Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

3 de Mayo de 2013

Bachelet y la vieja política

En esta pasada, Michelle Bachelet no supo echarle mano a “la vieja política”, a esa que organiza los escenarios para las obras por venir, mientras silba una melodía que encanta a sus espectadores. Si la líder, atenta a su proyecto de La Nueva Mayoría, quiere primarias, para demostrar la gobernante que será, consigue primarias. El riesgo de que su candidatura termine convertida en una foto antigua, no es bajo.

Patricio Fernández
Patricio Fernández
Por

Esto de que la Concertación terminara abortando las primarias para elegir a los candidatos al parlamento de la oposición, es grave. En primer lugar, porque demuestra que no están poniéndole atención a los mensajes provenientes de los ciudadanos. Parece que no han entendido nada. Creen que la manera de ser fuertes es actuando como generales, mientras sus ejércitos los abandonan, y cuanto más generales se ponen, son menos los dispuestos a seguirlos.

A mí no me gusta cuando se habla mal de “la vieja política”. La “vieja política” es extraordinaria. Es un tipo de sabiduría, en su versión admirable, capaz de darle curso a los tiempos, más atenta incluso a las formas que a los contenidos, de manera que ninguna convicción atropelle a las otras.

Aquí lo que se ha impuesto es “la tonta política”. La de los grupos menores y los cálculos miserables. La de los que se protegen en lugar de salir a dialogar con el entorno. Fueron políticos menores los que estuvieron detrás de esta exitosa operación de control. Le dieron la razón a los radicalizados. Confirmaron el argumento de que con la Concertación no hay nada que hacer. ¿Pueden cambiarlo todavía? Seguramente, sólo que nada invita a pensar que lo harán.

En esta pasada, Michelle Bachelet no supo echarle mano a “la vieja política”, a esa que organiza los escenarios para las obras por venir, mientras silba una melodía que encanta a sus espectadores. Si la líder, atenta a su proyecto de La Nueva Mayoría, quiere primarias, para demostrar la gobernante que será, consigue primarias. El riesgo de que su candidatura termine convertida en una foto antigua, no es bajo.

Su silbido no está siendo encantador, y la construcción del escenario para la obra que quiere estrenar, hasta aquí, es de teatro pobre. Es, por lejos, quien tiene la mejor opción de representar una demanda social y empujar hacia su satisfacción. Por el momento, pareciera que la gente cree en ella más que ella misma. Aún no se la ve a la cabeza de las campañas. Las fidelidades hoy son más frágiles que nunca, quizás porque la información corre demasiado rápido, quizás porque las amantes están reinando sobre las esposas. Lo que se daba por hecho, puede cambiar de golpe. Pregúntenle a Golborne.

La derecha la tiene imposible. Ese parcito hará mucha noticia, pero no tienen por dónde ganar. Están en la Luna. Es un buen momento para los candidatos chicos, al menos para MEO y Velasco, y también para la desidia y el desánimo, y para los furiosos, que abandonando la esperanza, se solazan en despotricar.

Temas relevantes

#Bachelet#Columna

Notas relacionadas