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Mundo

5 de Abril de 2013

Las intimidades del Papa Francisco

La hermana del Sumo Pontífice María Elena, le contó al semanario Democracia de Argentina,  que era un excelente bailarín, cocinero, deportista y admirador de Edith Piaff. Sus planes de ir a vivir a África y quién fue su verdadera novia. Entrevista de Mercedes Ninci consignada por Crónica Argentina Son las cuatro de la tarde del martes 2 de abril […]

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La hermana del Sumo Pontífice María Elena, le contó al semanario Democracia de Argentina que era un excelente bailarín, cocinero, deportista y admirador de Edith Piaff. Sus planes de ir a vivir a África y quién fue su verdadera novia.

Son las cuatro de la tarde del martes 2 de abril en Ituzaingó. Diluvia. María Elena está preocupada por los que se están inundando. Está acompañada por sus dos hijos, Jorge y José Ignacio. No para de fumar. Cuando habla de su hermano, su rostro se llena de alegría. Es sencilla como él. Nos muestra sus fotos y se emociona. Cuenta historias de la infancia y no se cansa de repetir que el PapaFrancisco es “un ser humano de carne y hueso”. Está llena de anécdotas. “A Jorge le gusta mucho cocinar, le salen riquísimos los calamares rellenos”, relata con orgullo. “Le fascinaba jugar al fútbol”, dice. “El tango lo enloquece, pero también la música clásica y la ópera. Siempre le encantó Edith Piaff”. También nos habla de la que fue su verdadera novia. Elena es la única de los cinco hermanos de Jorge Bergoglio que aún vive. Tiene 11 años menos que él y ante las preguntas de Democracia dispara un montón de recuerdos. “El era un adolescente normal”, insiste una y otra vez.

¿Qué hacía? ¿Iba a los bailes?

–Mis hermanos mayores tenían el grupo juvenil de la parroquia San José de Flores. Y con los chicos del grupo se reunían en las casas, como era en aquella época, y escuchaban música, bailaban, se divertían.

–¿En tu casa también organizaban fiestas?

–Sí, y a mí me gustaba espiar lo que hacían los grandes.

¿Qué tal era Jorge para bailar?

–Era muy buen bailarín. Le gustaba toda la música.

¿Qué música?

–El tango, el tango lo enloquece. La música clásica, la música sinfónica, la ópera. Le encantaba Edith Piaff.

¿Tuvo alguna novia? El otro día hablamos con Amalia, una mujer que dijo que había sido su novia cuando tenían 12 años.

–Yo no te puedo decir que sea mentira porque a la edad que da ella yo era un bebé. Simplemente analizo situaciones. Primero, en el barrio éramos una familia. Esos barrios de los que ya no existen más. Como yo también quería saber, llamé, y nadie la conoce, nadie sabe dónde vivía. Punto dos: los once o trece años de esa época no son los de ahora. En esa época las nenas jugaban a las muñecas y los chicos a las bolitas. Y después dijo algo que es un error. Comentó que mi hermano la iba a casar pero que no pudo porque lo trasladaron de parroquia. Jamás mi hermano estuvo en una parroquia porque él estaba con los Jesuitas. No cierra.

¿Y cuál es entonces la novia que el tenía cuando decidió entrar al seminario?

–Bueno, esa experiencia la cuenta mi hermano.

¿Cómo se llamaba esa mujer?

–El nunca quiso dar el nombre. Yo creo que era una chica del grupo juvenil. Me parece muy bien que él la haya preservado. Además nunca la llevó a casa.

Ella tampoco apareció ahora, sabe muy bien que es ella y no lo dice.

–Claro, y también fijate que el dijo “tuve que elegir entre el amor de una mujer y el amor a Dios”.

¿Es cierto que tu mamá no estaba convencida de que fuera sacerdote?

–No, no es cierto. Mamá y papá estaban felices de que él fuera sacerdote. A mi mamá le costó que se fuera el nene. Es como si él le hubiera dicho “me voy a vivir a otro país” o “me caso”. El nene mayor se le iba, entonces le costó un poco el despegue. Pero estaban felices con la idea de que él fuera sacerdote.

¿En qué seminario entró?

