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Poder

19 de Abril de 2013

Fernando Rojas, el sobreviviente del Mineduc

A pesar de sonar a comienzos de semana como su reemplazante natural, el subsecretario de Educación que ha sobrevivido a los tres cambios de gabinete del ministerio más incendiado de la administración Piñera pierde bonos para ascender de piso en el Mineduc y se quedaría en el rol que ha desempeñado desde el arribo de Joaquín Lavín a esa secretaría de Estado. Ante el fuego cruzado y el adverso escenario que llevará adelante el nuevo ministro, La Moneda busca un nombre con más cintura política para los rudos meses que quedan de mandato.

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Tres años y un mes en el ministerio que más dolores de cabeza le ha dado a Sebastián Piñera le hicieron valer el carácter de sobreviviente y estos últimas días, hasta de posible reemplazante de Harald Beyer. Eso hasta ayer, porque Fernando Rojas Ochagavía, el número dos del Mineduc durante todo este gobierno, que ha sorteado las tres salidas de secretarios de Estado motivadas por la presión pública que generó el movimiento estudiantil, no es lo que requiere un ministerio nuevamente en crisis.

Con un perfil técnico y una imagen de “duro”, el subsecretario ha sorteado todas los “incendios” del ministerio en estos últimos tres años e incluso sonó como el reemplazante natural de Harald Beyer.

Sin embargo, con el fuego cruzado desatado entre ambas colectividades políticas y el movimiento estudiantil y la Concertación como grandes ganadores del libelo constitucional, la misión ahora es optar por un político que sepa llevar adelante la agenda legislativa del ministerio durante un año electoral marcado por el debate educacional. Todo para no pasar a la historia con un saldo negativo en esta materia.

El duro

Concretada la destitución del ex investigador del CEP el miércoles en la noche, Rojas hizo un gesto de molestia, tomó aire respaldándose en su asiento e inclinándose hacia el frente con la vista fija en su blackberry. Así pasó, sin quererlo, nuevamente a un segundo plano y por tercera vez desde que llegó a la administración de este gobierno, el ingeniero comercial de la UC vio salir derrotado de su puesto a su jefe más directo.

Con un perfil muy técnico, centrado en la administración del Mineduc y con escasa figuración pública desde que llegó junto a Joaquín Lavín asumiendo el desafío de levantar las escuelas de Chile tras el terremoto de 2010, Rojas construyó -con o sin querer- una imagen que hoy no le sirve al gobierno, a diez meses de desalojar La Moneda.

“No es el momento para alguien de ese perfil, que despierta una odiosidad inventada lamentablemente, a cargo de un ministerio tan problemático y en el escrutinio público en un año de elecciones”, dice un estrecho colaborador del ministerio.

Una evaluación compartida en el gobierno que hoy busca un ministro con “más habilidades blandas” y cintura política para enfrentar el complejo escenario en el que circulará el próximo ministro.

Rojas Ochagavía -37 años, casado, siete hijos- sin ser militante UDI, está íntimamente ligado a los sectores más conservadores de la elite chilena. Master en Harvard, con pasos por la Fundación Jaime Guzmán, elegido uno de los 100 jóvenes líderes de la revista El Sábado en 2004, estuvo en el equipo que buscó a fines de los noventa convertir a Joaquín Lavín en Presidente de la República. De ahí su perfil UDI, sin militar formalmente en el partido.

Es visto por los dirigentes estudiantiles como alguien que “ha hecho primar al mercado sobre el bienestar de los más humildes” y el gran freno a las demandas estudiantiles de 2011 en adelante. “A poco de asumir como subrogante asumió sin ninguna vergüenza el lucro y señaló que la Superintendencia de Educación Superior sería la institucionalidad para regularlo. Por esos hechos y más que han transcurrido estos años, es el más férreo opositor a las demandas estudiantiles al interior del Mineduc”, dice Diego Vela, presidente de la Feuc.

