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LA CALLE

12 de Diciembre de 2012

Cómo hacer miles de dólares con un gato con crisis existencial

Vía BBCMundo Henri es una estrella atribulada: un gato existencialista, francés y cargado de odio, cuyos pasatiempos preferidos son “cuestionarse sobre el sinsentido de la vida”… y dormir. El resto del tiempo Henri lo pasa frente a la cámara de William Braden: es el protagonista de una serie de videos publicados en YouTube que, sin […]

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Vía BBCMundo

Henri es una estrella atribulada: un gato existencialista, francés y cargado de odio, cuyos pasatiempos preferidos son “cuestionarse sobre el sinsentido de la vida”… y dormir.

El resto del tiempo Henri lo pasa frente a la cámara de William Braden: es el protagonista de una serie de videos publicados en YouTube que, sin proponérselo, han dado fama global al felino y a Braden, una fuente de ingresos.

Tanto, que el hombre –de 32 años y residente de Seattle, una ciudad del noroeste de Estados Unidos- ha dejado su empleo de fotógrafo de casamientos y eventos sociales para dedicarse en exclusiva a pensar, escribir y registrar en cámara las reflexiones del felino filósofo.

Primero fueron los videos online, que a la fecha han superado los 10 millones de visitas. Luego, una colección de camisetas, tazones y calendarios a la venta. Ahora, Braden cerró contrato para publicar un libro de citas célebres de Henri, que saldrá a las librerías en abril.

“Llevo seis años en esto y ahora ya es mi fuente principal de ingresos, aunque suene absurdo pensar que un gato depresivo me sostiene”, dice entre risas el autor, graduado en escritura creativa y exalumno de la escuela de cine de Seattle.

Hay más hitos en la historia exitosa de Henri: con su segundo video, “Paw de Deux”, el gato blanquinegro se convirtió en estrella del primer festival de videos felinos –un género particularmente prolífico en internet-, que tuvo lugar en Minneapolis y recibió unas 10 mil postulaciones. Allí ganó el “Kitty de oro” de 2012, una estatuilla dorada que ahora descansa en la casa de Braden.

Lo curioso es que Henri ni siquiera es su mascota: es el animal de compañía de una pariente cercana de Braden, cuya identidad mantiene en secreto por miedo a que alguien quiera jugarle una mala pasada secuestrando al felino famoso para pedir luego un rescate.

De hobby a negocio

El debut virtual de Henri ocurrió en 2006 y fue producto “de la propia vagancia”, dice su autor a BBC Mundo.

Braden, por entonces estudiante de cine, había dejado para último momento el completar una tarea universitaria: la de filmar un perfil de personaje. Decidió que el suyo sería un animal y quiso replicar el estilo de los filmes experimentales europeos de los años ’50 y ’60 que había estudiado en las clases de historia.

La cara sugerente de Henri hizo el resto.

“Me parecía una buena parodia suponer que un gato, que llevaba una buena vida de gato, podía tener una crisis existencial. Elegí el blanco y negro para aumentar el dramatismo, el existencialismo como trasfondo, el francés para darle el tono pese a que yo no hablo el idioma”, detalla Braden, que hace la voz en off en la lengua de Jean-Paul Sartre, Albert Camus, Simone de Beauvoir y otros autores a los que acudió en busca de inspiración filosófica.

El primer video de Henri consiguió unas 3.000 visitas, según su creador, cuando todavía YouTube y Facebook no gozaban de la masividad alcanzada más tarde.

Las redes sociales y los sucesivos videos hicieron de Henri una estrella seis años después y dieron a su “dueño intelectual” la posibilidad de hacer dinero vendiendo productos asociados, de a miles de dólares por semana.

Fue después del segundo video –el más visto hasta la fecha, con casi 6,5 millones de visitas sólo en YouTube- que Braden vio una posibilidad para que las reflexiones gatunas se convirtieran en negocio.

“Comenzaron a pedirme camisetas. En ese momento me preocupó que algunos de los primeros fans pensaran que por comercializarlo se perdería el espíritu. Pero apenas puse a la venta algunos productos el interés creció y los nuevos fans compensaron a aquellos que tal vez se decepcionaron”, reconoce Braden, que destina una porción de sus ingresos a distintas campañas en defensa de los animales.

En papel

En la lista de emprendimientos, el último ha sido un libro, ya terminado y por lanzarse en abril a través de una compañía californiana asociada a Random House, una de las mayores casas editoras del mundo.

HenríHenrí ganó el “Kitty de oro”.

Para el flamante autor, se trata de un ejercicio impensado: el de poner en texto la voz de un tercero. Un gato, nada menos.

“Puedo hablar de cosas tristes y oscuras sin que nadie se preocupe, porque digo cosas extremas pero el que ‘habla’ es otro. Y al final se vuelve gracioso”, señala.

Y para continuar con la saga audiovisual de Henri, Braden tiene sus trucos de dirección. Grita para hacerlo correr, le sopla los bigotes si quiere lograr cara de enojo, lo soborna con golosinas gatunas para que haga sus gracias ante cámara.

“Muchas veces escribo el texto alrededor de lo que el gato naturalmente hace. Y muchas veces también me toca esperar que haga un movimiento o me dé la mirada que quiero”, revela el creativo, que demora unas dos semanas por pieza.

El suyo, dice, es un gato al que le gusta la atención, tanto como los juguetes y la comida especial que recibe como “paga” por sus protagónicos.

“Siempre digo ‘no’ cuando me piden que lo lleve a la TV o lo haga volar en avión para presentarlo en tal o cual show: me parece egoísta, le generaría un estrés innecesario. Allí trazo la línea de hasta dónde sacarle provecho. Eso sí: me ocupo de que cuidarle la salud y cumplirle todos los caprichos”, confirma Braden.

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