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Poder

30 de Abril de 2013

Cómo la UDI se operó de Golborne para instalar a Longueira en la carrera presidencial

Laurence Golborne le transfirió el domingo la decisión sobre su caída política a la UDI y ayer el partido ratificó su decisión de bajarlo de la carrera presidencial y proclamó al emblemático dirigente Pablo Longueira como abanderado. Hasta última hora, el ex gerente de Cencosud esperó un milagro que no llegó. Le tocó pagar el precio de ser novato en un juego que Longueira y su rival RN, Andrés Allamand, practican desde hace años. Se impuso así el peso de la trayectoria.

Por

Pasadas las 18.30 horas, minutos antes de que Pablo Longueira fuera ovacionado como candidato a la Presidencia por el consejo general de la UDI, Laurence Golborne bajó desde el segundo piso de la sede gremialista y se dirigió, sólo acompañado por su familia y lo que fue su equipo de campaña, a la puerta trasera del recinto. A paso lento, sin aplausos, ni vítores -como el afuerino que siempre fue-, abandonó la casona de Suecia 286 tras haber depuesto su candidatura luego de 107 días como abanderado del partido de derecha.

Fue el epílogo de una historia que comenzó con la épica del rescate de los 33 mineros de la mina San José en octubre de 2010, pero que, a diferencia de aquella gesta, terminó, como todo en política, sin milagros ni héroes.

LA DERROTA

Eran las cinco de la tarde del domingo cuando el presidente de la UDI, Patricio Melero, llegó, acompañado por el senador Juan Antonio Coloma, hasta la casa de Golborne en el condominio Mirador de San Damián para notificarle que la decisión partidaria era no seguir apoyando su postulación a La Moneda.

El escándalo por el fallo adverso a Cencosud -por la demanda colectiva iniciada por el Sernac en 2006 contra la empresa por cláusulas contractuales abusivas que se impusieron unilateralmente cuando el ingeniero era gerente general del holding- habían lesionado, le explicó Melero, seriamente sus posibilidades como candidato. Y la publicación de The Clinic Online ese día, respecto de la existencia de Sunford Managemente Corp (SMC) una compañía de su propiedad en paraísos fiscales, y que no figuraba en su declaración patrimonial, terminó, le dijo, por enterrar cualquier posibilidad de triunfo.

La cita fue tensa, a ratos desagradable. Golborne consideraba, y así lo hizo ver, injusto que lo dejaran caer a una semana de haberlo ungido formalmente. Tenía, además, y aún tiene, la certeza de que ni por Cencosud ni por SMC debe ofrecer disculpas. El ex candidato sigue pensando como ejecutivo del retail y en esa visión la sentencia contra Horst Paulmann no es más que un cambio en las reglas de la industria; y la omisión de SMC en su declaración de intereses, un asunto técnico sin mayor relevancia. Así lo hizo ver ese día, junto a su esposa y su hija, a la prensa en las fueras de TVN.

Pese a lo áspero de la conversación, Melero terminó el encuentro del domingo convencido de que el ex ministro anunciaría su marginación de la presidencial esa noche en el programa Frente al Espejo. Así lo notificó al Presidente Sebastián Piñera que, preocupado, lo conversó con sus ministros en las horas previas a la recepción del ex presidente de Colombia, César Gaviria, en su hogar. El nombre del reemplazante de Golborne estaba ya zanjado: sería, como ocurrió, el ministro de Economía, Pablo Longueira. Así lo publicó este medio antes de que se iniciara la transmisión del espacio de la red estatal: En los próximos minutos Golborne anunciaría que se baja de la presidencial. Longueira sería el elegido para reemplazarlo, fue el enunciado que no se cumplió esa noche, sino 24 horas después.

Lo que ocurrió entre la discusión con Melero y la transmisión del programa de Elfenbein fue una maniobra de última hora de Golborne que decidió, indignado, desafiar al partido que le estaba dando la espalda. Se limitó esa jornada –en que tuvo una dura confrontación con el periodista- a decir que él era el candidato de la UDI sólo en el entendido de que se concretaran las primarias. De no ser así, planteó, otra persona debería asumir la posta.

