Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Cultura

17 de Octubre de 2012

Gerda Taro: La mujer tras Robert Capa

Para la mayoría el nombre de Capa no es desconocido. Sobre todo después de aquella nefasta película de Hemingway y Gellhorn protagonizada por Clive Owen y Nicole Kidman, y donde el chileno Santiago Cabrera interpreta a un Robert Capa más preocupado de ayudar a Kidman que de sacar fotos. Pero tras el pseudónimo de Robert Capa estuvo también una de las primeras y más valientes fotógrafas de guerra, sin querer opacada por el fotógrafo: Gerda Taro.

Melissa Gutierrez
Melissa Gutierrez
Por

A pesar de su gran talento, la historia de Gerda no se puede contar sin la historia de Endre Friedman, quien luego fuera mundialmente conocido como Robert Capa.

Friedman, nacido en Budapest en 1913 provenía de una familia judía. Para 1931, cuando tenía 17 años, el régimen del almirante Miklós Horthy lideraba Hungría y Friedman fue arrestado por pertenecer a un movimiento estudiantil de izquierda, contrario al Horthy. Luego de una noche en la comisaría, la esposa del Jefe de policía -quien era clienta regular de la sastrería familiar de los Friedman- intercede por la libertad del joven. La condición, eso sí, es que Endre deje el país apenas de los exámenes finales del colegio.

Parte a Berlín donde estudia ciencias políticas y periodismo, ya que quería ser novelista y contar historias. Pero al corto tiempo, sus padres no pueden seguir pagando sus estudios por la crisis económica y debe abandonarlos. También se ve obligado a dejar el país. En 1933 escapa de una Alemania que acababa de elegir a Hitler. Vuelve a su casa, pero pronto parte a París. Ahí, en los míticos cafés de Montparnasse conoce a descatados fotógrafos como David Seymour y Henri Cartier-Bresson.

Pero sin duda a la persona más importante que conoció fue a Gerda Pohorylle, una judía alemana refugiada en Francia. Pronto se enamoraron y se fueron a vivir juntos. Pohorylle había escapado de la persecusión alemana a los movimientos juveniles de izquierda, en los que ella había participado, combatiendo la llegada del nazismo. En 1933 había escapado a Francia.

Ella mecanografiaba los pies de fotos de André, como Endre se hacía llamar y él le enseñó cómo manipular la cámara. Gerda consiguió trabajo en la agencia Alliance Photo, que representaba a Friedman, pero la demanda por sus fotos no era suficiente para mantenerlos. Así que en 1936 se les ocurre inventar un personaje: un glamoroso y exitoso fotógrafo estadounidense llamado Robert Capa. Gerda “insistía a los redactores que les estaba haciendo un enorme favor al darles la oportunidad de comprar el trabajo de aquel esquivo genio”, señala Richard Whelan, historiador cultural independiente, considerado como el gran experto mundial en Capa y autor de Capa, la biografía.

Según Whelan, el apellido Capa lo toman prestado de Frank Capra, director de Sucedió una noche con Claudette Colbert y Clark Gable que en 1934 ganó el Oscar a la mejor película. El experto añade que el nombre Robert estaría tomado de Robert Taylor que en 1936 encarnó al amante de Greta Garbo en Camille.

Si bien en un inicio Gerda se dedica más a colaborar con Friedman, cada vez se dedica más a la fotografía y ambos firman bajo el pseudónimo de Capa. Realizan reportajes juntos y fotografían los mismos escenarios. Sin embargo, prontamente son descubiertos y André se ve obligado a convertirse en Robert Capa. Gerda, por su parte, cambia su apellido a Taro, por el joven artista japonés Taro Okamoto, que por ese entonces vivía en París. Ella, cada vez más reconocida entre sus pares, empieza a firmar con su nombre. También comienzan a aparecer firmas como “Capa & Taro”.

Según señala El País, Taro usaba una Rolleiflex (formato cuadrado) y Capa una Leica (formato rectangular), por lo que hoy es posible distinguir algunas de las fotografías de Gerda adjudicadas erróneamente a Capa.

Como relata el medio español, en febrero de 1936 Gerda consigue su primer carné de prensa y en julio deja su trabajo en Alliance Photo para dedicarse definitivamente a la fotografía profesional. Durante 1936 ambos viajan a España y cubren la Guerra civil española, pero durante 1937 Capa regresa a París mientras Taro se queda en Madrid.

Al igual que Capa, la filosofía de Taro en la fotografía es la de la proximidad. La famosa frase del fotógrafo “si tus fotos no son los suficientemente buenas es porque no estás los suficientemente cerca”, era compartida y seguida por Taro. La diferencia es que en el caso de Gerda, no es una observadora demasiado cercana, sino que pasa a ser protagonista. Como refugiada y con un profundo sentimiento antifascista, si bien nunca militó, mantuvo cercanía con el Partido Obrero Socialista de Alemania, y siguió manteniendo este sentir durante la guerra en España. François Maspero, autor de una biografía de Taro señaló: “todo en ella es política. Su vida, su comportamiento, sus fotos. Política en el sentido más amplio y más justo, que es sentirse concernido por su tiempo. De vivirse como sujeto y no sólo como objeto. Sujeto de la Historia y sujeto de su propia historia”.

En 1937 Gerda ya tiene su propio contrato con la publicación Ce Soir, de orientación comunista y dirigida por el destacado poeta y novelista francés Louis Aragon. Durante su corta carrera fotografió a los huérfanos de la guerra, a los campesinos, a los soldados y mujeres que participaron de la guerra, en Madrid, Córdoba y Barcelona. Su último reportaje, publicado el 22 de julio, fue sobre la batalla de Brunete. Se trató de varias operaciones desarrolladas por los republicanos para frenar a los franquistas entre el 6 y el 25 de julio. Este último día, durante la retirada, Gerda encontraría su trágica muerte.

Mientras la avanzada republicana se replegaba, Gerda iba sobre el estribo de un vehículo que trasladaba heridos. Un súbito estruendo en medio de la confusión la hizo caer, el que la aplastó de la mitad del cuerpo para abajo, destripándola. Fue trasladada inmediatamente al hospital El Goloso en la localidad de El Escorial, pero falleció al día siguiente, a menos de una semana de cumplir los 27. “Capa, que esperaba casarse con ella, nunca llegó a superar del todo aquella desgraciada pérdida”, señala Whelan en la introducción de la autobiografía de Capa, Ligeramente desenfocado.

Robin Stummer, periodista, reportaría en 2008 que su muerte pudo haber sido un atentado por pertenecer al grupo de izquierda que no simpatizaba con Stalin. Sin embargo, en un texto de El País “¡Te has cargado a la francesa!” de 2009 se devela la identidad del joven que manejaba el tanque: Aníbal González. El tanquista no se dio cuenta de lo que había hecho hasta que su amigo Fernando Plaza se lo hizo saber al detenerse más adelante. Así lo cuenta el sobrino de Plaza.

Durante 2007, al cumplirse 70 años de su muerte, el International Center of Photography organizó una gran muestra fotográfica de Taro en Nueva York. Años más tarde, la misma institución organizó una exposición con fotografías inéditas de Robert Capa, Gerda Taro y David Seymour, sobre la Guerra civil española, las que se creían perdidas para siempre.

Notas relacionadas