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Cultura

13 de Noviembre de 2012

Vivir y morir por Gaga: los fans que acampan a las afueras del Estadio Nacional

Los fans de Lady Gaga duermen a las afueras del Estadio Nacional. Tienen orgánica interna, preparan sus trajes, trabajan y estudian durante el día, pero deben dormir ahí, es la regla primordial para no perder los lugares que les darán la opción de conocer a Gaga. Un fanatismo dispuesto a todo, una devoción disfrazada de locura.

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Los primeros llegaron el domingo pasado montados en un auto verde que ahora les sirve de bodega. Días antes, miembros del fan club oficial rondaban los ingresos del Estadio Nacional para ver cuál sería el momento propicio para instalarse a hacer vigilia para el 20 de noviembre, día en que Lady Gaga tocará por primera vez en nuestro país.

Son las 12 del día y una cartulina amarrada a la reja dice que faltan ocho días para el recital. Por la entrada de Pedro de Valdivia hay una población flotante de 60 personas que vivirán en la calle para poder acceder al Monster Pit, una especie de mega vip que estará a metros de Gaga y desde donde la cantante subirá a algunos fans al escenario. Militza Gascón es la número 1 en la fila, posición que comparte con otras tres personas, las que ese día deberán decidir quién será el acreedor de la llave del Monster Pit, que abrirá las puertas del foso para los pequeños monstruos. Algo que para una foránea suena a chino, pero que ellos explican como si fuera parte de un manifiesto.

“Las primeras 400 personas tendrán acceso al Monster Pit. Desde ahí, Lady Gaga escogerá a algunos para subir al escenario y tener acceso al backstage”, explica Hanz Hoffhein, número 11 de la fila y miembro del fan club oficial de Gaga en Chile. Hanz tiene la cara brillante bajo los 30 grados de calor que hacen este día. Cuenta también que le da lata que la gente de regiones no pueda hacer eso que hacen ellos, irse de sus casas para dormir en la intemperie por una cantante. Por eso él, como parte de la directiva del fan club, no quiso llegar de los primeros, pese a haber estado rondando el Estadio Nacional días antes para verificar el mejor momento para aterrizar.

“Es injusto que la gente haya venido tan antes a acampar. Los primeros dicen que llegaron el domingo, pero la gente que trabaja acá dice que llegaron antes, como el miércoles pasado. Hay mucha gente de regiones que no puede venir. Por eso no quise llegar de los primeros, porque si lo hacía, cagaba a toda la gente”, dice Hanz.

ASAMBLEA GAGA
Las 60 personas que están en la fila se han organizado para no convertirse en personas en situación de calle. Junto a la reja, están sus mochilas y frazadas para pasar la noche. En un par de autos, tienen comida y otras provisiones. Según cuentan, aún no les dejan instalar las carpas porque la productora aún no ha llegado a instalar el escenario. Así que por el momento, duermen con la espalda sobre el pavimento y bajo las estrellas.

La gente de la fila se ha organizado para generar un sistema que les permita acampar por Gaga sin morir en el intento. Pueden organizarse de a cinco o de a tres, de manera que siempre quede dos o uno cuidando el puesto. Sin embargo, la regla primordial es que todos deben pasar la noche. De otra manera, pierden su lugar.

En el día, la gente va a clases o a sus trabajos. La mayoría son jóvenes que rondan la veintena de edad. Daniel Aguirre tiene 20 años, estudia técnico en enfermería y el día del concierto tiene una solemne que no hará. “Yo creo que hablaré con el profe, pero estoy dispuesto a echarme el ramo” dice. A Daniel le brillan los ojos cuando cuenta que su sueño es conocer a Gaga, ya que con ella comenzó a salir del clóset. “Ella me enseñó a aceptarme” dice y luego explica el flashmob que él y otros preparan para el recital, dictando una decena de canciones durante las cuales los fans bailarán para demostrarle a Gaga su devoción.

Otro de los que dan todo por la cantante es Ángel Mejías, de 20 años. Él no sólo está dispuesto a echarse un ramo por Gaga. Ángel congeló el semestre de su carrera de gastronomía para estar ahí. Este semestre ha trabajado en una casa de cumbres de Carabineros, algo así como un centro de eventos para las fuerzas del orden público. Ahí le canta a los pacos canciones que van desde Adamo a Luis Jara. Lady Gaga, lamentablemente, no está entre los preferidos de los policías.

Por ahora, los fans de Gaga siguen siendo humanos. El día del evento, harán su transformación a pequeños monstruos embelleciéndose para la cantante. El objetivo del camping es subir al backstage con ella. Algunos dicen que serán los que tengan la llave del Monster Pit, otros que serán los que tengan los atuendos más llamativos. Militza, que estudia para ser una administradora pública, planea ponerse un sostén con tachas y un calzón igual. Todo para llamar la atención de Lady Gaga, quien a pesar de la expectativa, no ha logrado agotar las entradas para el Nacional. Pero a ellos les da igual. “La gente nos mira y dice ah, ellos son los enfermos mentales a los que les gusta Gaga, pero da lo mismo”, dice Ángel. Pero no lo dice la gente, lo dicen ellos mismos.

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