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Nacional

26 de Enero de 2013

A mí también me “afiló la Isapre”

Luego del fallo de la Corte Suprema, que prohibe el aumento injustificado del precio de los planes de salud de las isapres, salimos a buscar personas cuyas historias dieran cuenta de uno de los sistemas más perversos de salud en el mundo. Esto fue lo que encontramos.

Por



Por Jimena Améstica y Miguel Ángel Patiño.

Miguel Kottow, médico y bioeticista:

“Cuando salí de la clÌnica tenÌa una cuenta de 16 millones de pesos”
Mi plan de Isapre cubre 40%, tanto en ambulatorio como hospitalización, pero excluye medicamentos y prótesis. Un plan común y corriente. Me descuentan el 7% y, como no tengo a nadie más en el plan, deben ser cerca de 100 mil pesos. Cuando caí enfermo, por síndrome Gillian Barré, me hospitalizaron en la clínica Indisa. Ahí los neurólogos decidieron seguir un tratamiento muy caro durante 5 días seguidos. Como era una enfermedad catastrófica nos contactaron con la Isapre. “Ni un problema -dijeron-, haga la solicitud”. Sobre la marcha informan que para aceptarla, tenían que trasladarme a una sala común al hospital J.J. Aguirre. Yo estaba en la mitad del tratamiento y no me podían trasladar. Además, el hospital no tenía disponible el medicamento para el tratamiento. Así que dijeron que no se podía optar al seguro catastrófico. “Firme aquí, que usted desiste voluntariamente”, me dijeron. Tuve que desistir. Cuando salí de la clínica tenía una cuenta de 16 millones de pesos. La isapre sólo cubrió un 40% de lo que tenía que ver con camas, hospitalización, pero el medicamento que me suministraron, que costó 12 millones, lo tuve que pagar yo.

Después me dieron el alta de la clínica, pero con un sistema de enfermería hogar y con visita de médicos. Hicimos la solicitud para que la isapre cubriera una parte del servicio. Respondieron luego de 10 días, diciendo que el plan no cubre enfermería. Insistimos en que era medicina trasladada a la casa, no enfermería, porque había una lista de médicos que me habían visitado y lista de medicamentos. Diez días después me dijeron que si quería seguir reclamando, tenía que ir a la superintendencia. Al final tuvimos que tirar la esponja y pagar casi dos millones más. En total gasté más de 20 millones de pesos en todo.

A pesar que me dedico a la bioética, incluso fui experto para la superintendencia, uno no sabe lo que se le viene encima con las isapres. Soluciones cercanas no veo. Lo primero que deberían hacer es reducir el número de planes. Creo que existen 17 mil. Una solución podría ser transparentar el sistema. No puede ser que tengan las ganancias que tienen y que Fonasa se esté desparramando hacia las isapres, cuando debería ser al revés. Desde que salió la ley para que las personas con Fonasa pueden atenderse en el sistema privado, todas las clínicas empezaron a crecer y a construir más pabellones. Esto es un tremendo negocio para ellos. Ni hablar de la colusión de las clínicas, las isapres y las aseguradoras.
Desgraciadamente los que reclamamos contra las isapres no tenemos mucha cabida. El Colegio Médico va a defender siempre el sistema de isapres porque sigue nutriendo a los médicos. La escuela de salud pública tampoco se matricula en esta materia, entonces no tenemos una plataforma oficial para manifestarnos. No queda más que mandar cartitas a los diarios. Como recomendación, creo que a la gente no le queda más que ahorrar. Ahorrar para la educación de sus cabros y ahorrar para la propia salud”.

José Antonio Gacitúa, vendedor de VTR:
“No me dejaron entrar a la Isapre por mi sobrepeso”
“Tengo 23 años, trabajo en VTR, y la isapre Colmena Golden Cross no permitió que me afiliara a sus planes de salud por ser gordo. Yo quería entrar a una isapre para tener una mejor cobertura de salud, Por ese motivo hice consultas previas para saber cuáles eran los requisitos y me dijeron que por mi condición física tenía que hacerme algunos exámenes. Yo entiendo que para una persona natural que tenga cáncer o alguna enfermedad crónica es normal que le soliciten ciertos exámenes para saber cómo está evolucionando, pero para la edad que tengo era muy poco probable la existencia de alguna patología. Yo me hice los exámenes correspondientes y todos salieron bien. Llevé la ficha a la isapre pero ellos no se convencieron del resultado y me dijeron que los resultados estaban adulterados. Después me mandaron a hacer otros exámenes, pero bajo su supervisión. Pero aún así dudaron de los exámenes. Me dijeron que cómo no iba a tener nada. Es cierto que tengo un poco de sobrepeso pero no extremado, mido 1.75 y peso 100 kilos. Desde el principio ellos encontraron medio complicado que yo no tuviera nada y resolvieron que no podía entrar a la isapre porque podía tener alguna enfermedad, a pesar de que me hice varios exámenes, incluyendo un análisis bioquímico y un perfil lipídico. Siguieron insistiendo en que estaban alterados. La ejecutiva que me atendió, y que también recibió los exámenes, me dijo que no podía hacer nada porque era una orden de la contraloría de la isapre. Esa fue la primera vez que me quería afiliar a un sistema de salud privado porque hasta los 20 años fui carga de mis papás. En este momento no tengo previsión y tampoco me he afiliado a Fonasa. Esto es discriminación, totalmente, no me dejaron entrar a la isapre solo por mi sobrepeso. Me sentí marginado porque no podían creer que mis exámenes estaban buenos a pesar de mi estado físico”.

