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Mundo

30 de Diciembre de 2012

Si no fuera por los aztecas, nadie comería pavo

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El pavo o pavita, plato principal de la cena de año nuevo en muchos países de Europa y América Latina y en fechas como el Día de Acción de Gracias en Estados Unidos, tiene un pasado centroamericano.

El ave -o por lo menos las especies comerciales disponibles- no se originaron en América del Norte, como muchos creen debido a las estrecha asociación con las tradiciones de ese país.

El animal que acompañará en muchos hogares la llegada del 2013 se originó en Mesoamérica (el actual sur de México), donde empezó una larga ruta que años después llegaría a Estados Unidos y se extendería por todo el continente.

Primero fue domesticado por los aztecas, hace aproximadamente 2.500 años.
La evidencia reciente sugiere que los nativos del suroeste de Estados Unidos -los Anasazi y los Salado- también lo domesticaron durante ese período.

Sin embargo, según explica Brandom Keim, quien escribió sobre la antigua ruta del pavo domesticado para Wired Science, “a partir de entonces, la tradición de comer pavo como la conocemos actualmente tardó aproximadamente 700 años en despegar”.

Keim aclara que según esa primera evidencia de domesticación, el pavo no solo se comía, también existía todo un ritual relacionado a las plumas.

Agradecer a los aztecas
Años después, los conquistadores españoles que llegaron a Mesoamérica, se sintieron atraídos por la belleza y el sabor del pavo, por lo que se llevaron algunos de vuelta a España en el siglo XV.

Fue entonces cuando se extendieron por el resto de Europa, donde se les conoció por primera vez por su nombre científico (Meleagris gallopavo), y donde empezaron a criarse para comercializarse.

Los pavos fueron llevados a bordo de los barcos europeos con destino a América del Norte durante el siglo XVII, en donde los peregrinos y primeros colonos se encontraron por primera vez con el ave.

Poco después, el pavo se convirtió en elemento central de la cena de Acción de Gracias, y empezó a relacionarsele mundialmente con la cultura estadounidense.

Keim invita a los estadounidenses a “agradecer a los aztecas y a los conquistadores europeos cuando disfruten del sabor del pavo”.

Lo cierto es que para este fin de año, tendremos algo nuevo que decir sobre el manjar de la noche.

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