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Opinión

8 de Febrero de 2013

La milicoeducación

El otro día salió un video de milicosmarinos trotando como machos rítmicos alfa y cantando que iban a matar a peruanos, bolivianos y argentinos. Y quedó la cagá. Se vinieron milicosargentinos que cantaban sobre degollar chilenos y milicosdenosédónde cantando Lady Gaga y políticomilicos que lo encontraban bacán y milicomáximo de la armada que lo encontraba […]

Candelaria Dominguez
Candelaria Dominguez
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El otro día salió un video de milicosmarinos trotando como machos rítmicos alfa y cantando que iban a matar a peruanos, bolivianos y argentinos. Y quedó la cagá. Se vinieron milicosargentinos que cantaban sobre degollar chilenos y milicosdenosédónde cantando Lady Gaga y políticomilicos que lo encontraban bacán y milicomáximo de la armada que lo encontraba pésimo y bla bla bla.

Lo primero que pensé es que me había despertado en Nosédóndechuchalandia porque empecé a cachar que todo el mundo se volvió loco con el video chilensis. Y el CJ* (porfa léase Ci Jey para darle más color) se hacía el loco diciendo que era IN A CEP TA BLE. Y yo no entendiendo nada.

*CJ= Comandante en Jefe en lenguaje milico.

No cachando nada porque desde chica, por miles de diferentes razones, porque teníamos que pasar a buscar algo a la oficina de mi papi o lo que fuera, me tocó estar en regimientos o lugares militares. No me acuerdo específicamente de las letras de los “cantos”, pero varios amiguitos me dijeron que siempre ha sido así. Y sorpresa, lo más probable es que siempre haya sido así en los milicos peruanos, bolivianos, argentinos, gringos, isreaelitas, y bla bla.

Pero lo que más me sorprendió es que a la gente le llamara la atención que las fuerzas armadas están construidas sobre sentimientos mega nacionalistas, chovinistas, puerquistas (de puerco chovinista, lo inventé ahora).

La verdad, yo nunca escuché a mi papi decir ningún comentario racista (oh por dios, señores de las noticias busquen sinónimos de xenófobo), pero también yo conocí a mi papi cuando él era bastante grande y madurín, o algo así. Pero sí, yo aprendí casi toda la historia reciente de Chile gracias a los Cuatro Cuartos, especialmente a su disco ¡Al 7° de Línea!

Ese disco está basado en el libro de Jorge Inostroza, Adiós al séptimo de línea y cuenta la historia megarosa de la guerra del Pacífico. Me acuerdo de Los juramentados de Atacama, que eran cuatro amigos que se hicieron la promesa que cantan los Cuatro Cuartos: “partimos juntos, juntos luchemos, seremos todos, igual que hermanos y si uno muere, que mueran todos, digan ‘juramos’, ¡jurado hermano!”. Y así avanzaba la canción donde los juramentados iban muriendo de a uno en distintas batallas. Y era súper triste.

También me acuerdo de Los chinos del Cerro Azúl, que decía que Patricio Lynch, un vicealmirante de la armada al que le decían el Príncipe Rojo, había liberado a los chinos del norte. Ahí eran esclavos de los peruanos, según mi papi. O de los bolivianos, ya ni me acuerdo. También estaba la canción La novia de mi capitán que contaba la historia de un valientísimo capitán que moría en batalla y le encontraban una carta terrible de linda para su novia Clementina: “cuando suene el clarín de batalla, bastará, Clementina, tu nombre para ir a buscar la victoria con altivo y osado corazón. Y si el plomo enemigo me derriba, tu nombre, límpido lucero, brotará de mis labios de guerrero como el último y eterno adiós”. Megatriste.

