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Mundo

18 de Mayo de 2013

El millonario ruso que no puede sacarse a Falcao de la cabeza

Vía Kienyke Por: Mauricio Russy Se llama Dmitry Evgenevich Rybolovlev y es el millonario ruso que quiere a Radamel Falcao García como líder de su capricho futbolístico: el AS Mónaco. El excéntrico personaje, que colecciona lujosas propiedades por el mundo tiene preparados 200 millones de euros para mover el mercado de fichajes a su antojo […]

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Vía Kienyke
Por: Mauricio Russy

Se llama Dmitry Evgenevich Rybolovlev y es el millonario ruso que quiere a Radamel Falcao García como líder de su capricho futbolístico: el AS Mónaco. El excéntrico personaje, que colecciona lujosas propiedades por el mundo tiene preparados 200 millones de euros para mover el mercado de fichajes a su antojo y hacerle competencia al proyecto del jeque árabe Nasser al-Khelaifi con el Paris Saint Germain.

Rybolovlev, de 46 años y nacido en la industrializada ciudad de Perm, es uno más de los ‘nuevos rusos’ de poderosa chequera que han incursionado en el fútbol. Primero fue Roman Abramovich, quien adquirió el Chelsea en 2003, luego Alisher Usmanov (el hombre más rico de Rusia) compró buena parte del Arsenal de Inglaterra. A comienzos de esta década, Suleyman Kerimov se adueñó del Anzhi. Dmitry Rybolovlev, el billonario 119 del mundo -según la lista de Forbes-, fue el último en entrar al negocio del fútbol. Invirtió 100 millones de euros para comprar dos tercios del AS Mónaco en 2011. Para ese entonces el club ocupaba los últimos lugares de la segunda división del fútbol francés.

La historia de este millonario comenzó cuando tenía 23 años. Después de graduarse como médico fue director y accionista de una planta química. Luego invirtió en la empresa de corretaje “Inkombrok” y se unió a la junta directiva del Perm Credit Bank FD.

A mediados de los noventa, Rybolovlev empezó a amasar su capital dentro de Uralkali, la mayor productora de fertilizantes de potasas.

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El estadio Luis II es la sede del club francés.

El lado oscuro de Dmitry Rybolovlev

El futuro propietario del Mónaco tuvo un tropiezo tras recibir la ayuda de Vladimir Shevtsov para privatizar gran parte de las acciones. Uno de los accionistas de la compañía se opuso a esas medidas y meses después fue asesinado. Por este hecho, el millonario Rybolovlev, en conjunto con Shevtsov, fueron acusados de organizar el homicidio. Tras pasar 11 meses en prisión quedó en libertad por falta de pruebas.

Ese sería el único escollo en un camino bañado por la fortuna, ya que el capital de Rybolovlev aumentó como espuma en sus 15 años como mayor accionista de Uralkali, que cotizó en la bolsa de Nueva York, la cual abandonó en junio de 2010, al vender el 53% de sus acciones al propietario del Anzhi, Suleyman Kerimov.

Su afición por las propiedades

Rybolovlev expandió sus operaciones y le dio rienda suelta al derroche. Tentado por los negocios bursátiles, compró el 9,9% del Banco de Chipre e hizo pública otra de sus aficiones, la adquisición de propiedades inmobiliarias. Saltó al estrellato en 2008, cuando sacó de su tesoro 88 millones de dólares para complacer el antojo de su hija Ekaterina: un apartamento en el lujoso edificio 15 Central Park West, una residencia de 626 metros cuadrados. En 2008 compró por 95 millones de dólares la mansión de Donald Trump en Palm Beach.

En el 2011 el magnate volvió a agitar el mercado inmobiliario cuando adquirió “La Belle Epoque”, el penthouse donde vive en Mónaco por el que pagó 300 millones de dólares. En su lista de propiedades también aparece una villa de 25 millones de dólares en Kauai, la más antigua de las islas principales de Hawái.

Hace apenas un mes, como señala el diario El País de España, Dmitry Rybolovlev sorprendió a su hija festejó los 24 años regalándole la famosa Isla de Skorpios en Grecia, propiedad de Athina, heredera del naviero Aristóteles Onásis, quien recibió 210 millones de dólares por dejarle su lugar de descanso a Ekaterina Rybolovlev. Dmitry también sacia su gusto con el arte, decorando sus propiedades con obras de Pablo Picasso, Van Gogh, Gaugin y Monet.

A Rybolovlev lo intranquilizó que los demás multimillonarios rusos se hicieran lugar en el mundo del fútbol con enormes inversiones en clubes. Decidió entonces sacar varios millones de euros para salvar al AS Mónaco del naufragio que vivía en el 2011, cuando jugaba en la segunda división del fútbol de Francia, y se adueñó del 66,67% del club.

Dmitry Rybolovlev junto al Príncipe Alberto de Mónaco

Hundido en los últimos lugares de la Ligue 2, el AS Mónaco se convirtió en el sueño deportivo del multimillonario ruso, quien para sacar al equipo de la crisis contrató para la temporada 2012-2013 al entrenador italiano Claudio Ranieri. Tentado por los 4,5 millones de euros por temporada, el exentrenador del Chelsea, Juventus e Inter, entre otros, aprovechó los 20 millones que dispuso Dmitry Rybolovlev para contratar al juvenil argentino Lucas Ocampos, al senegalés Ibrahima Touré y al francés Emmanuel Rivière, quienes cumplieron con el sueño del inversionista ruso y el pasado 11 de mayo devolvieron al Mónaco a la primera división de Francia, tras dos años jugando en el ascenso.

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