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Nacional

26 de Enero de 2013

Chile: el peor país para ser trans

Por Carolina Rojas Vía Cosecha Roja Martina Infante estaba contenta porque una amiga la había invitado a pasar navidad con ella. Dos día antes del festejo un desconocido la baleó a quemarropa. El motivo: que Martina es transexual. Todavía no encontraron al culpable. Alejandra Soto, amiga y también presidenta del sindicato Amanda Jofré, que reúne […]

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Por Carolina Rojas
Vía Cosecha Roja

Martina Infante estaba contenta porque una amiga la había invitado a pasar navidad con ella. Dos día antes del festejo un desconocido la baleó a quemarropa. El motivo: que Martina es transexual. Todavía no encontraron al culpable. Alejandra Soto, amiga y también presidenta del sindicato Amanda Jofré, que reúne a personas Transgéneras, Travestís y Transexuales, habla sobre Martina y la define como una mujer coqueta a la que le gusta comprarse maquillaje, perfumes, vestidos y escuchar canciones de Paulina Rubio. A pesar de su alegría permanente, una de sus tristezas es que no podía llegar vestida de mujer a la casa familiar. En el día se recogía el cabello negro en una cola de caballo y se quitaba el maquillaje para parecerse más al hijo varón que quería tener el padre, con quién tenía una relación distante.

En la madrugada del 22 de diciembre, Martina abordó un auto a las tres de la madrugada, en la intersección de Providencia con Los Leones. El hombre la llevó a un lugar despoblado cerca del cerro San Cristóbal y la golpeó con la pistola en la cabeza.

-Gente como tú no debería estar viva- le dijo.

Luego le disparó dos veces a quemarropa. Una de las balas le dio en el abdomen y le dañó los intestinos. Martina quedó abandonada a un costado del cerro con una hemorragia que la tuvo complicada por días. La encontró personal de la Municipalidad de Providencia. No fue un asalto: cuando fue asistida se encontró su bolso con su dinero y el celular.

Después del ataque, la internaron en la UCI del Hospital Salvador y luchó por su vida conectada a un ventilador mecánico, fue operada cuatro veces y hoy se recupera. Aún no sabe si volverá a trabajar. “Hoy la fui a ver, costó mucho que las heridas sanaran, pero ella es muy positiva, bromea que tiene una cesárea, pero no sabe si estará uno o dos meses más en el hospital”, dice Alejandra.

Hace unos meses a Martina ya la habían amenazado. Alejandra cuenta que en la calle Holanda de Providencia siempre pasan grupos de hombres borrachos que les gritan y las insultan, que ellas se aprendían las caras de memoria, que siempre son los mismos, pero que nadie hace nada. Las calles peligrosas son Copiapó, San Camilo, Emiliano Figueroa, Cuevas y cerca del Parque Bustamante, donde también son víctimas de barridas (ataques de neonazis) .“A fines de septiembre del año pasado, una compañera trans llamada Moira se fue con un cliente en el auto, por una de las puertas se metieron otros tipos que le pusieron una pistola en la cabeza , la golpearon , la violaron y la abandonaron desnuda”, dice Alejandra.

Según una encuesta de percepción sobre discriminación a cargo de Movilh y la Fundación Progresa el 52,7 % de la población homosexual y transexual declaró haber sido discriminada. Las más afectadas son las personas transexuales, de cuyo total un 58,1 por ciento contestó haber recibido algún atropello o ataque. El 74,3% se manifiesta en agresiones verbales, el 20,5% en agresiones físicas y 1,4 % en amenazas.

Rolando Jiménez presidente del El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) contó a Cosecha Roja que la semana pasada se reunieron con la alcaldesa de Providencia Josefa Errázuriz, porque a partir del caso de Martina se presentó una querella a través del municipio y del equipo de abogados de la Institución. “Falta dar con un nombre y un rostro, luego ver el agravante de la Ley Zamudio de cuando el autor de la agresión fue motivado por la identidad de género. Aquí hubo premeditación, un tipo que debió conseguir un auto y un arma para cometer este delito. Las personas trans están expuestas a las agresiones neonazis o grupos de hombres que durante los fines de semana ,envalentonados por el alcohol, las agreden y las insultan, es una constante en la comuna. Buscamos la posibilidad de que puedan trabajar de forma segura sin alterar la vida familiar, por eso estamos elaborando una propuesta que es que se permita en ese sector el comercio sexual en condiciones seguridad”, dice.

El peligro en las calles

La madrugada del 8 de Junio de 2011, en Valparaíso Sandy Iturra fue atacada por un grupo de hombres que la golpearon con un bate de béisbol y se fugaron en una camioneta. La golpiza la dejó con contusiones y un edema cerebral, además de fracturas múltiples faciales, tanto maxilares como de órbita. Quedó en riesgo vital, internada en la UCI del hospital Gustavo Fricke, luego que fuera derivada desde el hospital Carlos van Buren.

Otro caso es el de la joven trans Camila Huenchucheo. En Ancud, el 15 de setiembre un grupo ocho o nueve hombres alcoholizados la golpeó brutalmente, también por su identidad de género. Según denunciaron los familiares, Camila estuvo internada en el Hospital San Carlos con graves daños en el rostro. Esa noche había ido a una fiesta y volvía de ella con el hermano.

El certificado médico arrojó que quedó con trauma maxilo facial, herida compleja de labio superior, fractura nasal y pérdida de dientes. Su rostro quedó desfigurado.

Cisna Sotelo, trabajadora social del Sindicato Amanda Jofré, cuenta que el caso de Martina fue el resultado de una violencia reiterada. Hace menos de un año, Martina estaba trabajando y, por defender a sus compañeras de un ataque, la tomaron por la espalda y le cortaron el cuello a centímetros de la arteria yugular. Sotelo cuenta que en esa ocasión se hicieron las denuncias y el atacante fue identificado, procesado y condenado a pagar una multa simple de 700 mil pesos.

“Hace diez años cuando una persona transexual era atacada, antes de la reforma procesal penal, los casos no se investigaban, y en ese tiempo íbamos a funerales cada tres meses. Muchas sufrieron violencia o fueron asesinadas, jamás se encontró a los culpables. La reforma procesal comenzó a transparentar un poco más el tema, pero aún faltan avances”, recalca Sotelo.

Para la profesional hay dos tipos de violencia que vulneran a las trabajadoras, por un lado la la institucional y el derecho que ellas tienen a trabajar en un espacio protegido para desempeñarse en el comercio sexual. “No son consideradas como cualquier otra persona que es asaltada en la calle, ellas llaman a Carabineros y pasa el vehículo policial y no las consideran, cuando es una responsabilidad que le cabe a la policía de Carabineros y de Investigaciones” afirma.

Para ella la segunda forma de violencia y la más grave es la existencia de grupos organizados y refuerza la idea que en la cuidad de Valparaíso, Viña del Mar, Limache en la quinta región, Parque Bustamante en Providencia y las cercanías a la Plaza Italia en Santiago, son los sectores más riesgosos por la presencia de grupos neonazis.

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