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13 de Julio de 2012

Testigo de decapitación en Lolol: “Mostró la cabeza como un trofeo”

El sanguinario asesinato de una mujer en Lolol delante de sus hijos tiene conmocionada a la comuna de la VI región. A los macabros detalles sobre la decapitación de la mujer hoy se sumó el testimonio de un testigo del crimen, quien contó que el anticuario levantó la cabeza de la víctima como un trofeo.

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El sanguinario asesinato de una mujer en Lolol delante de sus hijos tiene conmocionada a la comuna de la VI región. A los macabros detalles sobre la decapitación de la mujer hoy se sumó el testimonio de un testigo del crimen, quien contó que el anticuario levantó la cabeza de la víctima como un trofeo.

Mario Bravo, dueño de un restaurante y vecino del anticuario Óscar López Rodríguez, dijo haber visto cuando a la mujer entró a la casa del asesino: “un auto llegó, la señora (la víctima, María José Reyes) se bajó, y caminó un poquito”, declaró según registra Cooperativa.

Según Bravo, Óscar López Rodríguez “era una persona que daba muchas sospechas”.

“Yo seguí atendiendo en el restorán que tengo, y de repente sentí un grito desgarrador de un niño y una niña, que pedían auxilio y llamar a Carabineros, porque le estaban matando a la mamá adentro”, contó.

En ese momento, y delante de Bravo y de los hijos de la mujer (de 15 y 21 años), el anticuario “sale al patio y le corta con un hacha, con un cuchillo”, la cabeza a la mujer.

Luego levanta la cabeza “la toma de pelo y se las muestra (a los hijos); la levantaba como un trofeo”. Según él, el homicida -que fue abatido a balazos por Carabineros- “era muy raro, (tenía) una mirada extraña (y era) una persona que daba muchas sospechas”.

La fiscal que investiga el caso, Carmen Gloria Agurto, dijo que la casa del imputado, donde tenía su anticuario, “está cubierto por una malla que permite una visión parcial del domicilio”.

Por esto, cuando la mujer fue atacada, “sus hijos logran ver algo de aquello desde el exterior, donde la esperaban en un vehículo”. De hecho, “uno de sus hijos, el hijo varón, trató de defenderla, no pudiendo realizarlo por las amenazas del imputado”, explicó la persecutora.

Otro cuerpo

La Brigada de Homicidios de la PDI realiza las diligencias por el hallazgo de la cabeza de una persona en el negocio de antigüedades del comerciante de Lolol, Oscar Segundo López Rodríguez (38 años), quien decapitó a la clienta María José Reyes Moore (46), cuyo crimen tiene conmocionada a la zona.

Los restos humanos quedaron al descubierto luego que la policía efectuara diversas diligencias y revisara las dependencias. La información fue confirmada por la fiscal que lleva el caso, Carmen Gloria Agurto, lo que está derivando en una indagación paralela al asesinato de la mujer.

Cabe precisar que en el interior del inmueble se halló la cabeza en un cajón y en el patio se encontró un cuerpo enterrado, al cual correspondería el cráneo. Entre tanto, la mañana de este viernes personal del Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE) revisará dos pozos en el lugar, ante la eventualidad que exista otro cadáver.

También, se chequean denuncias de personas que se encuentran desaparecidas en la zona. En el domicilio también trabaja un equipo del Labocar, el que realiza diversas pericias.

Centenares de personas de Lolol, situada a unos 130 kilómetros al suroeste de Rancagua, llegaron al lugar y miraban atónitos la labor policial.

Todo se desencadenó el jueves en la tarde, cuando María José Reyes -profesora de educación física- llegó a comprar al local y López le dio muerte para decapitarla con un hacha. Ella era acompañada por dos hijos menores, quienes pidieron ayuda a vecinos y se avisó a Carabineros. El personal llegó y el cabo Felipe González instó al sujeto a entregarse e hizo un disparo al aire. Pero cuando el iracundo hombre se abalanzó para agredirlo, el uniformado le disparó en tres ocasiones y lo mató.

Ahora se trata de establecer la personalidad del anticuario López, “El Hippie”, a quien se le veía a diario movilizado en una bicicleta, donde incluso en una foto publicada por un diario local aparece llevando a su perro sentado atrás. Él recorría las casas de la zona rural en búsqueda de antigüedades para repararlas y venderlas.

En las revisiones al inmueble se hallaron 20 gramos de marihuana, lo que indicaría que era adicto a las drogas. Entre tanto, algunos pobladores manifestaron que el hombre formaba parte de una secta satánica de la zona.

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