La apuesta del ex secretario de Estado, que desconcertó a La Moneda y a la UDI, era que el lunes los parlamentarios –con quien había hecho campaña y quienes lo alababan por ser “un rockstar” en terreno- defendieran su opción con uñas y dientes. Confiaban, entre otros, en el manejo del jefe de bancada Gustavo Hasbún.

Pasado el mediodía ya estaba claro que ninguno de los cálculos del ex ministro para doblarle la mano a la directiva habían sido acertados. En la reunión de diputados, sólo Pepa Hoffman y Gustavo Squella alzaron la voz para defenderlo, todo el resto se cuadró con que la mejor opción era Longueira.

La primera señal pública de que ya no era el candidato la dio un integrante de la directiva. “No se puede tener a un candidato cuya campaña es estar dando explicaciones”, comentó. Luego Hasbún hizo una declaración lapidaria. Dijo que la bancada le propondría al partido desechar las primarias y competir en primera vuelta. Con eso, ya se le cerraba la puerta a Golborne que, mientras la UDI lo bajaba de carrera, almorzaba en un restaurante capitalino con su equipo más cercano y trataba de mantener la calma en medio de la desazón de sus asesores. Lo peor, sin embargo, aún no había llegado.

LA ESTOCADA FINAL Y LAS REGLAS DEL ELEGIDO

Cerca de las tres de la tarde, Patricio Melero dio inicio formal a la discusión del consejo general que se había convocado, de forma extraordinaria, en la madrugada a través de un correo electrónico. Aseveró que la situación de Cencosud y de Sunford generaba un daño “no menor” a la opción de Golborne y que “el ataque artero en forma tan ciega, tan injusta” de Andrés Allamand, quien comparó el tema Cencosud con el caso La Polar, habían dejado sin margen de acción al, hasta ese minuto, candidato.

“Tenemos que hacernos cargo de esta situación”, postuló, y aseguró que se requería una carta fuerte, como Longueira, porque el escenario electoral de este año es sumamente adverso por el pacto del PC con la Concertación, que aumenta la fortaleza competitiva del bloque opositor; el debut en los comicios parlamentarios de la inscripción automática y el voto voluntario; y la agenda reformista que impulsará Michelle Bachelet de ser electa, como es probable.

La propuesta concreta fue llegar con el titular de Economía a primera vuelta.

Mientras Melero terminaba su discurso, otros dirigentes del partido formaban pequeños grupos en el patio de la sede partidaria. Todos lanzaban críticas contra Allamand y se reían de su falta de cálculo político porque había optado por asesinar a Golborne –y activar así por completo y en todos los frentes a la UDI- en vez de dejarlo agonizar como carta a La Moneda. “Tal vez si se hubiera contenido, no estaríamos levantando a Longueira. Hubiéramos seguido con Laurence nomás”, destacaban.

Había también otros temas en discusión. Algunos criticaban la conducción de la directiva. Otros lamentaban, con sinceridad y lejanía, la humillación propinada a Golborne y cuestionaban su “nefasto” equipo comunicacional. Los consejeros de base decían que nunca les gustó tanto Laurence y que al final se impuso por la urgencia de los parlamentarios de tener a alguien popular con quien tomarse la foto de campaña y se iluminaban hablando de tener, al fin, “a uno de los nuestros” en competencia. La mayoría planificaba el trabajo en terreno con Longueira, que aún con una tasa de rechazo de 36% según la CEP es un “motor” para el partido, o especulaban respecto de si llegaría o no esa misma tarde para ser proclamado.

Sólo unos pocos personeros, entre ellos el ex alcalde de Santiago Pablo Zalaquett, estaban preocupados de darle una salida digna al ingeniero.

