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Mundo

9 de Marzo de 2013

La polémica detrás de las terapias de conversión gay

Vía BBC Mundo Cuando Gabriel Arana estaba en el secundario, su madre, hurgando sin permiso entre sus correos electrónicos, encontró uno en el que confesaba sentir una atracción especial por un compañero de clase. Confirmó así lo que sabía “desde que eras pequeño”, según le dijo luego: que su hijo era gay. Al día siguiente, […]

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Vía BBC Mundo

Cuando Gabriel Arana estaba en el secundario, su madre, hurgando sin permiso entre sus correos electrónicos, encontró uno en el que confesaba sentir una atracción especial por un compañero de clase.

Confirmó así lo que sabía “desde que eras pequeño”, según le dijo luego: que su hijo era gay.
Al día siguiente, le dejó sobre el escritorio una pila de folletos sobre un tratamiento, ofrecido por un psicólogo clínico en California, que prometía curarle las tendencias homosexuales.

“Mi madre me hizo una pregunta hipotética: ‘si hubiera una píldora que te hiciera heterosexual, ¿la tomarías?’ Le admití que mi vida sería más fácil si tal píldora existiera”, señaló Arana, ahora de 29 años y periodista de profesión.

Así fue que comenzó sus sesiones semanales de terapia reparativa, que continuaron hasta que se graduó. Pese a sus esfuerzos, su inclinación por personas de su mismo sexo nunca se disipó.

Joshua Romero, por su parte, accedió ir a la conferencia “Love Won Out” para darle el gusto a sus padres: como miembros activos de una iglesia cristiana, querían hacer algo para que su hijo, que había “salido del closet” unos años antes, recuperara la “normalidad”.

“Yo ya estaba en un punto en el que había alcanzado la paz con quien era, con lo que Dios pensaba de mí. Fui por ellos y no pensé el daño que me haría. Todo lo que enseñaban ahí se basaba en que había algo mal conmigo: que es pecado, es malo, te va a llevar al infierno. Yo sentía que no podía evitar ser gay ni volverme otro”, reveló el joven, de 29 años.

Los dos testimonios ilustran los tratamientos polémicos que están en la mira de legisladores y jueces de Estados Unidos: las terapias de conversión, también llamadas reparativas o exgay, que proponen revertir las tendencias homosexuales de un individuo.

California se convirtió en el primer estado del país en aprobar una ley que las prohíbe para pacientes menores de edad, que en muchos casos son sometidos a tratamiento por decisión de sus padres. Pero la norma, que debía entrar en vigor en 2013, ha sido frenada por una serie de apelaciones ante la Corte.
Nueva Jersey podría seguirle los pasos, con un proyecto de ley similar en debate.

“Es responsabilidad del Estado mediar en esta cuestión, dado que no hay evidencia de que estas terapias funcionen y a muchos nos han hecho mucho daño”, afirmó Arana.

Fuera de lista

Las idas y vueltas legislativas y judiciales han puesto las terapias reparativas en el ojo del público y han renovado la polarización entre quienes las practican -que ven la homosexualidad como un desorden mental o una consecuencia de la historia del paciente que puede, por tanto, ser modificada- y quienes las condenan por peligrosas y obsoletas.

Entre los últimos se cuenta Jack Drescher, miembro destacado de la Asociación de Psiquiatría Estadounidense (APA, en inglés) y una de las principales voces críticas de estos procedimientos.

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