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Opinión

20 de Agosto de 2012

Gato Juanito: “Creo que los neonazis necesitan tanto amor como los gays”

De entre todas las cosas que no le gustaban a Fernando Ortiz, hay dos que llegaron a convertirse en lo más importante de su vida. Los gatos. “Me cargan los gatos”, dice quien ha sido el gato más famoso de Chile desde que apareció el programa de televisión ochentero Cachureos. Dios. No le gustaba escuchar […]

Camila Gutiérrez
Camila Gutiérrez
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De entre todas las cosas que no le gustaban a Fernando Ortiz, hay dos que llegaron a convertirse en lo más importante de su vida.

Los gatos.

“Me cargan los gatos”, dice quien ha sido el gato más famoso de Chile desde que apareció el programa de televisión ochentero Cachureos.

Dios.

No le gustaba escuchar hablar de Dios -menos del Dios de los evangélicos- y ya lleva un poco más de quince años en la iglesia.

A los gatos llegó por ser actor. A Dios, por todo esto:

-Estaba todo mal en mi vida, no tenía un norte claro y todas mis relaciones estaban quebradas por diferentes motivos. Tenía mala relación con mis papás, tenía mala relación con mis hijos…

-¿Eras conflictivo?

-Yo creo que cuando una persona entra en crisis todas las áreas de la persona entran en crisis. No solamente un área. Es raro eso. Y yo diría que básicamente esa crisis fue porque yo vivía una vida sin sentido. No estaba depre pero mi área económica estaba mal, mi área relacional con la que era mi esposa estaba mal. Yo fui un hombre infiel y eso llevó a que estuviera todo mal.

-¿Te cacharon?

-Sí. no era difícil cacharme. Era muy desenfadado y, como era cara de raja en eso, no me importaba mucho, no valoré suficiente a la Alejandra (Herrera) en un momento determinado.

-¿Crees que si te hubiera ido bien igual habrías tenido ese sin sentido?

-Yo pienso que sí, no más que me habría tardado más en preguntarme para qué estoy viviendo, qué sentido tiene esto, porque yo creo que la gente no puede vivir sin un propósito.

-Como que hay un denominador común en la conversión evangélica: estar en un hoyo y que Dios te saque.

-La verdad no manejo porcentajes o cuántos llegarán de esta manera o cuántos de esta otra, pero sí ocurre. Sí es reconocible. Mi propio caso es así. Yo creo que tiene que ver con el nivel de necedad que tiene uno. Yo fui un tipo tan necio, tan necio, que Dios tuvo que quebrarme. Y una vez que me quebró yo pude primero reconocerlo a él y segundo verme a mi mismo. Valía callampa. Y después viene todo este proceso de decir tengo que cambiar, tengo que salir.

-Te podrías haber hecho budista o hiper católico. ¿Por qué evangélico?

-Busqué otras cosas antes, aunque tampoco lo busqué mucho en realidad. Por ahí, en TVN algunos amigos me sugirieron la metafísica, otros salieron con los ovnis que podían casi abducirme. Y leí metafísica, intenté que me abdujeran los ovnis.

¿De verdad?

-Jajajaja. Es broma. Pero si leí metafísica -Connie Méndez, ésas cosas- y no me hacía sentido. Mi vida estaba suficientemente quebrada para que necesitara algo mucho más profundo. Y después de muchos intentos fallidos en muchas cosas, y pensando ya derechamente en que era momento de tomar una pistola y terminarlo…

-¿En serio? Pensaste en matarte

-O sea no tanto en matarme si no que como era una opción más dentro de las opciones. Onda: ¿Y si la hago? Cuando estaba en ésta fue que Alejandra me compartió que Dios podía cambiar mi vida. Ella ya era evangélica.

-Hay gente a la que le carga cuando su pareja se convierte.

-Yo era ese marido que le cargaba que ella fuera a la iglesia, a las reuniones. Fui eso mucho tiempo. Por eso busqué tantas cosas: para competir y decirle “No es lo único”. Y ya, como rendido y con mi orgullo quebrado, dije: “Bueno”. Con la peor actitud dije: “Bueno ya”. Conocí a Dios y eso de alguna manera cambió mi vida. Aunque al principio no tanto porque, lamentablemente, llegamos a una iglesia en la que eran muy legalistas y entonces con la Ale comenzamos a vivir una doble vida.

-¿De qué forma?

-Cuando tú tienes tanta legalidad, no puedes vivir con libertad. Aparentábamos delante de la gente en general. No sólo de la iglesia. Por ejemplo cuando tú vives una vida religiosa -no una vida verdadera de fe- te es fácil decir: “No, yo no tomo”. Era fácil decirlo pero por dentro era como “me muero por tomarme una cerveza”, cachai. Un poco eso. Y pasamos muchos años así.

-Después te fuiste a una iglesia más relajada.

-Después vino una nueva crisis con la Alejandra, en que nos divorciamos, y ahí caché que ése no era el lugar y, después de esa crisis, lo dejé pero yo sabía que el problema era el lugar, no Dios. Entonces fue que llegué a un organismo misionero porque venía muy triste de mi divorcio con Alejandra y ahí tuve un tiempo de profunda sanidad en mi corazón y en mis emociones.

-A veces escucho a los evangélicos decir: “yo estaba mal, Dios hizo algo en mi y ahora estoy bien”. Suena como demasiado mágico. ¿Cómo es por dentro?