El debate adentro de la sede continuaba. La ministra de Trabajo, Evelyn Matthei, por ejemplo, intervino para manifestar su inquietud por una eventual acusación constitucional contra Longueira por la investigación en curso sobre el Censo, dado que el INE depende de Economía. Quienes estaban en el evento consideraron que se trataba de una amenaza que la mujer de hierro de la derecha exageraba para sondear si su nombre salía al ruedo. Pero no. No era la favorita para la presidencial.

Durante la tarde, a Melero le llegó un recado del elegido: El Gobierno le había pedido competir en primarias para evitar desangrar al sector en una contienda hasta fines de año. El mensaje de “estoy disponible para una medición en junio” implicó un nuevo giro en la colectividad porque al definir llegar a noviembre, la opción de Golborne se caía por sí misma. Pero sí el partido iba a primarias, como posiblemente ocurrirá, alguien debía ensuciarse las manos y empujar al ex ministro fuera de la cancha.

Melero llamó al otrora hombre fuerte de Horst Paulmann: Habría primarias, pero él no sería el representante de la tienda. En el comando de Golborne –una casa esquina que éste compró en Providencia con Rancagua con el fin de instalar su equipo de campaña- Ignacia, la hija del presidenciable resintió el golpe: “En estos momentos se ven los verdaderos colores de las personas”, escribió en su cuenta de twitter donde hasta anoche figuraba la foto de la proclamación de su padre la semana anterior.

La decisión del rostro del rescate minero fue acudir hasta la UDI y cerrar él su breve paso por la política. “En este momento yo bajo mi candidatura a cualquier forma de postulación. Decidan en forma libre”, dijo a las 18.00 horas frente al Consejo. Melero le pidió perdón. Dos de sus partidarias, veinteañeras que hacían trabajo en terreno, lloraron profusamente; un camarógrafo cayó en medio del tumulto. Y eso fue todo.

LA BATALLA DE LOS POLÍTICOS

El Consejo retomó su tarea con un discurso de Jovino Novoa, quien ha estado distanciado de Longueira desde el caso Spiniak. Delicado de salud por un problema pulmonar, el “general” del partido, de todos modos, levantó la voz. “Estamos enfrentando un adversario que no es confiable. Debemos dejar abierta la opción de la primaria, pero que no se sienta eso como una legitimación de lo que ha hecho Andrés Allamand, porque si se las arregló para hacer inviable la candidatura de Laurence Golborne, nosotros no sabemos que puede pasar en los próximos 60 días”, argumentó en medio de aplausos.

Con el arribo de Longueira, las palmas y los gritos se sintieron aún más fuerte. “Este es el mayor sacrificio que he hecho personal y familiarmente y no renunciaré porque creo que el país necesita más que nunca que salgamos a partir de hoy a recorrer cada rincón de Chile”, manifestó flanqueado por su esposa Cecilia Brinkmann, la “Chichi”.

En paralelo, llamó –en medio de gigantografías de “Longueira Presidente”- a la prudencia respecto de Allamand: “Si participamos en las primarias de nuestro sector y no triunfamos, seré el primero en trabajar por el candidato que escoja la Alianza”.

Así, tal como siempre soñó, al fin, y contra todo lo previsto a inicios de este año, el eterno caudillo –el estadista que llegó a acuerdos con Ricardo Lagos y el vehemente líder que en 2003 dijo que Jaime Guzmán le habló- se quedó con la candidatura presidencial de la UDI.

Su rival, haciendo honor a la historia que los ha unido y enfrentado desde fines de los ’80, es Allamand, otra figura de larga trayectoria en la vida pública, que en privado menospreciaba a Golborne por considerar que no estaba a su altura.

Ayer el RN debió admitir que ahora tenía a un contendor con sus mismas credenciales. “Junto con Pablo Longueira trabajamos por una transición exitosa a la democracia, juntos fuimos la mejor oposición que Chile haya tenido, juntos trabajamos en el gobierno del Presidente Piñera y juntos vamos a ganar La Moneda” dijo, en el primer apronte de la batalla de los políticos.

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