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Opinión

13 de Septiembre de 2012

TVN, el canal de (casi) todos

Un empresario agrícola de Victoria es denunciado por amenazas de muerte contra otro agricultor de la zona, este último de origen suizo. ¿La razón? El conflicto de tierras con comunidades mapuches y las posiciones encontradas de ambos respecto del tema. Tras su detención y posterior allanamiento a su vivienda, se da con un peligroso arsenal […]

Pedro Cayuqueo
Pedro Cayuqueo
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Un empresario agrícola de Victoria es denunciado por amenazas de muerte contra otro agricultor de la zona, este último de origen suizo. ¿La razón? El conflicto de tierras con comunidades mapuches y las posiciones encontradas de ambos respecto del tema. Tras su detención y posterior allanamiento a su vivienda, se da con un peligroso arsenal de guerra. Diversas armas cortas, fusiles con miras telescópicas, un lanzacohetes LOW, un fusil de asalto M-16, buena cantidad de bombas lacrimógenas y munición como para aprovisionar un destacamento. Formalizado por cinco delitos, entre ellos “tenencia de arma de fuego prohibida”, el empresario queda en libertad, sujeto a leves medidas cautelares.

Pese a estar vinculado al Comando Paramilitar Hernán Trizano (dio hace un par de años una entrevista como vocero de dicho grupo al diario Las Noticias de Victoria, donde -entre otras perlas- amenazaba con “hacer volar por los aires” a los indígenas), nadie menciona la Ley Antiterrorista. Ni los fiscales ni las autoridades. Tampoco se presiona ningún botón de pánico. Ni el ministro Rodrigo Hinzpeter ni el intendente Andrés Molina se pronuncian por el caso. “Hay que dejar que las instituciones funcionen”, señaló una autoridad regional consultada por este periodista. Off the record, por supuesto.

Si el caso hasta aquí ya les parece escandaloso, aún faltaba la guinda de la torta. TVN, informativo nacional del 5 de septiembre. Un despacho en vivo del periodista Álvaro Saavedra da cuenta de la noticia a todo Chile. En ella se informa de la amenaza de muerte, del hallazgo de las armas y de la formalización de cargos. Si se hubiera tratado de una nota radial, ningún problema. Sin embargo se trataba de televisión. Y las imágenes que acompañaban la nota, “los monos” como se conoce en la jerga periodística, poco y nada tenían que ver con el audio de la noticia.

En ellas, donde debía salir un empresario agrícola detenido se mostraba en su lugar a un mapuche. Donde debía aparecer el empresario formalizado se mostraba de nuevo al mapuche. Lo mismo cuando hablaba el oficial de Carabineros a cargo de las indagaciones, en los primeros planos del M-16, en la salida del tribunal, etc. Apuntados por el dedo y acusados de manipular la información, TVN aseguró que se trató de un “lamentable error”. Descoordinaciones entre el switch en Santiago y la sucursal regional del Canal de Todos, explicó a este periodista otro colega de la estación estatal. Los editores estudiarían el caso. De disculpas públicas, ni hablar. Mucho menos de sanciones a los responsables del pastelazo. “Estas cosas pasan, la tevé en vivo tiene sus bemoles”, me aseguró. Off the record, por supuesto.

“Dejar que las instituciones funcionen”. ¿Y si las autoridades hacen lo mismo cada vez que un mapuche es detenido e imputado de algún delito? Por mucho menos que un arsenal de guerra, cada vez que un ciudadano mapuche es llevado ante la justicia –ya sabemos, “detener para investigar” y no al revés- desde el Ministro del Interior al Seremi más rasca emiten a coro declaraciones asegurando la culpabilidad del imputado, aplaudiendo la efectividad de la labor policial y llamando a los jueces a dictar “sentencias ejemplarizadoras”.

Lo hemos visto no una sino cientos de veces. Incluso cuando ni siquiera hay mapuches involucrados. ¿Recuerdan el incendio en Carahue? Lo dudo. Ya ha pasado medio año. Hasta yo lo estoy olvidando. Allí se acusó a mapuches de quemar vivos a siete brigadistas. Y se interpuso, previo a cualquier indagación, una querella por Ley Antiterrorista contra la CAM y “quienes resulten responsables”. El propio Hinzpeter viajó en helicóptero a la zona a interponer la publicitada acción judicial. Pero resultó tratarse de un incendio accidental.

Y originado por lugareños no indígenas. Resulta paradójico el actual silencio de Hinzpeter. Por primera vez se encuentran armas de guerra al sur del Biobío, armas no inscritas, claramente no adecuadas para cazar patos y de parte del principal encargado de la seguridad pública, silencio de grillos. Cri, cri, cri. Perdonen lo mal pensado pero, ¿será porque el empresario de Victoria no era un comunero mapuche?

“Estas cosas pasan”, me dice el colega desde Santiago tratando de explicar la lamentable nota de TVN. Sí, pasan, demasiado a menudo al sur del Biobío. Y no son pastelazos ni errores. “Hablamos de injurias graves con publicidad”, me aclara María Rivera, abogada de la Defensoría Popular. “Lo establecen los artículos 416 y 418 del Código Penal.

El caso amerita claramente una querella”, agrega mientras aguardamos en Iquique un vuelo a Santiago. Es lo que debiera hacer la defensa del ciudadano mapuche Luis Marileo Cariqueo (20 años), víctima del “error” del Canal de Todos. “¿Y la Ley Antidiscriminación, serviría de algo?”, le consulto. “Absolutamente”. “Bien podría ser un primer caso mapuche emblemático”, agrega. De eso se trata, estimados periodistas de TVN.

No solo de desprolijidad y pésimo ejercicio del periodismo. O de “errores”, como los llamaron ustedes fuera de micrófono. Hablamos de un delito grave. Y del quebrantamiento de otra ley en vigencia, aquella promulgada tras el crimen de Daniel Zamudio y condena en Chile de todo acto discriminatorio. ¿O me dirán que dichos “errores” también se cometen para el otro lado? Jamás he visto, por mi parte, a un empresario chileno tratado, erróneamente, como delincuente en televisión. Y si así sucediera, las disculpas públicas y el derecho a réplica operarían ipso facto. También los despidos para los responsables del “error”. Colegas, por más que las malas costumbres persistan en las salas de edición de los noticieros, bueno seria que dijéramos basta.

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