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Opinión

13 de Agosto de 2012

“Los colegios van a volver a tomarse”

Eloísa González, la colorina que usted ve en la foto con el puño en alto, es la vocera de la Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios (Aces), que con la marcha de ayer miércoles pretenden resucitar luego de un semestre de inactividad. Luego de trabajar durante un ese en organizarse, hoy prometen volver a las calles, tomarse colegios y coordinarse con sindicatos de trabajadores. Acá, su líder, cuenta cómo se ha rearticulado el movimiento, la difícil situación de los estudiantes que trabajan y las diferencias que tienen con la Confech. Hoy, por primera vez, asume públicamente su lesbianismo.

Claudio Pizarro
Claudio Pizarro
Por



¿Pasaste o repetiste el año pasado?
-Repetí, no fui a clases normales y perdí el año. Fue una decisión mía. Pude haber disminuido el ritmo de las actividades y haberme enfocado en pasar de curso pero no lo hice. De mi curso fui la única que repitió. Fue difícil por el costo que tiene pero en mi caso fue una decisión que asumimos y enfrentamos como familia.

¿Cómo lo vivieron tus compañeros de la Aces?
-Fue complicado porque la gran mayoría de los chiquillos viene de familias que invierten tiempo, esfuerzo y trabajo para que sus hijos puedan ser educados. No fue fácil enfrentar eso. Fueron miles de alumnos repitentes que perdieron el contacto con sus compañeros, muchos de ellos quedaron condicionales, y tuvieron un costo académico importante en su formación. Algunos, además de implicarse en las movilizaciones, trabajaban.

Un doble costo, entonces…
-Muchos son hijos de obreros, sus papás no cuentan con recursos suficientes para subsistir, y tienen que trabajar. Hay varios que lo hacen en los call center para poder ayudar a sus familias. Han debido equiparar los estudios con el trabajo. No tienen otra. Las familias tampoco. Es una necesidad. Por eso la otra vez nos tomamos el Call Center Conecta porque asumimos que allí había una realidad compartida.

¿Qué tipo de realidad?
-Que las condiciones laborales, de educación y salud son situaciones que comparte un gran segmento de la población. Todos están siendo explotados por igual, cada uno en su espacio. Son trabajadores que se les impide ir al baño, los encierran durante muchas horas y trabajan en condiciones deplorables. Hay mucha gente que no sabe cómo va a financiar la educación de sus hijos si gran parte del financiamiento, el 80 %, viene de parte de ellos mismos.

¿Cuánto ganaron y cuánto perdieron el año pasado con las movilizaciones?
-A ver, de las demandas que teníamos no conseguimos nada, para qué vamos a andar con cosas. Pero las ganancias son estratégicas, en el sentido de pensar hacia el futuro, porque sabemos que no podemos conseguir lo que estamos pidiendo si no hay voluntad y un sistema favorable. La única forma de conseguirlo es a través del crecimiento de los movimientos sociales, que las demandas se compartan en distintos sectores y exista una propuesta alternativa al sistema. Lo que dejó como legado el año pasado es el concepto de que si yo no me movilizo, no consigo nada. La gente se está dando cuenta de que si sale a la calle puede conseguir algo y el gobierno los pesca.

Aunque terminen recibiendo sólo golosinas sin verdaderos cambios estructurales…
-Es algo que analizamos. El exigir un cambio estructural potente nos va dejando ganancias pequeñas o golosinas. Es un tema que está instalado pero que va más allá. Recién estamos analizando ese cuento.

¿Cómo se rearticula un movimiento que permaneció nueve meses con los establecimientos tomados?
-Cuesta. Fueron muchos meses de ir liceo por liceo, conversar con los chiquillos, convencerlos de que fueran de nuevo a las asambleas, alargar las discusiones, asegurarnos que hubieran abogados para cada chiquillo expulsado. En el fondo, este proceso de rearticulación permite darles también seguridad y un colchón que los proteja. Eso se hizo el primer semestre del 2012.

Y el segundo semestre, ¿cómo se viene?
-Se viene fuerte, lo dijimos hace tiempo, los colegios van a volver a tomarse. Hubo mucho desgaste, y no porque la situación interna de los liceos esté en perfectas condiciones, sino porque la crisis en la educación es de tal magnitud que es imposible no pensar en exigir una mejoría de las condiciones. Educarse es un proceso que está siendo demasiado difícil y que las familias están teniendo que asumir.

