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Deportes

22 de Mayo de 2013

Romario, el aguafiestas del Mundial

El Mundial de fútbol 2014 en Brasil fue concebido como una gran fiesta para exhibir la pujanza económica de este país, pero hay alguien empeñado en contarle otra historia a los brasileños: el exastro del balompié y actual diputado nacional Romario.

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Con sus críticas constantes a los costos del evento, denuncias de manejos oscuros en el fútbol brasileño y dudas sobre la suerte de la selección nacional, Romario se ha convertido en el aguafiestas del Mundial 2014.

Lejos de opacar el brillo de este exgoleador y excampeón del mundo con Brasil en 1994, su actitud sobre la organización de la Copa del Mundo y el fútbol doméstico le dieron a Romario una proyección política que pocos imaginaban.

“Había un vacío muy grande de discusión de esas dos cuestiones”, explicó Marco Antonio Teixeira, investigador en ciencia política de la Fundación Getulio Vargas (FGV).

“Y Romario aparece como una figura que, por venir del fútbol, no diría que tiene credibilidad pero ocupa ese espacio”, añadió en diálogo con BBC Mundo.

“Elefantes blancos”

Romario fue electo diputado por el Partido Socialista Brasileño (PSB) en 2010, sólo un par de años después de anunciar el fin de una dilatada carrera como futbolista en la que superó la marca de 1.000 goles.

Cuando le preguntan por qué eligió la política, suele decir que lo hizo después que su hija naciera con síndrome de Down y descubriera que las personas con discapacidad en Brasil necesitaban un representante.

A los 47 años, Romario sí ha hecho campañas por los discapacitados. Pero la llegada del Mundial lo ha tenido también ocupado en el negocio que organizó la entidad rectora del fútbol global y su legado para Brasil.

“La FIFA viene aquí, monta un Estado dentro de nuestro Estado, y se va a ir con entre dos y tres mil millones de dólares en ganancias”, dijo en una reciente entrevista con el periodista de la BBC Tim Franks.

“¿Y después qué? ¿Qué pasará con estos ‘elefantes blancos’, los estadios en los cuales se han gastado casi dos mil millones? Ese dinero podía haberse gastado en educación, salud, cosas que son mucho más importantes para nuestro país”, continuó.

“Alemania va a ganar”

Según Romario, que preside la comisión de Turismo y Deporte en Diputados, el problema no es que el Mundial se haya hecho en Brasil sino que hayan sido aceptadas gran parte de las condiciones que planteó la FIFA.

“Brasil le abrió sus piernas a la FIFA”, afirmó.

En otra entrevista publicada por el diario O Globo la semana pasada, Romario sostuvo que los brasileños más pudientes y los extranjeros estarán felices con el Mundial, pero las clases media y baja “van a sufrir para tener el gustito verdadero de tener una Copa en su país”.

“Será todo caro”, sostuvo este carioca criado primero en una favela y luego en un barrio de clase media de los suburbios de Río, y que llegó a jugar en clubes europeos poderosos como el Barcelona o el PSV Eindhoven.

Cuando le preguntaron quién ganará el próximo Mundial, tampoco mostró entusiasmo por la selección brasileña, pese a que jugará en casa siendo la única pentacampeona: “Alemania va a ganar”, respondió.

Guerra con la CBF

Romario también se ha convertido en uno de los mayores opositores a la conducción de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF).
El año pasado tuvo una voz importante en las denuncias de corrupción que llevaron a la renuncia del entonces presidente de la CBF, Ricardo Teixeira, tras revelaciones de presuntos sobornos.

Pero luego emprendió una campaña contra el sucesor de Teixeira, José Maria Marin, a quien acusa de haber colaborado con la dictadura militar brasileña (1964-1985).

La polémica sobre Marin ha crecido después que se conociera un discurso que realizó como diputado estatal de Sao Paulo en octubre de 1975 pidiendo investigar la supuesta tendencia izquierdista de TV Cultura.

Días después, el director periodístico de esa emisora, Vladimir Herzog, fue citado por la policía secreta, torturado y muerto. Al año siguiente, Marin elogió la labor de un oficial que trabajaba en la policía secreta brasileña.

Marin ha evitado comentar al respecto, pero sus defensores niegan que un diputado en aquella época pudiera lograr con un discurso que un periodista fuera preso y la CBF lo ha respaldado.

En abril Marin presentó una queja contra Romario por injuria y difamación ante el Supremo Tribunal de Justicia brasileño.

¿Aspiraciones?

El diputado insiste en reclamar una intervención estatal en la CBF y acusa al gobierno de Dilma Rousseff de “falta de coraje” para sacar a Marin de su jefatura y del Comité Organizador Local del Mundial.

Pero el analista Marco Aurelio Teixeira sostuvo que hay “algunas contradicciones” en las recientes actitudes de Romario y señaló que éste apoyó a Marin cuando se hizo cargo de la CBF.

Con vieja fama de mujeriego y presumido (unos días atrás dijo que si hubiera jugado con Pelé “habría hecho más goles que él”) las polémicas están lejos de ser una novedad en la vida de este hombre apodado “baixinho” por su estatura.

Romario podría mantener su proyección política incluso después del Mundial, pero falta saber a dónde aspira llegar con su nueva carrera, comentó Teixeira.

“La impresión que tuve cuando ingresó en la política”, dijo, “es que lo hizo para ocupar un vacío en su vida también”.

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