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Nacional

6 de Septiembre de 2012

Carlos Alarcón: el estudiante tras el Compendio Cones que sorprendió a Harald Beyer

Carlos Alarcón (17 años) es el coordinador del equipo de estudiantes del Instituto Nacional que redactó el Compendio Cones. Repitente con promedio 6,4 el 2011, en el último tiempo se ha dedicado a recorrer universidades y escuelas para explicarle a otros estudiantes el documento de 33 páginas donde además de demandar, proponen las soluciones que estiman convenientes para arreglar la crisis educacional secundaria. Soluciones que craneó en su cabeza, que han sido catalogadas de “brillante teóricamente” por varios expertos en educación y que el mismo Beyer escuchó en su despachó del Mineduc hace pocas semanas.

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Carlos Alarcón era el único estudiante sin cargo de dirigente en la Cones que subió hasta el gabinete del ministro de Educación el 27 de agosto pasado. Pero era vital que estuviera. Repitente de segundo medio el año pasado con un promedio 6,4 es el asesor y encargado del equipo que construyó el Compendio Cones, el documento que presentó esa organización de estudiantes secundarios que le dio chance de discutir por algunos minutos con Harald Beyer en esa inesperada reunión entre secundarios y el ministro en el séptimo piso del Mineduc.

Discutir, dice, porque a pesar de saber que el gobierno defiende con uñas y dientes el financiamiento compartido, nunca pensó que el titular de Educación desconociera estudios que él mismo citó en el compendio para argumentar por qué en ese elemento está el origen de la segregación de la educación -y de la sociedad conjunta- de este país.

“Sabíamos que el gobierno defendía esto, pero no al nivel de negarlo. Podíamos esperar una argumentación en contra, pero negar el problema, poner en duda los estudios que demuestran eso me sorprendió personalmente. Si lo puso en duda, me hace ver que para él el financiamiento compartido es absolutamente legítimo y que por tanto, su consecuencia, que es la segregación escolar, no es algo que sea importante”, dice minutos después de comerse dos italianos en un local cercano a la FAU de la Universidad de Chile, donde se lo habló todo en un foro frente a universitarios explicando su documento.

A eso se ha dedicado Carlos prácticamente todo el último mes, recorriendo universidades y escuelas para explicar las soluciones que junto a otros cinco compañeros redactaron y comprimieron en un documento de 33 páginas donde además de demandar, proponen las soluciones que estiman convenientes para arreglar la crisis educacional secundaria. Soluciones que craneó en su cabeza y que el mismo Beyer elogió en el ministerio.

Servicio público

Alarcón dice haber “despertado” en el Instituto Nacional. Ahí, según cuenta, el entorno, sus compañeros y profesores le hicieron ver la realidad educativa del país que antes de llegar al emblemático colegio de Arturo Prat con Alameda nunca había visto.

Antes de ser institutano, Carlos iba en el colegio Santísima Trinidad, de Providencia. Particular subvencionado y católico, salió de ahí buscando un establecimiento mejor para convertirse en un buen profesional. Pero el contexto al que se enfrentó al llegar al Nacional hicieron que cambiara sus prioridades. Pese a que no milita en ningún partido y que no tiene rango de dirigente estudiantil, el año pasado se decidió e integró la comisión política del Instituto Nacional y terminó repitiendo de curso por convicción.

“Yo estaba formado de otra manera. Nunca pensé que iba a estar en esto, pero con la gente que conocí el año pasado quedamos en hacer algo para cambiar el rumbo de lo que se hizo el 2011. Y como me tratan de mateo, me mostré dispuesto a elaborar un proyecto de educación. Comencé a formar este equipo y nos quedábamos en las noches, en la casa de compañeros trabajando, hasta que salió”, explica.

Alarcón dice haberlo hecho por servicio público y porque quizás en sus manos -sin saberlo- podrían estar las soluciones para comenzar a componer el problema. Por eso no le sorprende que varios expertos hayan hablado de un documento “razonable” y hasta de una idea “brillante teóricamente”. Un documento que sigue actualizándose fruto de los espacios en los que ha ido a presentar el Compendio y que pocos saben, está hecho en su mayoría por menores de edad.

De todas formas, no cree que este gobierno se abra a solucionar las cosas como él lo plantea. “El ministro pertenece al gobierno y quizás pueda tener buena disposición, pero los que mandan son los partidos que lo presionan. Él puede estar de acuerdo con varias de las cosas que nosotros planteamos, pero una cosa es eso y otra el gobierno al que pertenece”, argumenta.

Por eso a Carlos no le sorprendió que Libertad y Desarrollo dijera que se notaba que eran niños los que hicieron ese trabajo y que después hicieran “un análisis como de dos páginas donde lo hacían mierda, con la postura de que el Estado no puede garantizar educación de calidad. Así, textual”.

Debate terrorista

El año pasado Carlos fue elegido el mejor orador en la final de un torneo de debate organizado por la Universidad de Los Andes entre colegios municipales, particulares subvencionados y privados. Lo hizo defendiendo una tesis “hinzpeteriana”: Se debe reinstaurar la presunción de terrorismo en los delitos con bomba. Al azar, se apura en aclararlo.

Con esas herramientas, las que ha curtido en la Academia de Debate del Instituto Nacional desde el año pasado, defendió su postura y la del movimiento estudiantil ante Beyer, citando autores y estudios que se contraponen a la visión que el gobierno tiene del conflicto.

“Yo cité un estudio de Valenzuela, Bellei & De los Ríos que es el esencial que se cita para hablar de segregación escolar. También cosas de Educación 2020, por ejemplo. Pero según él, el financiamiento compartido no está relacionado con la segregación. Yo le hablé harto rato y me dio la impresión de que casi que para él no es un problema. Al final me dijo que ese no era el momento para discutir y hasta ahí quedamos”, cuenta.

Aún no tiene claro si quiere ser abogado o médico, aunque reconocer que le gusta debatir, igual que a Beyer. En su casa, su mamá lo reta cuando se pone a defender sus ideas contra las de ella. Sus amigos también se lo recuerdan, pero lo apoyan, al punto que varios de ellos -la mayoría- le pidieron que se postule para ser el próximo presidente del Centro de Alumnos.

A eso ya se decidió. Dice que más que por ambición personal, por un tema de cumplir con deberes, sin filiación política. “Mi vocación de servicio a veces ha ido en contra de mi voluntad. Me cuesta decir que no, pero lo haré por darle continuidad al equipo y buscar lograr algo y tener una función vigilante”, dice.

Por eso, sonríe al preguntarle si le gustaría tener una nueva oportunidad de debatir con el ministro Beyer. Hasta ahora -al cierre de esta edición- no sabe si estará hoy en la entrega de un documento conjunto del movimiento estudiantil en el Mineduc, que podría dar paso a un primer acercamiento del movimiento estudiantil completo con el actual ministro de Educación. De todas formas, no esconde el deseo de volver a discutir con él. “Sería entretenido, pero al revés: que Beyer defienda al movimiento y yo la postura del gobierno. Me dejaría ganar”, dice.

REVISA ACÁ EL COMPENDIO:

Compendio+de+Demandas+y+Propuestas+Estudiantiles+[Versión+Oficial]

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