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Opinión

6 de Noviembre de 2012

Vivir y morir en el país de la homofobia

En los colectivos, los negocios, las canchas de fútbol chilenas flota la discriminación a los homosexuales. Una pareja de lesbianas, golpeada por sus familiares; un ex suboficial del Ejército que renuncia por hostigamiento y una universidad católica que promueve terapias de reconversión: los casos se repiten como si fuera algo natural. Según una encuesta de la Universidad Diego Portales, más de cinco millones de habitantes de ese país creen que la homosexualidad es una enfermedad. En el año en que se aprobó la Ley Antidiscriminación, los gays chilenos enfrentan a los homófobos.

Jorge Rojas y Jaime Parada
Jorge Rojas y Jaime Parada
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Foto: Cristóbal Olivares

Frente a la tumba, recibiendo la lluvia en la cara, Cristián Urbina saca de su bolso un lápiz y dos tarjetas: una de condolencias y la otra de cumpleaños. Se sienta y escribe: “Feliz cumpleaños Daniel Zamudio Vera. Te pido por mi familia, tu familia y amigos. Cuídanos. Te quiero mucho”.

Es la décima vez que Urbina visita la tumba. Cuando se para frente a la lápida no puede evitar pensar en los duros momentos que precedieron a la muerte de Daniel Zamudio, el joven gay de 24 años al que cuatro neonazis torturaron en marzo en un parque.

— Daniel, estás en un lugar mejor y allá nos representas a todos los gays. Te pido que se termine la homofobia —implora mientras se persigna.
No es el único que le ruega. Las plegarias se han multiplicado. Zamudio es una especie de santo gay, venerado por niños, adolescentes, madres y abuelos. Sobre la lápida, se acumulan las cartas.

Te pido mucha salud para una persona que yo amo, mi mamá. Dani, se va a hacer justicia, tu paso no fue en vano. Estarás mejor que en la tierra. Un beso. Te habla un joven homosexual, dice una.

Vas a ser recordado por todos y por toda la diversidad sexual, una trans. Un besito para ti y serás muy hermoso. Brenda, la goloza, dice otra.
En estos siete meses que han pasado de su muerte, su nicho ha sido decorado con banderas multicolores, globos metalizados y muchos regalos. Las cosas que a él más le gustaban: un abanico, un ángel, una figura de Minie, un auto, un pinche de pelo, un Chavo del ocho de felpa y un póster de Britney Spears.

La pleitesía que le rinden los feligreses como Cristián Urbina no sólo es religiosa. A causa de su muerte, el parlamento aprobó en 67 días una Ley Antidiscriminación que llevaba siete años tramitándose. La legislación fue bautizada como Ley Zamudio, y hoy es la herramienta legal con la que los homosexuales pueden defenderse de la homofobia.

***
En Chile, la homofobia es tan antigua como la homosexualidad. Hay registros de condenas a la hoguera y castigos corporales por sodomía que datan desde La Colonia. Quienes apoyaban estas prácticas sostenían que las relaciones homosexuales extinguían las comunidades. Uno de los últimos registros de un castigo físico del que se tiene constancia en Chile data desde 1873, cuando dos marinos de la Armada –Carlos Eledna y José Casagna- fueron acusados por sus compañeros de tener sexo a bordo de la emblemática corbeta Esmeralda. Ambos marinos fueron condenados a sesenta azotes y cuatro años de cárcel. Seis años después, el capitán Arturo Prat, uno de los artífices del castigo, encabezaría en esa misma nave el Combate Naval de Iquique en la Guerra del Pacífico.

Cien años después, la dictadura de Augusto Pinochet profundizó la homofobia. Los allanamientos a discotecas gay se multiplicaron, lo que dio origen a grupos civiles y políticos que defendieron los derechos homosexuales. En 1984, luego de que la arquitecta Mónica Briones apareciera muerta en la calle, con signos de haber sufrido un ataque homofóbico, una agrupación de feministas formó Ayuquelén, la primera organización lésbica con ideas políticas.
La vuelta a la democracia no trajo grandes cambios. Pese a que la Concertación (el conglomerado político que derrocó la dictadura) se representaba así misma en un arco iris, los colores no alcanzaron para los homosexuales.

En mayo de 1993, el presidente Patricio Aylwin fue entrevistado en Dinamarca por un periodista que le pidió explicaciones por las discriminaciones que sufrían los homosexuales en Chile. El diario La Nación recogió su respuesta: “En nuestro país no hay discriminación de esa índole. En general, la sociedad chilena no reacciona con simpatía frente a la homosexualidad”.

En los mandatos sucesivos, la cosa empezó a cambiar. En 1998 se eliminó del código penal el delito de sodomía. Tanto en el gobierno de Michelle Bachelet como el actual, de Sebastián Piñera, los homosexuales salieron a disputarle los espacios a la homofobia.

Según la última medición de la Universidad Diego Portales (UDP), un 59,2% de los chilenos cree que la homosexualidad es una “opción” válida. Sin embargo, uno de cada tres chilenos cree que es una enfermedad.
***

Karla de la Fuente (21) y Pamela Zapata (20) esperan que les asignen una pieza en Marín 014, uno de los más reconocidos moteles de Santiago. Un guardia entra al cubículo y les dice:

— Disculpen, pero no hay piezas disponibles.

— ¿Cómo que no hay piezas? Ya han pasado dos parejas — dice Karla y sonríe nerviosa.

Es que no pueden estar acá, porque son así —agrega el guardia mientras las echa a la calle. —Diez cuadras más abajo, hay un motel para ustedes.
Karla se ha preparado durante años para este momento. Desde que asumió su lesbianismo ha simulado varias veces cómo enfrentar su primera discriminación. Pero la situación la descoloca. Al rato reacciona.

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