-Pasa que conocer a Dios de verdad es lo más bacán que hay porque Dios es bacán. No es como los hombres. Los hombres somos pencas. Ponemos cargas pesadas sobre los hombros de la gente, somos de juicio tan rápido, ¿cachai?. Somos intolerantes a tantas cosas pero Dios es bacán. Él es bacán de verdad cuando tú empezai a conocerlo. Te pongo un ejemplo: a un chanchito le gusta estar en el barro. La religión lo que hace es encadenar al chanchito a un poste con el charquito de barro cerca pero con una cadena cortita. Entonces ese chanchito puede pasarse la vida limpiecito pero ¿dónde está su corazón?. Su corazón está en el charquito de barro. Eso hace la religión. Pone temor. Pero cuando uno conoce al Dios de amor, te empezai a mover en otra frecuencia. No por temor si no porque tú lo amai a él.

-Pero estar en el marco de una iglesia siempre te exige cosas

-En las tradicionales, sí. Pero hay iglesias bacanes. Yo estoy en una iglesia bacán.

-Pero, por ejemplo, se te exige diezmo o un comportamiento de vida adecuado. Qué se yo, que no pongas el gorro…

-Diezmo no pero, en el fondo, tú estas escogiendo moverte en el marco de una estructura moral porque Dios es moral. Dios no es inmoral. Él es moral. Pero ya que tú pusiste el tema de la infidelidad, te digo: yo fui un gallo súper infiel antes. Súper, súper, súper, infiel. Mi problema más grande eran las mujeres y nunca lo he pasado mejor que en mi monogamia.

-Debe haber sido difícil divorciarse si ibas a una iglesia tan legalista.

-Yo creo que en ese momento sí era duro porque cuando recién me divorcié dije: “Cómo voy a hablar de que Dios cambia la vida si yo mismo no puede ser un modelo de cambio”. Pero hoy no. Hoy es distinto. Estoy casado hace un año y medio, estoy súper enamorado de mi esposa, llevamos una vida hermosa juntos. Me da pena la gente que cree que si te has divorciado no puedes continuar en una iglesia o tener una relación con Dios como si tú fueras un creyente de una categoría menor. Y la verdad no es así porque Dios es amor y no nos movemos por ley, nos movemos por gracia.

-¿Y cómo te sentías en la Marcha por la familia del año pasado? Habías tenido una experiencia familiar poco exitosa, por decirlo así, y estabas allá arriba, en el escenario, proponiendo un modelo familiar…

-Que estoy viviendo. Porque uno puede dar testimonio de lo que está viviendo.

-Dos años atrás no hubieras ido.

-Por supuesto que no porque uno no puede hablar de lo que uno no vive. Bueno, a mi en las redes sociales me hicieron pedazos. Al Pato y a mi nos dieron como caja.

-¿Qué te decian?

-Que yo, que la vida que había tenido con la Alejandra, que yo le había dado una mala vida, que cómo era posible que yo estuviera ahí en la macha de la familia. Me dio tristeza que la gente no llegue a entender que todas las personas cambian. El dicho “el que nace chicharra, muere cantando” no es real. Dios puede cambiar la historia y la cambia. En mi caso ha sido así y la cambió. Ahora pienso que la familia es lo máximo porque yo estoy viviendo en una familia que es bacán.

-Me contabas la otra vez que eras socialista.

-Fui socialista y me siento mucho más de la izquierda que de la derecha, siempre. Soy concertacionista de toda mi vida.

-¿Qué te pasaba con que en la marcha estuviera, por ejemplo, María Angélica Cristi? ¿Preferías comulgar que con los gays que estaban en la vereda de al frente protestando?

-No la vi a ella. Supe después que estuvo, pero ¿qué te hace suponer que yo no estaba con los gays?

-No están incluidos en ese modelo de familia.

-Ellos están incluidos. El punto es que están incluidos como hombres o como mujeres dentro de ese modelo de familia. ¿Tú sabes cómo ve dios a un gay? Lo ve como a un hombre porque él hizo a un hombre. O a una chica lesbiana él la ve como a una mujer porque él hizo, con sus manos, a una mujer. Yo no odio a los gays -como me han dicho en las redes sociales- ni soy un homofóbico para nada. Nosotros tenemos en nuestra iglesia un ministerio en el que trabajamos con travestis en la calle y los amamos, nos dolemos con sus dolores y reconocemos los quebrantos, queremos ayudarlos en la medida de lo que podamos y no los juzgamos para nada. Entonces muchos de los que me criticaron no me conocen. Están sumamente desinformados de quién soy y de por qué estaba ahí. Yo estaba ahí porque yo creo en un modelo. No porque estuviera en contra de alguien, como quisieron hacer creer.

-Si un gay se hace evangélico pero decide seguir siendo gay y ejercer su sexualidad ¿qué piensas?

-Yo lo amaría no más, po. Y trataría de mostrar a un Dios que no lo juzga. Modelar a ese Dios porque la gente no puede ver a Dios. Dios es invisible y nos usa a nosotros, las personas, para mostrar cómo es su amor y cómo es su corazón. Así que no lo juzgaría. Lo amaría pero sí trataría, dentro de ese marco de amor, de hacerle entender. Es difícil corregir, sobre todo cuando tú no has amado a alguien. La corrección sin amor genera rebeldía pero cuando tú has amado a alguien profundamente y después lo corriges, esa corrección encuentra un terreno fértil.

-¿Qué pensaste de que hubiera neonazis en esa marcha?

-Tampoco los vi. Yo estaba arriba del escenario y veía una masa de gente. Creo que es primera noticia que tengo de que estaban: también, porque me dieron tan duro, tendí a desconectarme. Ahora, yo quiero decirte esto: creo que los neonazi necesitan tanto amor como los gays. No necesitan menos. Y si han llegado a ser neonazis es por falta de amor. Es porque se están revelando contra un sistema que no ha valorado tantas cosas que son valorables. ¿Sabís que la mayor necesidad del hombre en el mundo no es de comida?. La mayor necesidad del mundo es de amor.

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