le pido que tenga la honradez de enfrentar los hechos y no se haga el Clinton.

Entiendo que tiene que ver con alguien que se suicidio, por lo tanto el no está aquí para verificar lo ocurrido. Pero yo si estoy vivo y puedo dar testimonio de sus tendencias homosexuales. Y lo sé porque usted estuvo muy cerca de hacerme maricon.

Se acuerda, soy el Jorge. Un cabro 20 años más joven que usted. Uno que anduvo pensando en hacerse cura religioso. Pero cuando estaba complicado con la cuestión del celibato, porque habían unas chiquillas que me querían hacer probar lo que iba a perder. Usted, al cual yo apreciaba con mucho respeto, apareció con su vaina desfundada ofreciéndola como hostia celibatada.

Recuerda, no pasa más allá, porque yo le dije que para mí eso era cuestión de maricones. Y usted me solio con una ensalada de formas de cariño en su familia. Estamos claro, no hubo penetración ni chupeteo, pero no porque usted no lo intentara. A su favor declaro, que no hubo intento de forcejeo y por el contrario se disculpo sinceramente.

Allí se termino mi búsqueda de vocación sacerdotal. Otras situaciones ocupaban mis preocupaciones, era el año 1979, yo tenía 19 años de edad y la resistencia contra la dictadura fue más importando que preocuparme de un amigo cura homosexual.

De alguna manera seguí creyendo en su persona. Aunque, en ese entonces, supe por un amigo que a Usted le había bajado la ternura con él, dijo que fue en un auto.Luego me entero de esta otra situación, por la cual está siendo investigado ahora, lo que al parecer sucedió a los fines de los ochentas. Son 10 años de diferencia, entre una situación y otra. ¿Usted, que cree que me da de pensar?

Conocí otro cura amigo, el que se enamoro de un colega y decidieron vivir junto como pareja, pero tuvieron que renunciar a practicar los oficios del sacerdocio. También conocí muchos otros curas que dejaron de ser curas para casarse con sus enamoradas. No te parece injusto que aquellos que reconocen su sexualidad y son fieles por muchos años a su pareja tangan que dejar el Sacerdocio. Mientras otros como tú que esconden sus prácticas promiscuas hagan carrera hasta lo más alto de la Iglesia.

Yo estoy muy cerca de cumplir 30 años de casado.Te aseguro que si yo o mi esposa hubiéramos cometido un acto de infidelidad con una persona 20 años menor, nos hubiéramos divorciado, sin más escusa. Entonces para mi es incomprensible, que la Iglesia no divorcie a los curas que no son capaces de mantener sus votos

Personas como tú, que llevan la meo culpa de no practicar lo que predican, se hacen cómplice de abusos sexuales a menores. Simplemente porque no tienen la mente limpia, no pueden castigar por miedo a ser castigado. Justamente, es por esta situación de complicidad que cualquier investigación de pedofilia no debiera ser investigada al interior de la Iglesia, sino por la justicia ordinaria.

Como tú sabes, Hace mucho tiempo que Yo vivo fuera de Chile. Aquí las políticas en el lugar de trabajo, de estudio, en las instituciones gubernamentales o en las organizaciones comunitarias prohíben y castiga las relaciones sexuales y los hostigamientos sexuales entre alguien que tiene poder y alguien que es subordinado directo a ese poder.

Es por eso, que en mi parecer, tú no puedes tener la “mente tranquila”. Tu teniendo una responsabilidad importante, le que inspiraba una la imagen de una gran persona de valores, hayas intentado seducir sexualmente a jóvenes que creían en ti y en tu iglesia. El acto de intentar seducir, igual es abuso, porque es el uso de la imagen de autoridad frente u otro más débil. Y entiendo perfectamente, que una persona más débil haya quedado dañada hasta el punto de cometer suicidio.

Cristian, tu ya tienes 71 años de edad, ya no te quedan muchos para seguir aportando a la humanidad. Ahora tienes la oportunidad de reparar los errores cometidos y tal vez tu caso sirva para que la Iglesia Católica revise su dogma mal llevado del celibato.

Conozco muchos profesionales, hombres y mujeres que son completamente motivados por su trabajo. Tan involucrados en su profesión que no se dan tiempo para una vida familiar, ni de pareja. Son solteros o salteras. Algunos de ellos, pero no todos, tienen parejas eventuales, pero tiene sus aventuras amorosas con sus iguales. Entonces no veo que un cura o una monja no puedan dedicar su vida a su misión de fe, igual que lo hace un profesional laico en estos días.

Disculpa Cristian, he pasado copias de esta carta electrónica a mis amigos, y he dado permiso para que la compartan con sus amigos y conocidos. He intenten hacerla llegar a las comunidades de base.

La intención es que mi testimonio facilite que las comunidades cristianas obliguen a la Iglesia a un dialogo honesto. Se purifiquen de la lacra anticristiana de los pedofilios. Les den oportunidades a sus pastores y pastoras para practicar sus tendencias sexuales honestamente, pero con sus iguales.

Sin rencor
Jorge Cantellano
Octubre 2011″

N. de la R.: La carta está publicada de manera íntegra y no ha sido intervenida por terceros.

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