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Cultura

20 de Agosto de 2012

Los fracasos en la taquilla que hoy son películas de culto

Por Lainformacion.com Los productores de Blade Runner nunca imaginaron que aquel largometraje, que fue un relativo fracaso en 1982, se convertiría en una de las películas más influyentes de la historia del cine. Como desvela Juan Tejero en su libro Cult Movies. Las películas de nuestra vida, muchos de los críticos de la época calificaron […]

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Por Lainformacion.com

Los productores de Blade Runner nunca imaginaron que aquel largometraje, que fue un relativo fracaso en 1982, se convertiría en una de las películas más influyentes de la historia del cine.

Como desvela Juan Tejero en su libro Cult Movies. Las películas de nuestra vida, muchos de los críticos de la época calificaron el filme de pretencioso, mientras que otros, más clarividentes, consideraron que la adaptación de la novela de Philip K Dick era una auténtica joya.

El tiempo parece que ha dado la razón a estos últimos. No es el primer ni único caso en el que una cinta recibe el rechazo de la crítica y el público en su fecha de estreno en salas para conseguir el reconocimiento años después.

En algunos casos, como muestra Tejero, la mala recepción de la cinta cercenó la carrera de sus responsables. Ese es el caso de La noche del cazador (1955), la única película como realizador del actor Charles Laughton.

El fracaso comercial fue tan rotundo y el recibimiento crítico en el momento de su estreno fue tan poco entusiasta que la estrella británica nunca volvió a dirigir.

Más curiosa fue la trayectoria de The Rocky Horror Picture Show (1975), una de las películas más bizarras de la Historia. Esta mezcla de musical, película de terror y comedia fue un verdadero fiasco cuando llegó a las salas por primera vez.

Sin embargo, sus responsables tuvieron la gran idea de colocarla en las sesiones nocturnas de varios cines. Fue entonces cuando empezó a ganarse un público fiel, que no dudaba en disfrazarse como los estrambóticos personajes y recitar al pie de la letra los diálogos.

Cult movies nos descubre también como algunos clásicos que hoy consideramos esenciales, como Ciudadano Kane (1940) o ¡Qué bello es vivir! (1946), no siempre gozaron del respaldo que tienen en la actualidad.

La obra maestra de Orson Welles fue recibida con buenas críticas por parte de la prensa especializada, que supo valorar las innovaciones del largometraje.

Sin embargo, el boicot de las cabeceras pertenecientes a William Randolph Hearst, que se sintió dolido por las evidentes referencias a su vida, y una cierta incomprensión de gran parte del público convirtieron a la película en un fracaso de taquilla.

La Academia de Hollywood, por su parte, se limitó a premiar con un Óscar el magnífico guion escrito por Welles y Herman Mankiewicz. Tendrían que pasar años para que Cahiers du Cinéma, la revista más prestigiosa sobre el séptimo arte, la coronara como la mejor película del cine.

Tampoco tuvo mucha suerte en su estreno ¡Qué bello es vivir! (1946), una cinta esencial para cualquier Navidad.

Como nos descubre Tejero, la crítica consideró el largometraje como otra película de buenas intenciones de su director, Frank Capra. El fracaso económico precipitó, además, la caída de Liberty Films, la productora del cineasta.

Otro hito de la comedia como La fiera de mi niña (1938) tampoco causó una gran impresión entre la crítica y el público de los años 30, aunque hoy sea considerada un clásico incontestable.

Quizá la historia de una joven rica y un sabio que se meten en mil líos fue considerada demasiado avanzada para la época. La cinta, además, consolidó la fama de su protagonista, Katharine Hepburn, como veneno para la taquilla.

La actriz rompería su mala racha con Historias de Filadelfia (1940), una comedia donde volvería a trabajar con el gran Cary Grant.

Son solo algunos ejemplos de los muchos que incluye Cult movies. Las películas de nuestra vida, un libro que demuestra que los clásicos de culto no nacen, sino que se hacen con el paso del tiempo.

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