Pero la semana pasada hubo dos tomas y duraron menos que un candy…
-Lo que pasa es que se está actuando de la misma forma que en agosto del año pasado, mediante la represión dura que intenta sofocar los movimientos. Esa es la visión que se tiene, ahí se evidencia que hay un gobierno y una clase política que no esta ni ahí con solucionar el conflicto.

De hecho se tomaron la sede de la Udi a propósito de la Ley Hinzpeter…
-Imagínate que ni siquiera con necesidad de la ley Hinzpeter tenemos a un dirigente social, Lautaro Guanca, condenado a 5 años de cárcel por un supuesto maltrato a Carabineros que, en realidad, fue por movilizarse. Eso te da la razón que la institucionalidad política es insensible porque tenemos un dirigente que se está postulando a alcalde y lo están condenando por querer cambiar las cosas. No todo puede girar en torno a la represión.

Y la solución crees que pasa por las tomas…
-La solución no pueden ser sólo tomas, tienen que ser métodos de lucha que sean capaces de unificar fuerzas, que los liceos sean abiertos a la comunidad territorial, a los trabajadores, a los pobladores, que sean espacios de confluencia y organización. Si no son tomas, a lo mejor serán paros culturales que involucran a toda la comunidad educativa. Si hay que marchar, que los sindicatos salgan a marchar con nosotros. Esa es mi visión de cómo tienen que ser los métodos de lucha.

“NI BACHELET, NI CAMILA”
¿Qué edad tienes?

-El 28 de octubre cumplo 18 años.

¿Vas a votar?
-Podría pero, independiente de la inscripción automática y el voto voluntario, sigue habiendo esa concepción que el voto no representa lo que que queremos expresar.

¿Por qué?
-Porque el voto históricamente en Chile nunca ha sido un símbolo de democracia real y participación ciudadana. Hay que pensar que las mujeres obtuvieron su derecho a voto muy tarde y fue por conveniencia política. Al final fueron los grupos más aristocráticos y conservadores los que se vieron beneficiados. El voto nunca se ha dado para establecer un reordenamiento político, al contrario, ayuda a mantener el modelo.

¿Y si Camila Vallejo fuera candidata?
-La Camila no es representativa del sentir colectivo de los estudiantes. Ella fue electa vocera del Confech el año pasado, pero no representaba al conjunto del movimiento estudiantil. De hecho hay muchas diferencias políticas con ella que hasta el día de hoy se critican. El año pasado, por ejemplo, la pifiaron en un escenario. A ese nivel. Confiar en personalidades que participaron en movimientos sociales no significa que estén representando realmente un proyecto popular.

No me has contestado la pregunta…
-Yo creo que Camila va ser candidata. Ella ha tenido un avance importante y es considerada a nivel público como un referente político y eso el PC lo va a aprovechar. Hablando desde la institucionalidad política actual, es preferible tener un diputado, un alcalde o un presidente que sea más cercano al pensamiento de nosotros, pero eso no implica que se cometan los mismos errores de siempre.

¿Cuáles?
-Hace poco, cuando salió el estudio de la Contraloría sobre la malversación de fondos de la subvención escolar preferencial, habían candidatos a alcaldes del partido comunista metidos. Eso nos hace pensar que, independiente del candidato, o lo que diga, va a ser imposible hacer un cambio profundo bajo la institucionalidad actual. Hay alcaldes que son de izquierda y tenemos los colegios pa la cagá.

No votarías por ella, entonces.
-No votaría, no es algo que me interesa como construcción de futuro.

Ni siquiera para sacar a Piñera…
-No hay mucha motivación porque para sacarlo no es necesario que votemos los jóvenes. Tampoco queremos a la Bachelet de nuevo. A Golborne menos. Ni siquiera a los candidatos del PC. Más allá del candidato, en sí, lo que no nos convence es el hecho de que el sistema esté funcionando en torno a personalidades dentro de una misma institucionalidad. Nosotros descubrimos que donde se generan las participaciones y discusiones políticas es al interior de organizaciones populares.

