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Opinión

30 de Octubre de 2012

El Último de los Mohicanos

A los 72 años y víctima de un cáncer ha partido Russell Means, “el indígena norteamericano más influyente del siglo XX”, como lo catalogó Los Angeles Times. Activista, portavoz de los derechos indígenas y actor de Hollywood, en la vida de Means es posible resumir al menos medio siglo de lucha nativa en los EE.UU. […]

Pedro Cayuqueo
Pedro Cayuqueo
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A los 72 años y víctima de un cáncer ha partido Russell Means, “el indígena norteamericano más influyente del siglo XX”, como lo catalogó Los Angeles Times. Activista, portavoz de los derechos indígenas y actor de Hollywood, en la vida de Means es posible resumir al menos medio siglo de lucha nativa en los EE.UU. De origen Oglala Sioux, nació en la Reserva de Pine Ridge, “el Campo de Prisioneros de Guerra N°334” como gustaba llamarlo, una de las zonas más pobres de la Norteamérica piel roja. Allí, en la década del 70’, se gestó el principal levantamiento indígena desde que tropas Sioux, al mando del jefe Crazy Horse, aplastaron al Séptimo de Caballería en Little Big Horn (1876). Me refiero a la ocupación armada de Wounded Knee, ello en 1973, el mayor conflicto armado al interior de Estados Unidos desde la Guerra Civil. La ocupación, liderada por el American Indian Movement (AIM), buscaba denunciar ante el mundo la situación de pobreza y apartheid que afectaba a los indígenas en las tierras del Tío Sam. La respuesta de la Casa Blanca fue un cerco policial y militar que se prolongó por 71 días, dos activistas del AIM acribillados y el inicio de una caza de brujas implacable a cargo del FBI. Leonard Peltier, uno de los líderes del AIM, se encuentra encarcelado desde entonces y es considerado el preso político más antiguo de los EE.UU. Su historia es la que retrata Rage Against The Machine en el videoclip de “Freedom”.

Russell Means fue uno de los portavoces de Wounded Knee. Por ello fue acusado de robo, asalto y conspiración contra los EE.UU. Tras un largo juicio federal resultaría absuelto. Numerosas organizaciones y personalidades le manifestarían su respaldo. Uno de ellos fue Marlon Brando, quien no asistió a la ceremonia de los Oscar en 1973, donde se lo premió por su trabajo en “El Padrino”. Para denunciar la persecución al AIM, el actor envió a una amiga suya de ascendencia indígena, Sacheen Littlefeather, quien rechazó el galardón en su nombre, en un hecho inédito para la Academia. Means también participaría de la toma de la Isla de Alcatraz y del Buro de Asuntos Indígenas en Washington DC, todas acciones de protesta impulsadas por el AIM y que gatillaron, en 1975, bajo la administración Ford, la aprobación de la “Ley de Autodeterminación Indígena”. En dicho cuerpo legal, de los más avanzados del planeta, los pueblos indígenas son definidos como “entidades soberanas, autónomas políticamente como Estados y que establecen una relación de nación a nación con el gobierno federal de los Estados Unidos”. Como podrán notar, lejos, muy lejos de la timorata Ley Indígena chilena.

Bajo la administración Reagan los pasos de Means lo llevaron a Centroamérica. Entre 1985 y 1986 estuvo en Nicaragua apoyando a los indígenas Miskito que integraban la Contra y cuya autonomía era amenazada por la guerrilla sandinista de izquierda. Means denunció a nivel mundial los atropellos del FSLN, lo que llevó a la izquierda latinoamericana –perdida, como casi siempre con los pueblos indígenas- a catalogarlo como “agente de la CIA”. Pero las denuncias de Means poco tendrían de operación de propaganda yanqui. Años más tarde, la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al gobierno sandinista por violación de derechos humanos. Los Miskito fueron patrocinados entonces por un joven y brillante abogado navajo recién egresado de Harvard: James Anaya, actual Relator Especial de Naciones Unidas para Asuntos Indígenas.

De regreso en EE.UU. y caído en desgracia ante los mismos círculos de izquierda que antes lo aplaudían, Means se distanció del AIM denunciando la corrupción de los gobiernos tribales. Su nueva trinchera de lucha serían el cine y la televisión. Su carrera como actor la inició en 1992, año del Quinto Centenario, con “El Último de los Mohicanos”, la adaptación de Michael Mann de la novela de James Fenimore Cooper. Allí interpretó magistralmente al jefe Chingachgook, compartiendo roles junto a Daniel Day-Lewis y Madeleine Stowe. En las siguientes dos décadas aparecería en más de 30 películas y producciones de televisión, incluyendo “Natural Born Killers” (1994), “Pocahontas” (1995) y la exitosa miniserie de HBO “Into the West” (2005) producida por Steven Spielberg. También grabó varios discos, entre ellos “Electric Warrior: The Sound of Indian America” (1993), y escribió un libro de memorias, “Where White Men Fear to Tread” (1995).

Pero Means nunca abandonó el activismo indígena. Una de sus últimas acciones públicas fue en 2007, cuando fue detenido junto a otras 79 personas por interrumpir un desfile en honor a Cristóbal Colón en Denver. Ya en los 70’ había pasado un año encarcelado por “disturbios” y reiteradas “ofensas” a la bandera. “Una bandera al revés es una señal internacional de socorro. Ahora las naciones indígenas están en peligro. Y voy a llevar esta bandera al revés mientras mi gente esté en peligro”, señaló Means en su defensa ante el tribunal. Su atrevimiento se transformó en todo un símbolo. Del AIM y de la lucha indígena en todo el planeta. Hoy su espíritu cabalga rumbo a la tierra de sus ancestros.

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