Fabiola Aravena, constructor civil:
“La isapre cubriÛ el parto, pero no me pagó el postnatal”
Yo tenía un buen plan, me descontaban más de 200 mil pesos, hasta que tuve un problema con Cruz Blanca por una licencia por síntomas de pérdida que me rechazaron. Luego, cuando salí del trabajo con prenatal, en el mes de abril de 2012, de inmediato mandaron una carta de que estaba aprobado pero sin goce de sueldo. Fui a reclamar al Compín y resolvieron a mi favor ya que cumplía con todos los requisitos. La isapre rechazó la solicitud, así que volví al Compín y me recomendaron que los demandara, pero no tenía ni plata, ni tiempo. Al final lo único que cubrieron fue el costo del parto. Lo mismo me pasó con el post-natal: lo aprobaron pero no cubrieron el sueldo. Nuevamente fui a reclamar, pero la respuesta fue que los demandara. Lo divertido es que, a los pocos días del parto, me llegó otra carta de la isapre informándome que se me desafiliaba de Cruz Blanca, debido a que no estuve cotizando durante ese periodo. No me quedó mas que asumir, así que estuve los ocho meses sin sueldo. Tuve que vender mi auto para poder sobrevivir y mantener a mis dos hijos. Las isapres hacen lo que quieren. El compín no tiene ningún poder. Se aprovechan de la gente que no puede o no sabe que debe ir a reclamar. Sobre todo de las mujeres”.

Alejandro Araya, ingeniero mecánico:
“El kit operatorio cuesta un millÛn y tiene que salir de mi bolsillo”
Soy ingeniero mecánico, vivo en Santiago y desde el 2004 que estoy afiliado a Consalud. Nunca había tenido que ocupar el plan para algo importante, pero el problema latente eran las alzas reiterativas. Todos los años subían y los beneficios no aumentaban. Decían que era por gastos extras y otras situaciones no contempladas. Al final decidí interponer un recurso de protección, a través de mi pareja que es abogado, y logramos conseguir que no siguiera subiendo el plan. Desde ese momento ella se especializa en estos casos y defiende a personas con problemas similares. Fuera de las alzas en los planes, hace un tiempo tengo epicondilitis o “codo del tenista”, y tengo que operarme. He dilatado el asunto porque tengo que esperar hasta que pueda cubrir la operación, porque la isapre me descuenta 38 mil pesos mensuales y por la operación paga sólo 150 mil pesos, que corresponden a la hospitalización, pero el kit operatorio cuesta un millón de pesos y tiene que salir de mi bolsillo. Por todos lados es un negocio rentable. Funciona bien para enfermedades relajadas, un resfrío, un apéndice, pero cuando es algo más complicado te dicen que tu plan no cubre todos los gastos y así te perjudican. Es un poco despiadado el tema, porque cuando uno quiere ocupar la isapre para algo complicado hay que desembolsar arriba de un millón de pesos en bonos, remedios, a pesar de pagar todos los meses y de cotizar 450 mil pesos al año”.

Alfonso Gálvez, diseñador:

“Gasto tres palos en una isapre y ocupo 200 lucas”
“Necesito cobertura sicológica para mi hija, que nació con un problema a la columna, pero la cobertura de la isapre es bajísima. En tres consultas te echaste el tope de reembolso y después, por ley, te devuelven un porcentaje mínimo. Considero súper injusto que como familia tengamos que pagar 3 millones y medio de pesos anuales y, al final, igual tienes que costear casi todo porque el plan no lo cubre. Imagínate que en consultas y medicamentos no gastamos más de 180 mil pesos. Capaz que hasta ahorraría plata estando en Fonasa. Yo creo que si gasto tres palos en una isapre y ocupo 200 lucas, el Estado debería premiarme porque cuido mi salud y no ocupo tanto la isapre. Pero no tengo ningún beneficio. O sea, estas empresas se llenan los bolsillos de plata y si me paso del tope, tengo que seguir pagando. La gente debería pelear por planes más personalizados. Yo estaría dispuesto a renunciar a ciertas coberturas con tal de mejorar lo que yo sí necesito. Lamentablemente, las isapres son inflexibles.

Mi hija está en la isapre pero, obviamente, si quisiéramos cambiarnos existe el temor de que te rechacen por el tema de la preexistencia. Si nos cambiamos, seguramente vamos a pagar mucho más. Si es que nos aceptan. Después de la última operación de mi hija, hace 10 años, perdí mi pega y tuvimos que hacer un negociado para que el plan quedara a nombre de mi señora, que tiene contrato estable. Ahí perdí varios beneficios, como el de enfermedades catastróficas. Mi reclamo es que hoy día pago casi el doble de lo que pagaba unos años atrás y resulta que los planes cubren casi lo mismo. Hemos recibido las cartas que informan sobre los reajustes. Nos cagaron”.

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