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16 de Marzo de 2013

La historia de Escolástico Méndez, el hombre que dice ser Maradonna y vive de ser como él

No se confunda, anda por ahí firmando autógrafos, dando entrevistas y recibiendo homenajes como si realmente fuera el más grande futbolista de la historia. Perfil de Escolástico Méndez, el hombre que dice ser "Diego" y vive de ser como él.

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Vía Soho.com.co
—¿Cómo está, maestro? ¡Bienvenido a casa! —dijo el Pibe Valderrama.

—Maestro, es usted —le contestó Escolástico Méndez. Entonces Valderrama lo abrazó, muy emocionado, creyendo que abrazaba a Diego Maradona. Para cuando el Pibe descubrió la verdad, la escena ya había sido inmortalizada por una cámara de televisión. Sucedió en Barranquilla, poco antes del partido que Colombia y Argentina disputaron por las eliminatorias del Mundial de 1998. Después “Diego” fue al estadio a ver el partido y tuvo que disponer de custodia especial porque los espectadores lo volvían loco. Algunos comentaristas deportivos llegaron a especular incluso sobre el curioso hecho de que Maradona viajara para ver a la selección que dirigía su archienemigo Daniel Passarella. Es que “Diego”, el doble de Maradona, no habrá heredado el talento futbolístico del modelo original, pero tampoco sus odios.

—Tengo la mejor onda con Daniel. Nos cagamos de risa.

Escolástico Méndez —a quien llamaremos en forma indistinta “Diego”, así entre comillas, o ‘Coco’, como lo llaman los amigos— nació con la vaca atada. Cuando lo confundieron por enésima vez por la calle se le prendió la lamparita y comprendió que había encontrado su profesión. Durante toda su vida tendrá trabajo gracias a su asombrosa semejanza con Maradona: lo único que tiene que hacer es un poco de ‘mantenimiento’ periódico: estar atento a los frecuentes cambios de look del astro, cortarse el cabello cuando Diego lo hace, hacer ‘jueguito’ con la pelota, saber la firma del 10. Lo que no hace —porque solo el cuerpo del 10 lo resiste, y hasta por ahí nomás— es adelgazar y engordar decenas de kilos con la frecuencia que lo hace Maradona.

—Cuando Diego estaba muy gordo, llegué a usar una almohada para rellenarme. Cuando está muy flaco, no se puede hacer nada —reconoce.

Todos los días, menos los domingos y los martes, “Diego” está en el barrio de La Boca, en La Vuelta de Rocha, uno de los centros turísticos de la ciudad de Buenos Aires, donde nacen frente al Río de la Plata las calles Pedro de Mendoza, Magallanes y el insigne pasaje Caminito. Allí, a pasitos de la Bombonera, se pone la 10 de la selección argentina y se saca fotos con los turistas. Si la cámara la pone el turista, le cobra 15 pesos (5 dólares), si él pone su fotógrafo, le cobra entre 10 y 15 dólares, de acuerdo con el tamaño. En la fonda de Pedro de Mendoza y Magallanes instaló su computadora y su impresora láser. La fonda le puso el fotógrafo, que también es el encargado de vociferar: “¡A la foto con Diego, a la foto con Diego!”. Es un buen souvenir el que ofrecen, mucho mejor, sin duda, que la tradicional foto con los bailarines de tango. Le hacen sentir a uno que estuvo cerca de Maradona, transmiten algo de la energía del 10. Es una ilusión, sí, pero de las buenas.

—Un saludo para todo el pueblo venezolano. ¡Arriba la Vinotinto! —dice “Diego”. Y el venezolano que lo estaba filmando se va contento.

Cada tanto alguien le ‘roba’ una foto, pero no es grave. El 10 lo mira decepcionado, como quien dice: Qué me hacés, hermano, y el ‘ladrón’ sigue su camino, feliz por haberse ahorrado unos dólares.

Justamente por cuestiones de dinero, mi presencia en Caminito no es del todo bienvenida. La fonda y “Diego” mantienen un histórico desacuerdo sobre la actitud que hay que adoptar ante la prensa. Los dueños de la fonda opinan que “Diego” debería cobrar todas las entrevistas, como hace el verdadero. Dicen que no necesitan prensa para que los turistas se saquen fotos, que el negocio camina solo, que las notas periodísticas no les traen ningún beneficio y solo les hacen perder el tiempo. “Diego” acuerda que la prensa no es necesaria para las fotos en La Boca, pero que le sirve, en cambio, para difundir sus otras actividades: los shows en discotecas, la participación en eventos empresariales.

—En el mundo del espectáculo, la prensa siempre sirve —dice. Hace unos días le quisieron cobrar a un periodista de (la revista) Semanario. ¿A vos te parece?

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