Algunos ex dirigentes incluso lo mencionan como el hombre clave del ministerio, tras la salida de Alejandro San Francisco a fines de 2011. Aunque, desde el ministerio aclaran que siempre ha tenido otras responsabilidades y que su imagen de buen empleado y de trato directo con el Presidente obedece a que sabe muy bien cómo funciona el engranaje del ministerio como para responder todas las dudas de Piñera y compañía.

Imagen injusta

Sin darlo por hecho que seguirá en su puesto y no asumirá el cupo una vez más vacío de la dirección del ministerio, sus colaboradores en el Mineduc rechazan lo que se escribe y se dice sobre él y lo definen como un tipo pragmático, recto, de una sola línea y que se ha mantenido en el ministerio por ser un elemento aglomerante del equipo y de mucha lealtad al Presidente.

“Es más bien un juego político que tiene poco asidero. De hecho, dentro de estos tres años de impulsar cambios hay otros miembros del equipo que tratan de llevar las políticas en dirección un poquito distinta y es Fernando el que ordena. Ese mito de poder en las sombras, de guardián de poderes fácticos no tiene ningún asidero”, señala Raúl Figueroa, jefe de asesores del Mineduc.

Incluso, Figueroa desmiente que hayan existido diferencias con el propio ministro Beyer, con quien se ubicaban en veredas valóricas distintas. “Tenían legítimas diferencias en aspectos valóricos, pero una clarísima comunidad de intereses respecto de la educación. Soy testigo presencial de ese buen fiato, entre ambos, así como también con los otros ministros”, dice el estrecho colaborador de Beyer.

Sin embargo, quienes lo conocen de sus tiempos de universitario lo tildan como un “cuadro político” que se ha caracterizado desde entonces por ser un gran estructurador de equipos que defendían la esencia más conservadora del gremialismo.

Álvaro Ramis, presidente de la Feuc un año después que Rojas estuvo en la vicepresidencia, lo retrata como alguien “muy dogmático y obstinado en su posición”, que sin embargo, nunca pudo sumar a gente de otras corrientes para pactos políticos más trasnversales. Un escenario que se repite, según algunos ex funcionarios del ministerio, con un control completo de lo que ha ocurrido en el ministerio durante estos años.

Solo una gran polémica pública ha protagonizado el subsecretario: en octubre de 2011, con el ministro Felipe Bulnes al mando, despidió a Verónica Abud, directora de la División de Educación General del Mineduc, tras diferencias por el programa “Plan de Apoyo Compartido”, creado para cumplir la meta del ministro Lavín de subir 10 puntos en el Simce.

Según denunció la propia Abud en el diario El Mercurio, “el subsecretario Fernando Rojas avisó en una reunión que el reforzamiento de la educación escolar básica no seguía. No dieron ninguna razón técnica. Yo dije que haría un estudio para mostrar lo bien que íbamos avanzando. Y ésa fue la razón de mi despido”.

Cercanos a la profesora dicen que todo fue calculado por Rojas para dar “muerte natural” a los colegios con más problemas y dejar que sobrevivieran como pudieran, el espíritu mismo de la visión que tiene la derecha de cómo debe sostenerse la educación pública.

Algunos incluso deslizan que Rojas estuvo detrás de la polémica de cambio curricular que sustituía el término “dictadura militar” por el de “régimen militar”, en textos escolares, algo que desde el Mineduc rechazan de cuajo.

Con todo, sea o no el hombre fuerte de los últimos años en el ministerio, su nombre cada vez se diluye más entre los que podrían suceder a Harald Beyer en la testera del Mineduc. Un ascenso que finalmente no se concretaría, aunque manteniéndose una vez más como el imbatible de los años más críticos de la educación chilena de los últimos tiempos.

“El Presidente verá dentro de su propio análisis según lo que requiera para el cargo si Fernando es el hombre o no, pero que no lo pongan de ministro no significa que lo haga mal como subsecretario”, señala Figueroa.

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