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Mundo

30 de Marzo de 2013

La mediática modestia del Papa Francisco

Vía El Mundo.es Dos semanas después de su nombramiento, el Papa Francisco se ha convertido en una auténtica estrella mediática. Sus fotografías y las informaciones sobre él llevan varios días ocupando las portadas de los periódicos de todo el mundo. Sus cambios de guión, saltándose algunas de las férreas tradiciones, y sus continuos guiños relacionados […]

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Vía El Mundo.es

Dos semanas después de su nombramiento, el Papa Francisco se ha convertido en una auténtica estrella mediática. Sus fotografías y las informaciones sobre él llevan varios días ocupando las portadas de los periódicos de todo el mundo. Sus cambios de guión, saltándose algunas de las férreas tradiciones, y sus continuos guiños relacionados con los retos de la Iglesia (como el papel de la mujer o las relaciones con el Islam), le han revestido de un aura que, cuanto menos, capta la atención de todos, creyentes y agnósticos.

Su ‘estrellato’ siempre va acompañado de pinceladas de modestia, tal y como se dejó ver en su primera aparición en el balcón del Vaticano. Hacía una hora que la chimenea había desprendido humo blanco cuando Bergoglio, el primer Papa jesuita, el primer latinoamericano, se presentaba ante sus fieles dispuesto a cautivarlos.

La foto de entonces dio la vuelta al mundo: un Papa alejado de riquezas, con una simple cruz plateada al cuello y que, como gesto de sencillez, rechazó ponerse la muceta de armiño que tradicionalmente se coloca sobre los hombros del nuevo Papa. Salió de San Pedro como pontífice pero sin artificios que puedieran alejarle de los creyentes: se negó a subirse en una limusina y se fue a cenar compartiendo autobús con el resto de cardenales. Su ‘rebeldía’ sólo acababa de empezar.

En los días siguientes a su nombramiento, siguió ‘rompiendo reglas’ y, con ello, atrayendo cada vez más a los medios de comunicación. Volvió a rechazar el coche oficial para irse a rezar por la mañana; acudió él mismo a pagar la residencia de Santa Marta en la que había dormido los días anteriores; se reunió con Benedicto XVI, lo abrazó y rezó junto a con él… Los ‘flashes’ de las cámaras casi no dieron abasto.

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