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Opinión

12 de Enero de 2013

Roger Bernat, el director catalán que hace obras de teatro sin actores

Hoy se presenta Dominio Público en el Parque La Castrina de San Joaquín. Su director, el catalán Roger Bernat, va guiando la acción a partir de las respuestas de los espectadores que los identifican con un grupo, con un pensamiento, con una manera de ser. Dominio Público junto con Pendiente de Voto, el otro montaje que mostró en el contexto del Santiago a Mil, proponen la participación como centro de la acción, cuestionando su naturaleza neoliberal. Bernat lo expone así: "Tú participas, pero ¿hasta qué punto no estás siendo manipulado?".

Romina Reyes
Romina Reyes
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Roger Bernat visita Chile por primera vez para presentar Dominio Público y Pendiente de Voto, dos montajes sin actores, sin diálogos. Basados en la participación que se genera en la audiencia.

El director español lleva cinco años presentando ambos montajes en distintas partes del mundo, haciendo a la gente participar, pero cuestionando a la vez la propia validez del sistema democrático.

Aunque esta es su primera visita, dice sentir cercanía con el país. Mal que mal, la mitad de su compañía es chilena. “España y Chile no están tan lejanos” dice, y no necesariamente por todos los siglos de colonialismo.

“Es mucho más cercano que eso. Ambos son países que han vivido una larga dictadura, y luego un proceso de transición con sus particularidades. Existe un sentir común y una historia ligados a la cabeza de la gente. Un país como España que ha vivido 40 años de dictadura no vuelve a tener una dinámica normalizada con 40 años de democracia. La manera de entender y relacionarse con la cultura, con la educación, con la política son aún dinámicas que están muy cercanas a una manera de hacer y una manera de funcionar de la dictadura”.

Las obras que dirige Roger Bernat hacen participar a los espectadores. Mientras Pendiente de Voto simula un parlamento donde las personas responde sí o no frente a una serie de interrogantes, Dominio Público se presenta en espacios abiertos, y responde a las posibilidades narrativas del grupo a partir de preguntas que van guiando la acción.

“Creo que el teatro es el único arte que habla del nosotros. Habla de cómo es vivir en una ciudad, vivir en una comunidad, y lo que intento es trabajar en esa línea. Si voy a trabajar eso prefiero hacerlo a través de la acción y lo que ofrezco al espectador es la posibilidad de que se manifieste, y que se sitúe a un lado u otro de la barrera. Vives por encima o por debajo de Plaza Italia, ganas más o menos de 300 mil pesos. Tuviste una educación pública o privada. Hay una serie de cosas que marcan más allá de los gustos cinematográficos o nuestras filias sexuales. Y es lo que el espectáculo intenta formalizar”.

Pendiente de Voto va polarizando al público dependiendo de las respuestas que vayan dando, aunque como dice Bernat, siempre es un desafío, ya que el público que acude al teatro es mayoritariamente de izquierdas.

“Ha sido difícil polarizar a un público de izquierda. Siempre nos preguntamos cómo poner el dedo en la llaga y plantear a la gente que se cree de izquierdas si realmente es de izquierdas o qué significa ser de izquierdas” dice.

¿Apuntas al cinismo de la izquierda?
Podría ser interpretado de esa manera, pero para conseguir eso hacemos preguntas que están fuera de la agenda política. Hacer preguntas que los partidos en los diferentes países no han planteado aún, por lo que tienes que apelar a tu ética. No puedes echar mano del catecismo del partido socialista o liberal. Hay un momento en que la gente se pone a discutir y el teatro se convierte, aún siendo un espacio ficcional, en un verdadero espacio de discusión. Y el lugar donde debiese darse la discusión, que es el parlamento, se convierte en un teatro donde todo el que habla ya sabe lo que va a decir, no va a cambiar su postura según lo que diga el otro y, es más, ni siquiera va a escucharlo porque las diferentes posturas están predeterminadas, y es un teatro en todos los sentidos. Y nosotros, que estamos en el mundo del teatro decimos ‘ya que los políticos se dedican a hacer teatro, nosotros, teatreros, decidimos hacer política’.

¿Le falta política al teatro?
El teatro es inevitablemente político. Ya lo decía Walter Benjamin, desde que la política se convierte en espectáculo, el espectáculo se convierte en política. Los políticos expresan sus ideas a través del espectáculo, y nosotros estamos en el showbusiness, el medio naturalmente político desde incios del siglo XX. Entonces el teatro es política.

¿De dónde surge la idea de que el público sea el que mueva la trama?
Bueno, el teatro es participación. Desde que el cine y la TV están ocupando lo que había sido el papel del teatro hasta el siglo XIX, el teatro ha tenido que moverse hacia un lugar que finalmente es el de las políticas neoliberales: la participación. No hay gobierno que no apele a la participación de los ciudadanos.

La ciudadanía está de moda.
Sí, pero porque mientras la ciudadanía está participando en una serie de cosas, no está participando en las que de verdad importan. Nosotros ponemos una mirada crítica sobre eso: vale, tú participas, ¿pero hasta qué punto no estás siendo manipulado? Por el hecho de votar lo que yo te propongo ¿no me estás legitimando como el que dicta la agenda política?

¿La participación siempre llega a buen término? En España, después del 15M se escogió a un presidente de derecha.
Creo que precisamente lo del 15M ha sido uno de los pocos ejemplos donde la particiáción no iba dirigida. Era genuina, era una movilización. No era una participación encausada dentro de la política del espectáculo: venga y envíe su opinión sobre el tráfico. Luego te dan las gracias, pero ¿alguien te da a opinar sobre la política económica del país? ¿O Sobre la educación del país? No, te hacen opinar de lo que tiene muy poco valor.

¿La crisis en España ha afectado la cultura?
La crisis han cerrado muchos teatros, de hecho el próximo año no tenemos fechas en España.

¿Y en qué otros aspectos se ha expresado?
La crisis lo primero que mata es la seguridad, la comodidad de una comunidad. Pero también crea cosas. Y algo que ha creado la crisis es un sentimiento de solidaridad entre la gente. Cuando hicimos Pendiente de Voto, intentamos hacerlo en un parlamento real y nos pusimos en contacto con diputados que decían que tenían miedo de la ciudadanía. Pero no tuvimos problemas en hacerlo en un parlamento en Bélgica, donde el político tiene claro que el parlamento es el espacio natural de los habitantes, de los ciudadanos. Que es mi sitio, es mi casa, tú no me tienes que dar permiso. Si ese día no se celebra una sesión política, se hace. También intentamos hacerlo en el ex Congreso de Chile, pero era impensable. ¿Ves como las historias española y chilena están hermanadas?

Hermanadas por el fascismo.
Sí, lamentablemente.

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