Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Planeta

16 de Enero de 2013

Inocencio, el hipopótamo pigmeo chileno que se va a echar cachitas a Japón

Este hipopótamo pigmeo es el aporte más grande que Chile ha hecho a la conservación mundial de esta especie amenazada. El año pasado hubo 17 nacimientos viables en cautiverio y en vida libre apenas quedan 3.000 ejemplares. Los ojos del mundo están puestos en él para preservar la especie.

Por



Foto: Alejandro Olivares

Inocencio tiene el aspecto de un chancho con armadura. Es un hipopótamo pigmeo, enano, una especie rarísima y muy amenazada. Pese a que estos animales son los que matan más hombres en África, más que los leones incluso, Inocencio genera ternura, aunque los veterinarios dicen que ya tiene porte para cortar un brazo humano. Acaba de cumplir un año el 28 de diciembre pasado, el día de los inocentes -de ahí su nombre-, mide poco menos de un metro de alto y pesa 80 kilos. Se la pasa echado. Luego de comerse toda la yerba y el pellet que sus cuidadores le dejan en la mañana, su pasatiempo favorito es reposar, desparramado en el suelo. Durante la tarde repite la rutina. En total, de las 12 horas que tiene su día, come la mitad y se echa el resto.
Inocencio es algo así como nuestro orgullo internacional en temas de conservación animal. Los veterinarios del Buin Zoo lograron prácticamente un milagro: es el primer hipopótamo pigmeo que nace en cautiverio en Latinoamérica y uno de los 17 especímenes viables que hubo el año pasado. Su gran atractivo, sin embargo, es su sexo. Hay 320 especies en los zoológicos mundiales y la gran mayoría son hembras. Ser macho en el mundo de los hipopótamos pigmeos es todo un privilegio.

Las expectativas que caen sobre Inocencio son muchas. Podría convertirse en un grande dentro de la historia de esta variedad, ya que algunos veterinarios creen que puede llegar a engendrar 12 hijos en toda su vida. Los expertos han descubierto que tiene todo el potencial para quitarle el récord a Billy, el hipopótamo pigmeo que el dueño de la compañía Firestone le regaló en 1927 al presidente estadounidense Calvin Coolidge, y que según se cree, es el antepasado del 90% de todos los hipopótamos pigmeos cautivos en Norte América.

Por eso los ojos de los zoológicos extranjeros están puestos hoy en Inocencio. Se ha convertido en una promesa. Un futuro semental. Pese a su corta edad, ya carga en su ADN su única misión de vida: aparearse para conservar la especie. Tal como le pasa a los buenos futbolistas jóvenes, ya son varios los zoológicos interesados en ficharlo. Aunque aún le faltan cuatro años para alcanzar la madurez sexual, ya se han hecho ofrecimientos por él. La posibilidad más cierta, es que el Buin Zoo realice un intercambio de especies y que pronto Inocencio parta rumbo a Japón, al Ishikama Zoo, donde hay 12 hembras esperando que llegue pronto a la adolescencia.

HIJO DE TIGRE

Inocencio es hijo de Coca e Hipólito, padres primerizos y también pigmeos. Su procreación fue el segundo intento por lograr un ejemplar exitoso. Antes, Coca había tenido un aborto cuando estaba embarazada de tres meses. Ella llegó al Buín Zoo en el 2005 desde Buenos Aires, mientras que su padre lo hizo el 2007 desde Bélgica.

Así como el mundo tiene expectativas sobre Inocencio, el Buin Zoo también las tiene sobre Hipólito. Es el llamado a seguir con el programa de conservación. La relación padre-hijo, sin embargo, no existe en esta especie. De hecho, Hipólito fue separado de él apenas nació, porque se lo quería comer. Con su madre, Inocencio se lleva algo mejor. Estuvo con ella hasta los siete meses, mientras duraba el amamantamiento, pero la naturaleza solitaria de esta especie genera odiosidades y pasiones irreconciliables. Hoy, Coca e Hipólito comparten una jaula y están separados de su hijo. Los únicos contactos que él tiene con su madre son roces a través de la reja y olores de ella que le llegan de vez en cuando, que lo hacen acercarse un poco más entre los fierros que los dividen.

De los hipopótamos pigmeos se sabe poco. La especie fue descubierta en el siglo XIX y los registros de crianzas en cautiverio datan de hace apenas 130 años. La especie es originaria de África Occidental, de la zona de Sierra Leona y Liberia, pero se sabe más de ellos por los zoológicos que por estudios en vida libre, donde existen cerca de 3.000 animales.

Los registros de estos hipopótamos están en Suiza. El zoológico de Basilea conserva las fichas de todos los pigmeos que han nacido en cautiverio. Allí está inscrito su nombre, su nacionalidad, y los datos genéticos con los que los zoológicos del mundo definen los proyectos de conservación de esta especie. No está claro hasta qué edad viven estos animales en vida silvestre. En cautiverio, los expertos han estimado que alcanzan hasta los 50 años, porque allí tienen comida, no tienen depredadores y controlan sus enfermedades.

En el último tiempo, y mientras se define el futuro de Inocencio, los veterinarios del Buin Zoo han buscado continuar con esta racha positiva, y seguir conservando al hipopótamo pigmeo. Hace tres meses Hipólito se montó nuevamente a Coca y hoy están a la espera de saber si quedó embarazada. De ser así, en abril nacería el segundo ejemplar en Latinoamérica de esta especie. Si es macho, de seguro correrá la misma suerte de Inocencio: la procreación.

Unos se van y otros llegan.

Notas relacionadas