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Nacional

9 de Julio de 2012

Precht dice estar dispuesto a “recibir algún tirón de orejas, que Dios me pueda mandar”

El ex vicario de la Solidaridad, el sacerdote Cristián Precht, rompió el silencio mediante una carta dirigida a los miembros de la Vicaría de la Zona Sur, en la que afirmó que está dispuesto a “defenderse” de las acusaciones de abuso sexual, así como a “recibir algún tirón de orejas, que Dios me pueda mandar”. […]

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El ex vicario de la Solidaridad, el sacerdote Cristián Precht, rompió el silencio mediante una carta dirigida a los miembros de la Vicaría de la Zona Sur, en la que afirmó que está dispuesto a “defenderse” de las acusaciones de abuso sexual, así como a “recibir algún tirón de orejas, que Dios me pueda mandar”.

Según el documento, divulgado por El Mercurio, indica que hasta el 5 de julio, no se había facilitado el expediente de la investigación que se le sigue y que este tenía vacíos profundos. “Recibir ese expediente es parte del ‘debido proceso’ que ha tenido otros baches muy notorios y notables, a pesar de la ‘gentileza’ de los investigadores. V gr. (verbi gratia o por la gracia de la palabra) nunca se me interrogó diciéndome el nombre y el cargo de quien lo hacía. Eran preguntas genéricas o respuestas a párrafos sin nombre”.

El sacerdote también se queja de que le pidieran juramento en el sumario administrativo, “cuando por derecho y sentido común, nadie está obligado a acusarse a sí mismo”. Y agregó que “ustedes son testigos que mis investigadores se sintieron autorizados a hablar con la prensa a pesar de lo establecido en el canon 1455 (creo), y por el sentido común, que un investigador no debe hablar de los investigados, en un proceso aún en curso como el mío”.

En su carta, Precht señala también que “si no conozco a cabalidad las acusaciones, mal me puedo defender de ellas. Y esto mismo me quita libertad para hablar con los periodistas, que han sido en general muy respetuosos, cumpliendo su deber de informar, pero con mucho menos sensacionalismo que se habría podido esperar”.

Y cierra:

“Por esta y otras razones, infinita gratitud y afecto, dispuesto con la ayuda de ustedes a defenderme, como Dios manda, y dispuesto también a recibir algún tirón de orejas, que Dios también puede mandar, pero en un proceso que se atenga escrupulosamente a lo que pide la Iglesia y el sentido común”.

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