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LA CALLE

20 de Agosto de 2012

El gato que yo amo sabe que lo amo

Una gata que somete a su gato. Un humano que pasa de tirarle piedritas a un gato a limpiarle el vómito de la alfombra. Una abuela que le da Activia a su gato (y le funciona!). Una gata con la mitad de la cola, otra que dice guau, un gato transexual, muchos gatos, muchos gatos, muchos gatos y éstas son sus historias.

Por

Mi gato come Activia para cagar

Luquitas llegó a mi casa hace cinco años. Lo encontramos un día de lluvia, todo mojado, escondido en la rueda de un auto y con señales de haber sido golpeado. Estaba asustado el pobrecito. Yo no quería mascotas, porque hace poco había muerto la Pelusa, la gata que me acompañó por más de 15 años. Pero en las condiciones en que estaba Luquitas, no podíamos dejarlo botado. Lo llevamos con mi hija y mi nieta a la casa y es como si desde siempre hubiese sido de allá. Se acomodó altiro en mi cama. Pero tenía esa cosa de los gatos maltratados, como que rechazaba el contacto humano. A las pocas semanas empezamos a notar que le costaba ir al baño a hacer caca. Tenía estitiquez. Había que sacarle la caca con la mano para que no se trancara. Lo llevamos a todos los veterinarios buscando un remedio, pero nada de lo que le dieron le hizo efecto. Hasta que un día se nos ocurrió, viendo los reclames en la tele, darle Activia. Si le hacía efecto a las mujeres, por qué no a un gato. Así que le compramos uno para probar. Y le encantó. Se hizo fanático. Y ahora caga de manera normal. De hace un año y medio pide sagradamente todo los día su activia sabor ciruela. Tiene que ser sabor ese sino no come el patudo. (Orlanda Jara)

Mis gatos sadomaso


Yo tengo dos gatos. Uno flaco, cola quebrada, que era así como el macho omega: no follaba con nadie y no lo dejaban comer. Por eso era flaco y sumiso. Lo llevé a mi casa con la esperanza de que alfarizace junto a la pussy cat más rica pa` que se desquitara.
En mi casa le dió cagadera mil y cuasi prolapso. Veterinario malo. Pastillas para la cagadera. Gato omega neurológicamente intoxicado. Perdida función motora, pesudo muerte, lágrimas y culpa. Veterinario bueno. Suspensión de medicamentos, gato omega mejora pero con leve daño motor, soplo al corazón y coquitos chicos. Gata frustrada se esterilizó para que follasen sin descendencia y sin decencia. Gato omega asexuado y pacífico. Gata esterilizada alocada. Gato asexuado duerme en las faldas de la gente. Gata alocada trepa árboles y toma rol macho alfa. Somete a asexuado y exige pago de impuestos cat champion. Gato asexuado cede y ronronea. Se estaciona bajo la chimenea cuando quiere estar solo. Gata alocada siempre se roba la película. Ojos celestes y expresivos esconden frustración sexual y matonería animal. Pero igual duermen juntos. Típica relación sadomasoquista (Rodrigo Ramírez)

Malo y yo

Malo -Malín, Sufus, Pavo, Bobo- llegó a mi casa como los hombres llegamos a muchas partes: persiguiendo un culo. El culo de mi gata Gala (María). Y trate que trate él de hacer lo suyo y yo, celoso, trate que trate de pegarle una pedrada con una onda, David disparándole a un Goliatcito de cuatro patas, semisiamés, caresueño, feo como él solo que se cagaba de risa de mi mala puntería jua jua jua, miau miau miau grrrmiau. Al otro día, en venganza, meaba mi casa. Meaba mi ropa. Meaba mi gata hasta que no. Gala murió -de pena y puta que me da pena-. Yo tenía comida, Malo hambre. Yo estaba triste, Malo seguía con hambre. Yo dejé de dispararle, Malo dejaba de tener hambre comiéndose las pepitas de Gala. A ella la enterré en el patio, él me acompañó. Esta mañana, más de seis meses después de que orinó mi casa por primera vez, limpié su vomito sobre la alfombra y pensé preocupado pobre gatito Malo, ojalá que no tenga nada grave. (Miguel Ángel Devia)

Pelusa, la gata que ladra

Y bueh. La pelusa llegó hace 7 años a mi casa. En realidad no llegó, me la robé. Es posera, vegetariana, dice “guau”, ama las castañas y las humitas, pesa 8 kilos, salta como conejo y le tiene pánico a los ratones. Es torta igual que a su dueña. Y, aunque es un poco rara, es la gata torta más linda del mundo. (Yasmed Aravena)