Y si tienes ocho o nueve años cuando escuchas estas canciones, y te aprendes estas historias, te lo imaginas todo como Mel Gibson gritando FRIIIIIIDOOOOMMMM, o Mel Gibson honrando la memoria de sus hijos asesinados, o Mel Gibson haciendo cualquier cosa, y lo encuentras bacán. No sólo eso, sino que aprendes la historia de gente como Ignacio Carrera Pinto y Luis Cruz Martínez. Que en la batalla de la Concepción estaban atrincherados con unos pocos soldados y no se rindieron contra el ejército peruano. Porque Ignacio Carrera era descendiente directo de José Miguel y no podía rendirse y no sé qué más. Y lo mataron y el Cruz Martínez que tenía como 16 años quedó a cargo como con dos peláos más y tampoco se rindió y gritó “el soldado chileno no se rinde mierda” y los mataron a todos. Cómo supieron que dijo eso si mataron a todos los chilenos? Ni idea, pero filo. Y después se supone que, por alguna razón habían guaguas entre los soldados chilenos y los peruanos las mataron y las pusieron en lanzas en la plaza. Y así, uno aprendía que igual Los héroes de la Concepción eran pulentos, aunque perdieron la batalla.

Y yo era muy chica para entender que eso no hablaba del salvajismo de los peruanos, sino del salvajismo de la guerra, como si los chilenos no hubiesen hecho lo mismo si hubiesen ganado. De hecho, una vez un profesor de historia, en el colegiomilico, nos habló de la historia rosa y la historia negra. Y básicamente nos dijo: y qué tanto? Si los chilenos jugaban al “corvo peruano”. Ese juego consistía en hacer correr a los prisioneros de guerra y achuntarles con un corvo por la espalda. Y quedó la cagá. Todos los alumnos se le tiraron encima y el profe nunca volvió a hablar de la historia no-rosa.

Ahora me parece ridículo, pero en ese tiempo… en realidad nunca me dejaron ver Pin Pon porque Jorge Guerra era comunista. Tampoco me dejaban ver el Chavo porque vivía en una población y eso era muy cuma. En mi casa nunca se escuchó Los Jaivas y nicagando se llegó siquiera nombrar Las venas abiertas de América Latina. Y al menos yo entré a la U y conocí el neosocialismo capitalista y el abajismo pelolais. Mis amiguitos, en cambio, siguieron el mismo camino que sus papis y sus abuelos y la vida militar.

Entonces, yo cacho que me dan penita los milicoscantores. Porque se demoraron caleta en crear esas maravillosas prosas, un orgullo de la poesía, como las que yo hacía en cuarto básico en que todo terminaba en “aré” o “aba” para que rimara: “con mi cuerda saltaré y mucho jugaré, frutas y verduras comeré y mucho creceré”. Un siete pos loco.

También me dan penita porque ahora se van a cagar a un hueón que ni siquiera inventó la estupidez de canción. Lo más probable es que a él se la haya hecho cantar un instructor, y a ese otro instructor antes que él. O en serio creen que alguno se sentó a meditar sobre la ideología que se les entrega a los “jóvenes soldados”. Sólo digo, que mi papi todavía guitarrea Rasguña las piedras y nunca ha cachado que es contra la dictadura argentina.

Y me da penita porque es como la historia de la ranita y el escorpión que me contaba mi papi. En que el escorpión le pedía a la ranita que lo ayudara a cruzar el lago. Y la ranita le dice: táy más hueón? Me vai a matáme. Y el escorpión le dice: noo poo, sino, nos morimos los dos. Y la ranita le dice: ahh, tení razón, y la sube a su espaldita. Y en la mitad del camino, ¡pa! El escorpión pica a la ranita y la ranita le dice: soy entero pavo, escorpión, nos vamo a morir! Y el escorpión le dice: sorry, ranita, es mi naturaleza. Un hombre de filosofía, mi padre.

En fin, hagamos como que en verdad creemos que los milicos no van a seguir cantando esas canciones, y es más, hagamos como que el hecho de dejar de cantarlas en verdad va a hacer que se vuelvan bolivarianos y quieran darle el mar robado a Bolivia. Yo sólo digo que es como tratar de explicarle el valor de la cultura a Cruz-Coke o que la educación es un derecho y no una forma de “autorrealización” y buena onda a Piñera.

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