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Opinión

2 de Noviembre de 2012

No me trago tu sonrisa de photoshop

Columna de Pogo* En mi trasnochada imaginería post psicodelia, creo en princesas de labios negros y de piel mortuoria, en ovnis veraniegos a ojo de smartphone, incluso, en depredadores alienígenas vampireando a gallinas y corderos. Creo en las leyendas del planeta profundo y en el National Geographic, pero no me trago tu sonrisa de photoshop […]

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Columna de Pogo*

En mi trasnochada imaginería post psicodelia, creo en princesas de labios negros y de piel mortuoria, en ovnis veraniegos a ojo de smartphone, incluso, en depredadores alienígenas vampireando a gallinas y corderos. Creo en las leyendas del planeta profundo y en el National Geographic, pero no me trago tu sonrisa de photoshop ni tu corbata de Falabella, tu rostro impertinente desde cada esquina, cada techo, cada estúpido semáforo.

No creo en oscuras amistades, en tus círculos secretos, en fuentes anónimas. Pero sigo creyendo en desobedecerte cada día más. Creo en barrios libertarios donde se respira la libre expresión, donde la cultura es el viento que empuja nuestros sueños. Creo en malditas utopías.

Creo que la esperanza se encuentra alojada en algún lugar de nuestro corazón. Por eso vomito con tu Chile Mejor. Y me rebelo contra tu Paz Ciudadana y tus barrios seguros. No creo en tus mayorías y amo las minorías excluyentes.

Creo en locos y borrachos. Admiro la opinión de los niños. Creo que el único Museo de Bellas Artes se encuentra en las paredes de los barrios. Respeto a putas y maricones, pero no me tomaría una cerveza contigo en ningún bar de mala muerte.

No creo en tus intereses republicanos y me tiro los pelos con vuestra vocación de servicio. Porque conozco la calle. Conozco sus sobresaltos, su lado áspero. Creo en que te beneficias con la ley del más fuerte, que el desorden te trae dividendos, que vives y fagocitas del miedo. Que crees en territorios fantasmales fascinados por la inmisericorde jurisdicción de las mayorías silenciosas. En calles vacías de contestación e inconformismo.

Creo en las grandes alamedas atiborradas de dementes desaforados bailando al ritmo de un rock and roll o de una cumbia deslenguada y sexista. Creo en calles atiborradas de vida y existencia. En veredas donde la poesía se escribe sobre los postes de la luz. Donde la música te arrincona en cada esquina.

Creo en vecinos comunitarios, participativos, confiados en la identidad de sus barrios y de sus habitantes.También creo en extraterrestres. Tal vez tenemos lo que nos merecemos. La televisión que nos merecemos. Mientras, sigo creyendo en sirenas peligrosas y árboles que caminan. En que la música sosiega a los animales. Sueño en que un día nos levantaremos y la televisión se habrá acabado. Los ricos se habrán suicidado en masa dejando su dinero para beneficio del mundo. Que los políticos y candidatos hacen trabajos comunitarios en algún poblado, alejados de la comodidad y los vicios. Y creo con esperanza psicodélica ver algún día a los mall ardiendo en el horizonte de mi ciudad. Por eso que no permito que entres a mi casa e irrumpas mi retiro espiritual asaltándome con tus banales promesas, cargadas de buenas intenciones que no necesariamente deban ser cumplidas. No tienes derecho a jugar con naipes de prestidigitador frente a mi desaliento. Ni menos a guardar tu as ganador para restregarlo por mi culo. Por eso creo en botellas llenas risas y en aquellas que rebosan de insolencia.

Creo en protestas sin fin donde las calles se transforman en futuro. Imagino ciudades de luz, faros del saber y de la tolerancia. En niños que nunca aprendieron a odiar. En autos que atropellan malas costumbres. En presidentes que nadie sabe como se llaman pero que lo hacen bien. En periódicos llenos de caricaturas suspicaces y cuentos para no dormir. En películas de trasnoche de los Hermanos Marx. En reírnos de nosotros mismos como catarsis a nuestra natural decadencia. En cielos llenos de bicicletas y calles llenas pájaros bien intencionados. En que el escudo nacional fue cambiado por votación popular por aquella cara simple con una sonrisa.

Creo que ese día de obligaciones contractuales me quedaré durmiendo el sueño de los que aguardan el colapso final. El definitivo, el que está al margen de toda esperanza. Porque la política me corroborará que ganarán los de siempre. Aquellos que tienen todo bien atado desde los sótanos del poder. En resumen, que todo seguirá igual: las mismas caras, la misma desfachatez y el mismo enriquecimiento.Y seguirá nuestra letanía al ver que todo si no mejora, empeorará a niveles abusivos. No creo en tus leyes, ni siquiera en las electorales. Creo en la de Murphy y respeto la de la gravedad.

*Vocalista de Los Peores de Chile.

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