Ula-ulo

Caminaba por la calle cuando oí un sonido que venía de una alcantarilla. Algún mal nacido había tirado un gato a morir ahí. Como pude, lo saqué y me lo llevé a la casa. Tenía la duda si era macho o hembra así es que lo llevé donde una viejuja que colecciona animales. Me dijo, con toda propiedad, que era hembra y que debía esperar unos meses antes de operarla. Le pusimos ‘Ula’ y vivió sus primeros meses bajo ese nombre. Hasta que un día, mientras se lavaba, tuvo un arranque de virilidad que no dejó dudas sobre su sexo. Fue casi como tener un gato transexual. Hoy se llama Ulo. (Cristián Pino)

Pepa, la gata comeguagua

Estaba siempre acostumbrada a gatos amorosos, juguetones, de estos que todo lo que yo comía, ellos lo querían comer y, compartíamos y voladas shuer logas, hasta que llegó la Pepa. Tiene un carácter súper marcado. La weona es PAJERA RUDA, así con todas sus letras: no pesca nada, lo único que le importa es su alimento (tener ever lleno su plato), mira a todos con cara de paja inmensa -o de penca-, no rronrronea, no dice meow, a veces pienso que es media muda pero la apreto un poco y le sale una wea así como del alma que es : “mia …”

pd: Le gustan las guagüitas. Pero sólo las rosadas. (Brenda Berger)

La Gordis

Casi todos los gatos de nuestra casa han sido excelentes cazadores. Nos han traído pájaros, conejitos y hasta murciélagos. Todos. Todos salvo la Gordis. La Gordis -lo dice su nombre- era una gata obesa y además peluda, como una alfombra con patas. Era tan “benigna” que su gran caza eran los elásticos de billete, que nos traía como ofrenda haciendo un gran escándalo. Luego descubrimos que los escondía y hacía como que los cazaba de nuevo. Era una gata rara y especial. Tanto así, que a mi mami la ponía nerviosa cuando la miraba porque la encontraba demasiado “humana”. (Irene del Real)

La gata Joy

Mi gata Joy es mestiza (¡3 gatos en uno!), pelo corto, ojos verdes, suave y cariñosa. La encontré en una casa abandonada al lado de un restaurante chino a mediados del 2010, cuando tenia como 3 meses y maullaba mucho. Se ganó su nombre porque cuando me la llevé a mi casa acurrucada en mi polerón, tiritaba de una manera que me recordaba a un joystick, pero siempre le decimos Joy (Paula Peralta)

Meado de gato

Gaspar mi gato, alguna vez se tapó… si, se tapó. Según el veterinario tuvo algo así como “cálculos gatunos” que no lo dejaban hacer pipí. Le tuvieron que poner sonda, así como a los viejitos. Lo malo es que no tenía la bolsa recolectora de orina así que iba repartiendo pipí por todos lados. El veterinario dijo “pongámosle un pañal de guagua”. Parecía la solución, hasta que el veterinario llego con pañales de recién nacido que le quedaban como colaless a mi gato obeso. (Cata Barja)

Matita maraca


Mi gata es la mas califa del mundo: esperamos a los 6 meses para operarla, la llevamos al veterinario y estaba preñada, tuvo a los gatinis, esperamos que se recuperara y en la cuarentena volvió a quedar preñada. Todos nos molestaban porque la Matita era maraca. Después quedó preñada por tercera vez. Ahí decidimos correr el riesgo y que abortara con toda la vergüenza de tener una gata buena pa`l cuatro letras gatuno. (Pía Mena)

KityMolly

KittyMolly tiene 13 años de persona, 68 de gato. Kitty, por la ternura: ronronera y cariñosa. Como era cuando tenía dos años. Molly lo asocio a su verdadera personalidad. Poco a poco fue demostrando su altanería: se colgaba como garrapata de la espalda del perro vecino, ya no silenciaba los silbidos con su patita sin uña y rasguñaba a todos. Se convirtió en una especie de señor de la querencia de los gatos. Pasaron los años, sus hijos no superaron los 30 y KittyMolly ahora es sólo Kitty que pasea por el tejado, siempre sola, guardando distancia de los otros.
(Madeleine Serey)

Nikky, Kylie, Kitty, Kiki, Kavod


La pregunta es: “¿Cómo fue que llegué a tener cinco gatos y todos con k en sus nombres?” Primero: una gatita de dos meses. Mi amigui colita de ese tiempo dijo que: “Ay, es topísima, tiene que tener nombre de diva: Mariah, Kylie, Madonna una cosa así”. Me quedé con Kylie. Un viernes, tomando con una amiga, media borrachina, me dice: “Oye mira lo que me encontré ( así como el tema de la medallita). Y lo que se había encontrado era otra bola de pelos, de no más de un mes y medio. La amé, la tapé, seguí tomando, me fui a bailar, se me olvidó el gato, hasta que mi mamá entra a la pieza -hedionda a cantina- y encuentra un bultito que le decía ñaaauuu y se le deshizo el corazón. Se llamó Kiki. Después llegó Kitty, de dos meses, en un día de lluvia llora que llora en la entrada del jardín. Después después llegó mi favorita, Kavod (digan Vodkavodkavodkavodka). Y el ùltimo de los ùltimos fue Nikky, la más regalona, la única que te da besos al despertar y cada vez que ella considera que te lo mereces. (Laura Escobar)