¿Cómo se genera el cambio desde ahí?
-Es bien complejo porque primero tiene que existir un proceso de regeneración del tejido social. Que no sólo los estudiantes se movilicen sino también los trabajadores. Que los pobladores comiencen a organizarse en sus comunas para tener un control sobre sus territorios, que las decisiones sean colectivas. Si se concreta esa rearticulación puede nacer una propuesta alternativa al sistema.

¿Cómo te defines políticamente?
-No tengo una definición clara como para decirte soy marxista, leninista o anarquista. No me defino por una determinada ideología política pero sí como parte de la lucha de los movimientos sociales, la lucha por la liberación de los pueblos. En ese sentido va a ser necesario retomar ideologías que quedaron sepultadas después de la dictadura. Eso lo va ir viendo el movimiento de acuerdo a los contextos y necesidades.

¿Qué posturas ideológicas aparecen en las asambleas de secundarios?
-Hay compañeros que se definen como anarquistas, marxistas-leninistas, trostkystas y algunos, como yo, que están en proceso de reflexión y descubrimiento. En las asambleas hay de todo. Lo único que difícilmente te encuentras son militantes de partidos políticos tradicionales.

¿No hay juventudes del PS, por ejemplo?
-Sí hay, pero la incidencia que tienen en el movimiento secundario es casi nula. De hecho, los partidos políticos tradicionales están obsoletos dentro del mundo de los estudiantes secundarios.

¿También la Jota?
-La Cones es de la Jota y el PRO, pero serán dos liceos que participan en esa instancia. Por eso digo que no hay convocatorias de partidos tradicionales pero sí militancia en frentes sociales. Lo que tampoco impide que se den discusiones políticas respecto al tipo de sociedad que queremos. Hace mucho tiempo que dejamos la lucha reivindicativa y pasamos a una lucha por cambiar el sistema.

Si las asambleas de la Confech eran difíciles me imagino que las de ustedes son aún más complejas….
-He asistido a los Confech, uno se ríe porque las discusiones son más desordenadas que las asambleas que tenemos nosotros. Ese fenómeno creo que se da por las características de cada generación. Nuestra generación es mucho más politizada que la de los universitarios actuales.

¿Por qué?
-Gabriel Salazar, por ejemplo, me lo he topado en varios foros y sostiene que hoy en día los secundarios son el vivo ejemplo de la no militancia y que casi no tienen relación con ideologías políticas. Y eso no es así. La gran mayoría ha estudiado. Las consignas históricas del movimiento estudiantil no han nacido de la nada, sino que responden a visiones de un tipo de sociedad. Nosotros planteamos esa situación desde el año pasado.

¿No comulgas, entonces, con la visión de Salazar?
-Por la experiencia que tengo, no.

“SOY LESBIANA”
¿Te gusta la lectura?

-Mucho… ahora estoy leyendo para el colegio El Extranjero, de Albert Camus. Leo mucha literatura de ese tipo.

¿Te gusta el existencialismo?
-Sí, he leído también a Milan Kundera, La Insoportable levedad del ser. También me gusta mucho la poesía, Roque Dalton es uno de mis poetas favoritos. Y libros políticos también. De estudio…

¿Qué has leído?
-Cuando era chica, intenté leer El capital pero me costó entenderlo porque no manejaba conceptos básicos. He leído a Samuelson que es uno de los referentes más importantes del capitalismo, lo hago porque me interesa saber de economía política. También he leído a algunos autores que tienen una visión marxista sobre la economía.

¿Tus amigos también han leído a Marx?
-Mis compañeros se autoeducan, no sólo leen a Marx y Lenin, sino también a Bakunin. Hacemos lecturas críticas, no se trata sólo de leer y consumir.

¿Tienes una lectura crítica del marxismo?
-Creo que el marxismo no puede ser esencialista, absoluto en el análisis sin tener un correlato con el contexto existente. No puede ser tan estructurado y que ese mismo análisis sea igual para todas las cosas. Tiene que estar inserto en la realidad y que sea capaz de adaptarse a la teoría.

¿Te han ofrecido militancia en la Jota?
-El 2008 participé en las movilizaciones y uno de los dirigentes de mi liceo era de la Jota. Me ofrecieron militancia, los autónomos también, pero ninguno me convenció.