–En el de Devoto. Estaba cerca, lo podíamos ver, él podía visitarnos en casa, hasta que se enfermó y casi pierde la vida. Después, cuando gracias a Dios se salvó, dijo que quería ir a los Jesuitas, porque quería ser misionero.

¿Adónde quería ir?

–Al Africa. Cosa que las autoridades no le permitieron por su problema de salud. Ahí se fue a estudiar al noviciado en Córdoba.

¿Qué tareas de la casa le gustaban?

–Siempre le gustó cocinar. Le salían riquísimos los calamares rellenos

¡Qué bueno! No es que hacía arroz con manteca…

–Le encantaba cocinar. Hacía también rissotto piamontés. Y a veces cocinaba para muchos. Fijate, me enteré por un sacerdote que cuando él formaba a los novicios en los Jesuitas y faltaba la cocinera, se metía en la cocina y cocinaba para todos.

¿Qué otros recuerdos tenés?

–Le encantaba jugar al fútbol y tenía muchos amigos.

¿Y como hermano, cómo era? ¿Era el típico hermano mayor que te llevaba y te traía?

–No, él tenía sus actividades. Pero siempre fue un hermano muy paternal, muy compañero, muy protector, muy alegre y sobre todo un ser humano de carne y hueso, nada de más arriba ni del más allá, nada de eso. Un adolescente normal.

Peronismo y dictadura

¿Es cierto que era peronista?

–No. El peronismo tiene su esencia en la Doctrina Social de la Iglesia y entonces hay evidentemente una afinidad, pero él no era peronista, no tenía una postura política determinada.

¿Nunca siguió a Perón entonces?

–No. Pero sí se identificaba, porque las bases del peronismo son la doctrina social de la Iglesia, entonces ahí había una simpatía que podría haber sido con cualquier otro partido.

¿Ustedes eran de familia peronista?

–No, en casa no había una postura política.

¿Qué le pareció el cambio de postura en el gobierno? Ahora son todos amigos del Papa.

–Yo tengo esperanza de que realmente haya un acercamiento con la Iglesia. Sería muy bueno además que se pudiera trabajar juntos para los que más lo necesitan.

¿Qué opinas de la polémica que sacó Horacio Verbitsky en cuanto a tu hermano y la dictadura militar? –No sé, no me interesa. Yo tengo la tranquilidad de que mi hermano jamás ayudó a la dictadura. Todo lo contrario y punto. Para mí se acabó el tema.

¿Te llamó para decirte cuándo viene a la Argentina? –Me llamó dos veces. Encima le tocó una hermana idiota (risas) porque es muy fuerte la emoción.

¿Qué te dijo?

–Bueno, primero me llamó cuando lo eligieron Papa y esa llamada fue muy fuerte. Yo le dije “gracias por llamarme” y se mató de risa y me dijo: “¿Cómo no te voy a llamar?”. Estábamos muy emocionados los dos, muy emocionados. Yo le decía “cómo estás” y él me decía “esto se dio así, y acepté”. En la segunda llamada pudimos hablar un poco más. Me preguntó por toda la familia. Una charla normal de dos hermanos.

¿Te dijo si venía a Argentina?

–No. Cuando le pregunté cuándo nos vamos a ver, me dijo “silencio”. Yo que lo conozco ya sé lo que significa silencio: chau hablemos de otra cosa, demos vuelta la página. Con que me dé dos minutos es suficiente, porque va a venir a una visita pastoral, y bueno, hay que aprender a compartirlo. Fijate que los periodistas me decían “perdiste un hermano”. Pero no perdí un hermano, yo creo que gané millones de hermanos y hay que compartirlo. Entonces lo único que me gustaría es abrazarlo y nada más.

Polémica por el matrimonio gay

Algunos critican a la Iglesia argentina por la posición que tomó respecto del matrimonio gay. ¿Alguna vez te comentó eso?

–No, que yo recuerde no.

¿El les tiene bronca a los gays?

–No, nada que ver. Una vez, me acuerdo, en una reunión familiar se habló de los gays, y él habló con mucho respeto. Lo que tal vez le haya molestado es el exhibicionismo del tema, el mal manejo del tema, que es otra cosa.

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