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7 de Febrero de 2013

La historia de cuando Marcelo Bielsa fue visitó al nadador argentino que entrena niños discapacitados

Vía Lanación.com.ar Marcelo Bielsa se disfraza de periodista y llama por teléfono a un número fijo de Arroyo Seco, Argentina, una pequeña localidad costera anclada en el sur de la provincia de Santa Fe atrapada entre los campos minados por la soja y el caudaloso río Paraná. El teléfono suena. Es viernes a la tarde. […]

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Vía Lanación.com.ar

Foto de Juan Roberto Mascardi

Marcelo Bielsa se disfraza de periodista y llama por teléfono a un número fijo de Arroyo Seco, Argentina, una pequeña localidad costera anclada en el sur de la provincia de Santa Fe atrapada entre los campos minados por la soja y el caudaloso río Paraná.

El teléfono suena. Es viernes a la tarde. Atiende Marisa, la esposa del profesor de natación. La conversación puede haber sido así.

– Hola, buenas tardes. ¿Este es el número de la casa de Patricio Huerga?
– Sí.
– Yo soy un periodista de Pergamino y quisiera entrevistar a Patricio personalmente. ¿Puedo acercarme mañana hasta Arroyo Seco?
– Sí, claro. A él lo encuentra por la tarde.

Pocas cosas interesantes suceden los sábados a la tarde en los pueblos de la Pampa Húmeda. Las acciones son movimientos calcados, días idénticos a los anteriores, iguales a los fines de semanas que vendrán. Sólo la adrenalina de los adolescentes que se preparan para salir por la noche a Pasacalle agita por lo bajo las hormonas apagadas de quienes abandonaron su juventud otro sábado a la tarde. De tan previsibles cualquier modificación que ocurra en la escena sabatina llama la atención. El director técnico disfrazado de periodista no pasa desapercibido. Está perdido y no sabe cómo llegar al destino final. Su misión es preguntar.

El rostro del hombre famoso es una tarjeta de presentación. Ahí, en sus gestos, en sus arrugas y en sus pupilas no sólo están sus propios datos sino las expectativas y frustraciones proyectadas por la gente común, por el ciudadano de a pie, por todos nosotros. El disfraz de periodista es corto. No le alcanza para burlar a los transeúntes que detiene para preguntarles dónde queda la casa del profesor de natación que entrena a pibes con discapacidad que nadan hasta diez kilómetros en uno de los ríos mas anchos y profundos del continente. El DT elige a sus presas: el primero es el dueño de un bar y el otro un periodista televisivo del cable local que casualmente iba en camino hacia el estudio de TV. Ambos le indican el camino. Ambos siembran elucubraciones. ¿Querrán llevar a Patricio Huega a Chile para trabajar con el seleccionado de fútbol?

Es junio de 2009. Supongamos que hacía frío. Las tardes de invierno son cortas en el sur de Sudamérica y la sobremesa de los fines de semana casi siempre se superpone con la merienda. El punto de unión es el mate, el mate amargo que acompaña al profesor de natación que se encierra en su biblioteca, un riñón en el fondo de su casa. Allí pergeña nuevos desafíos para Los Tiburones: el grupo de jóvenes que una vez al año nadan en las aguas dulces de un río marrón. Las paredes están pobladas de cuadros de Carpani, el pintor peronista de trazos sólidos y populares. Hay medallas, trofeos y muchos recortes de diarios enmarcados. “Los Tiburones de Arroyo Seco volvieron a dar su ejemplo de vida”, titula La Capital. “Los chicos discapacitados que desafían las aguas del Paraná” describe un diario porteño fechado en 2005. “Los chicos especiales volvieron a ganarle al río Paraná y a la vida”, vuelve a graficar el decano de la prensa argentina. En las pruebas de los Tiburones no hay vencedores porque no hay disputas. Desde allí, Patricio no escucha el timbre pero sí el grito de se esposa.

Marisa pregunta desde adentro quién es.

– ¿Acá vive Patricio? Soy Marcelo Bielsa.
– Sí, un momentito por favor.
Marisa vuela hasta la biblioteca. Exclama: “¡Es Marcelo Bielsa!”
– ¿Por teléfono?, lo atiendo desde acá…
– ¡No! ¡Está ahí afuera!

“Se me aflojaron las piernas. Mientras buscaba las llaves para abrir la puerta recordaba que Bielsa me había dicho que alguna vez vendría personalmente a agradecerme el libro que le había mandado”. Y Marcelo Bielsa, siendo técnico de la selección chilena de fútbol, cumplió con su palabra.

. . . . . . . . .O. . . . . . . . .

Patricio Huega nació en la década de ’60. Es hijo de un empleado metalúrgico y de una ama de casa. Fue un niño nadador imbatible que se retiró rápido. Inventó la primera escuela de natación para chicos con discapacidades y realiza durante todo el año un riguroso entrenamiento en pileta para que los pibes de la escuela se reciban de Tiburones en su bautismo en aguas abiertas. Cuando Patricio les planteó a los papás la idea de que sus hijos naden en el río muchos dijeron que era imposible, que se iban a ahogar todos, que estaba totalmente loco. Patricio Huerga admira profundamente a Marcelo Bielsa. A Marcelo Bielsa le dicen ‘El Loco’.

Marcelo Bielsa ingresa a la casa. Están sentados en el living. Bielsa hace preguntas. Se interesa en la labor constante, en lo épico del todo los días. Lejos de esos títulos que la prensa magnifica: “Yo admiro en ustedes la capacidad que tienen para trabajar con el dolor”.

La frase de la celebridad que golpea la puerta del admirador adquiere una dimensión, una densidad y una composición que la hacen táctil. El admirador es admirado. El admirado habla de Bielsa.

“Lo admiro por los valores que transmite. No solamente desde lo teórico del planteamiento sino porque lo lleva a la práctica, que siempre es lo más difícil. Pensar, decir y hacer todo para un mismo lado. A eso le dicen coherencia, pero cuando yo era niño, mi papá me decía que eso era honradez. Eso te hace digno: digno de ganar o de perder en lo que hagas, pero siempre digno de vivir”.

Patricio trabaja poniendo el foco en las habilidades, en la superación de las limitaciones, de los obstáculos. Marcelo trabaja para explotar al máximo el talento innato, procura descubrir capacidades desconocidas de los deportistas virtuosos. Patricio es el líder de los menospreciados sociales, los líderes anónimos, los desconocidos mediáticos. Marcelo es el guía de las estrellas, los gladiadores de la posmodernidad, los millonarios prematuros. Ambos hablan el mismo idioma. Marcelo llegó a Arroyo Seco porque quiere conocer en persona algo de lo que hace Patricio.

 

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