La señora K

Esta foto fue una de las primeras veces que K se acercó a mi pieza. Hace tres meses rondaba por mi patio comiéndose la comida de mi otra gata. Me parecía linda y me acercaba a hacerle cariño pero ella salía corriendo muerta de miedo. Fui paciente.La llamaba, nos quedábamos mirando por varios minutos y, al menor movimiento, salía corriendo. Pero por mucho tiempo seguía en mi patio y hasta tuvo gatitos en el entretecho y, después de que cuidé y regalé a sus gatitos, me dejó hacerle cariño. Ahora es mía. Ah. Y mi primo le puso K porque se parece a Kirchner. (Josefa Campos)

Charanga y Waiquipán

Por asuntos de estudio, mi polola y yo decidimos arrendar una pieza en el centro de Valpo, cerca de la Cato. Al cabo de tres días en ese lugar, más o menos a las tres de la mañana, empezamos a sentir unos ruidos que venían de debajo de la cama. Era un ratón. Decidimos tener gatito y le pusimos Charanga por el instrumento que tocaba su dueña.
Al segundo gato lo encontramos mientras caminábamos por la calle y casi lo atropellaban. Le pusimos Waikipán por lo chorizo.

La gata que enloqueció de amorssss

Ella observa silenciosamente al rey de la casa, Harvey. Desde su llegada, al tierno año de vida, Chicuela se enamoró del joven gato. Pero el amor fue imposible. Despechada, la pequeña buscó el consuelo con el gato del frente, con quien tuvo 4 gatitos. De ellos, sólo uno se ha quedado con ella: Giolito (no sale en la foto). La madre le gruñe a su hijo cada vez que su cola se le atraviesa, pues es la prueba viviente de su historia de desamor. Hoy vive resignada. Sin embargo, de vez en cuando, silenciosamente, ella lo mira sin que él lo note…(Romina)

Camila y Tomás

El gato blanco anaranjado es Tomás. Llegó tan guagua que había que limpiarle hasta el poto. Al crecer fue convirtiéndose en un desastre con patas porque le encantaba escaparse al techo del departamento del frente. Lo castramos antes de que pudiera disfrutar por lo menos una. Esta foto es de mi cama hace mas menos un mes y estaba durmiendo conmigo antes de irme a turno. Como su mamá está pololeando lo pesca poco y viene a dormir conmigo. Chiqui es distinta. El año pasado bajó de peso tan rápido que tuvimos que llamar al veterinario. Tiene leucemia. Está con tratamiento, comidas especiales y quedó ciega. A cambio, llora todo lo que quiere. Es la gata abuela-guagua más regalona de la casa y consigue todo a punta de llanto.

Chiki, la gata averiada

Chiki se autoinvitó a vivir a la casa. Tiene amiguis -Frida, Wiwi, Dada, Bebé, Cucho Edwards- y está sobrealimentada (le cuelga la guata y todo). Pero su vida no es perfecta. Es, más bien, perfecta averiada: no tiene la punta de la cola porque una vez se cerró la puerta con el viento, una vez la encontramos con un fierro atravesado en la pata. Haciendo cuentas: su cola está mocha, su pata tiene forma rara y tiene la media wata. Onda: come-caga-duerme. Pero es feliz y quiero puro comer asado (Brrnardita Moreno)

Gato Turnio

Su nombre original es Niña (sí, súper fome), con el que se vino viajando desde Iquique hasta la sexta región, donde fue llamada Puchu. Ahora ya tiene 14 añitos en casa y es la mas regalona, fundida y casera del mundo. Le teme a los gatos machos que en el mes de Agosto la acosan, hay que hacerle compañía para pasear y así no ser acorralada ni violentada por tanto gato salvaje que la rodea en el gran patio de la casa de campo (Camila Vidal)

Albita, la gata tuerta y colocolina


La Albita, llego de 4 meses a la casa. Se llama Alba, por que es colocolina. Cuando recién nació fue tan maltratada que cuando llego a las manos de la persona que la recogió llego con sus dos ojos malos y solo pudieron salvarle uno. Ahora, desde que nosotros la adoptamos es la reina, ella decide cuando se duerme, se come y la temperatura de la estufa.

Pucha que quiero a mi gato flaite

Mi gato se llama Carloto y tiene un aspecto súper flaite. Es el típico gato callejero, siempre tiene pelones y arañazos. Es flaite y mochero, pero es muuuuuy tierno. Cuando llegó nos dijeron que era gata, así que pasó los primeros 6 meses de vida llamándose Carlota. Ahora último, he cachado que tener gatos está de moda. Más que eso, la raza de gato que tengas demuestra cierto estatus. Lo cual me juega en contra, ya que Carloto me baja el pelo. Pero pucha que quiero a mi gato flaite.

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