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Opinión

24 de Diciembre de 2012

Juan González analiza el 2012: “el pinochetismo tuvo un despertar de león”

“Este 2012 fue el año en que los pinochetistas aparecimos en masa demostrando que nunca estuvimos extinguidos como andaba diciendo la gente de izquierda. Este año el pinochetismo demostró que puede tener sueño de marmota, pero despertar de león. El pinochetismo está más vivo que nunca, está en el adn de los chilenos, en el […]

Macarena Gallo
Macarena Gallo
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“Este 2012 fue el año en que los pinochetistas aparecimos en masa demostrando que nunca estuvimos extinguidos como andaba diciendo la gente de izquierda. Este año el pinochetismo demostró que puede tener sueño de marmota, pero despertar de león. El pinochetismo está más vivo que nunca, está en el adn de los chilenos, en el corazón de todos. Qué lindo fue lo del Caupolicán, más allá de toda la funa. La gente podrá estar calladita, pero fue en masa al Caupolicán, porque quiere un sistema de gobierno de mando como el de mi general Pinochet.

Uno de los planes nuestros es capitalizar lo que ganamos este año y levantar un propio candidato a la presidencia. Labbé podría ser, pero hay que convencerlo. Y tendría, primero, que reconocer que estuvo tras el homenaje a Krassnoff. Eso lo favorecería. Pero no lo ha hecho. Y eso le terminó quitando votos de los pinochetistas y finalmente esta señora le quitó la alcaldía. En todo caso, no hay mal que por bien no venga. Yo le mandé una carta diciéndole bien clarito: “el mejor trampolín para el éxito es el fracaso”. Y no me respondió. Pero si no es él, tiene que ser un candidato con autoridad. Y ni Allamand ni Golborne representan eso. Pero hay que recordar que los líderes aparecen en el momento justo. Mi general Pinochet así lo hizo. Nadie pensaba en él. Pero apareció. Y dejó la grande.

Pese a demostrarse que el pinochetismo está vivo, la gente de izquierda se esmera en hacer como si no existiéramos. Lo que más les duele a ellos, escúchenlo bien, es que el gobierno de mi general Pinochet fue exitoso, tan exitoso que demostró lo malo que es el sistema de la izquierda marxista. Por eso a la izquierda le molestó el documental de Pinochet, porque mostramos la verdad. No cambiamos la historia. No hicimos ficción, como “Machuca”, que está llena, pero llena de falsedades. Como no distorsionamos la realidad, se molestaron y armaron casi una revolución ¡solo por un documental! Cuando ellos todos los días, por todos los medios, nos tratan de asesinos y torturadores.

La gente de izquierda tiene mala memoria. Acaso, ¿tendrá memoria para acordarse de los horrores que hacían en la UP? ¿Tendrá memoria para decir que el papá de Michelle Bachelet era el encargado de entregar las tarjetas de racionamiento para comer en la UP? ¿Tendrá memoria para reconocer cuando le colocaban bombas a gente inocente?

Nosotros tenemos memoria. Y el próximo año, cuando se cumplan los 40 años del pronunciamiento militar, festejaremos como siempre, tranquilos, los logros del gobierno de las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile. Y celebraremos, aunque la situación que estemos viviendo hoy sea muy triste. A los pinochetistas nos da mucha pena que después de haber hecho el pronunciamiento y entregado un país prestigiado y lindo, los señores políticos no tengan la capacidad de gobernar como lo hizo el General Pinochet. Y que hayan traicionado la causa y que estén gobernando sin enrostrarle nada a la izquierda. Es de una sinvergüenzura tan grande que da pena.

Pese a lo hermoso que fue el Caupolicanazo, tanta exposición en los medios me dejó costos tremendos. Algunos me dijeron que me exalté mucho en la tele. Pero no me arrepiento de nada. Siempre he actuado con vehemencia. Amo tanto a mi patria que defiendo los principios e ideales de mi tierra como sea. Y nunca me arrepentiré de eso. Pero me entristece que mi hermana haya aparecido hablando en los medios. Fue fuerte. Pero ya falleció. Después de todo era mi hermana.

También fui amenazado en la calle. Y me dolió mucho que me gritaran asesino. Y por eso mismo decidí guardarme un tiempo. Pero diré una cosa: las balas del enemigo, cuando no me matan, me fortalecen. Y en eso estoy, fortaleciéndome.

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