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Planeta

11 de Abril de 2013

¿Los gatos son en realidad espías alienígenas?

Atención gente gatuna. Hay una teoría en internet que está cobrando popularidad, y que merece nuestra atención. No es esa que ya escucharon sobre cómo los parásitos en la caca de gato te convierte en una señora desquiciada, aunque es algo que definitivamente me tiene aterrada. Hoy quiero hablar de algo mucho peor. Al parecer, […]

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Atención gente gatuna. Hay una teoría en internet que está cobrando popularidad, y que merece nuestra atención. No es esa que ya escucharon sobre cómo los parásitos en la caca de gato te convierte en una señora desquiciada, aunque es algo que definitivamente me tiene aterrada. Hoy quiero hablar de algo mucho peor.

Al parecer, los felinos domésticos podrían ser centinelas alienígenas; enviados desde el espacio para espiarnos y reportar sus descubrimientos a su nave nodriza. Como dicen algunos defensores de esta teoría, son cámaras alienígenas que registran todos nuestros movimientos.

Bueno, al menos esa es la idea. A los humanos nos encantan nuestra teorías de conspiración, y existe una buena posibilidad de que esta sea sólo eso. Como lo demuestra una encuesta publicada recientemente el 51 por ciento de los estadunidenses todavía cree que el asesinato de JFK fue una conspiración; 15 por ciento cree que “el gobierno o los medios cuentan con tecnología para controlar mentes a través de sus señales televisivas”; y 4 por ciento cree que sus gobernantes son una raza de reptiles mutantes.

Es imposible saber qué tan grande es esta teoría de los gatos alienígenas sin un mecanismo de encuesta adecuado (si tienen uno, por favor pónganse en contacto). Supongo que la respuesta es, no mucho. Claro que 4 por ciento es una cifra mucho más alta de lo que uno esperaría para la teoría de gobernantes lagarto y, según la misma encuesta, 29 por ciento de los estadunidenses creen que los alienígenas existen, y 14 por ciento creen en Pie Grande, así que ya no sé que pensar.

Igual que con muchas teorías de conspiración, la teoría de los gatos como alienígenas está muy bien desarrollada; y basada en algunas verdades y mucha ambigüedad. ¿Pero que tanta? En Motherboard decidimos echar un vistazo a las premisas más prometedoras, y analizarlas una por una. Un usuario llamado “RedSpider” resume la información en una útil lista en Digital Kaos. Me apropié de su lista (ligeramente editada para fines de estilo y claridad), y los puntos originales aparecen en negritas.

Examinamos la evidencia para que puedas adoptar una postura:

1. No existe ningún documento antes de los antiguos egipcios que mencione la existencia de los gatos. Y en la antigua Egipto, eran adorados como regalos de los dioses.

Para saber más sobre el registro fósil, contacté a Ryan Haupt, paleontólogo de la Universidad de Wyoming quien, como dijo en una entrevista anterior, “estudio la vida de los mamíferos modernos para entender mejor qué hacían sus parientes extintos en el pasado”. Me dijo que Egipto es donde muchos creen se originaron los gatos domésticos, pero señaló que “se han encontrado esqueletos de gatos en sitios más viejos”.

Exportar gatos domésticos era ilegal en la antigua Egipto, según Wild Cats of the World, un libro por Mel y Fiona Sunquist, lo que podría explicar por qué no aparecen en los registros de otras civilizaciones hasta miles de años después. Aunque se han encontrado esqueletos de felinos en otros lugares, no se sabe “si fueron domesticados o no”, dice Haupt, y agrega que “probablemente” no lo fueron.

“Sólo de ver los esqueletos es imposible saber cuándo los gatos dejaron de ser salvajes y comenzaron a ser domesticados”, dice Haupt.

En cuanto al culto a los gatos, la imagen es un poco más complicada de lo que nos hace creer la teoría. Los gatos eran, en efecto, adorados por los antiguos egipcios, escriben los Sunquists. Los gatos eran mascotas queridas; su muerte involucraba un duelo similar al de cualquier familiar; eran embalsamados y enterrados con distintos grados de pompa y majestuosidad, según la riqueza de su dueño; los cementerios de gatos se construían a orillas del Nilo; la pena por matar a un gato era la muerte. Pero los gatos no eran vistos únicamente como regalos de los dioses. Algunos dioses egipcios, eran gatos, como Bastet, la diosa del amor y la alegría. Un antiguo papiro egipcio muestra a Ra, dios del sol, como un gato con manchas y un cuchillo.

Intenté contactar por correo y Twitter al teórico favorito de todos, autor de Ancient Aliens y fundador de Legendary Times Books, Giorgio Tsoukalos para conocer su opinión, pero nunca me contestó.

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