Colorina y jotosa, hubieras matado…
-No, porque mi visión sobre los partidos tradicionales y algunas políticas que ha tenido la Jota en torno al movimiento no me han gustado. Me incomoda la Jota porque no es capaz de disputar un mismo espacio.

¿Son más hegemónicos?
-Claro, quieren hegemonizar los espacios y no generar conducción. Por ejemplo, en la Aces del 2010 participaban jotosos, socialistas, distintos piños. Me acuerdo que hubo una discusión en torno al petitorio, algunos planteaban demandas estructurales y otros más reivindicativas. Cuando no hubo consenso, los cabros de los partidos tradicionales se fueron y armaron otra asamblea. Eso no me parece.

¿Ves televisión?
-Sí, me gustan los monitos animados…

¿Qué impresión tienen de la tele los secundarios?
-Son críticos, de ahí viene la consigna “apaga la tele”. No es que dejen de ver televisión pero sí son críticos con los programas de la televisión pública como los matinales. Si vemos estos programas, nos da como vergüenza ajena porque son patéticos.

¿Qué es lo mas patético que has visto en el último tiempo?
-Las últimas series que han salido como “Dama y Obrero”. Están tomando mucho eso del proletario y la cabra cuica que se enamoran. A nosotros nos parece chistoso porque no corresponde a una realidad determinada. Es demasiado ficticio, un mundillo creado por los medios de comunicación masivos que buscan redefinir la realidad y adaptarla a lo que se quiere transmitir. No permite mostrar la verdadera cara de lo que está pasando…

¿Y qué piensas de “Soltera otra vez” y esa imagen de mujer esclavizada por el amor?
-Es la imagen de mujer que se vende, que tiene que encontrar una pareja ideal, tener hijos, trabajar.

Una mujer productiva…
-No sólo eso, no basta que trabaje sino que tiene que tener marido y también hijos. Son los roles que supuestamente tenemos que cumplir en la sociedad y que no se condicen con la realidad. Dentro de las mismas asambleas nuestras las relaciones humanas son distintas.

¿En qué sentido?
-No existe ese estigma de que la mujer sirva para esto y el hombre para esto otro. En la comisión de seguridad, por ejemplo, participan también mujeres, compañeras lesbianas y gay. No hay exclusión. Nos consideramos todos iguales.

¿Han discutido sobre la ley antidiscriminación?
-En las mismas asambleas hay cabros que son homosexuales, yo soy lesbiana ponte tú, y me ha tocado fuerte, pero creemos que la única forma de transformar ese estigma es mediante un nuevo tipo de relaciones sociales entre las personas.

¿Cómo viviste la coyuntura del caso Zamudio?
-La discriminación no sólo pasa porque lleguen a matar a chicos gay o lesbianas. La discriminación pasa por que no es aceptada la homosexualidad en la sociedad y sólo se toca el tema ahora porque existe un mercado gay que invierte, compra y les conviene integrarlos.

De hecho, Piñera lo hizo en su campaña…
-Por supuesto, y Beyer participó en la marcha de la diversidad sexual. Para mí eso es contradictorio porque habla de igualdad de condiciones por el tema de la sexualidad, pero qué pasa en los liceos con los estudiantes que son discriminados por ser más pobres.

¿Qué te parece que no existan líderes reconocidamente homosexuales?
-Hay excepciones como Cristian Cuevas que es dirigente, obrero, proletario y homosexual. Qué más contradictorio con los esquemas tradicionales.

¿Salen más rápido del clóset hoy los jóvenes?
-Hay una mayor aceptación entre los jóvenes pero al interior de los colegios todavía se criminaliza la homosexualidad. En el liceo Paula Jara Quemada echaron a dos dirigentas que eran lesbianas. Una doble discriminación.

¿Y qué te parece lo que sucedió en el motel de calle Marín?
-Na po, es algo inserto en la sociedad, una visión que está presente, un tema cultural, no pasa por implementar más leyes sino profundos cambios en la mentalidad de la sociedad chilena. Cambios que se dan precisamente cuando irrumpen los movimientos sociales o estudiantiles.

¿Se echa de menos la educación sexual en los liceos?
-Urge mucho tener educación sexual porque no hay políticas de autocuidado, tampoco se discuten las discriminaciones al interior de los establecimientos en cuanto a orientaciones sexuales. Y cuando no se discute se transforma en un tema tabú y da espacio para que se discrimine.

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