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Opinión

6 de Junio de 2013

Alfredo Sfeir, candidato del Partido Ecologista Verde: “Un país nuevo necesita una conciencia nueva”

Fotos: alejandro olivares El 21 de mayo, durante la cuenta pública presidencial, se vio por primera vez en público al candidato Alfredo Sfeir. Si no lo hubiera aclarado la prensa, habría pasado por otro de los representantes de las iglesias minoritarias. Sfeir viste más como sacerdote que como candidato. De buenas a primeras, en el […]

Patricio Fernández y Andrea Moletto
Patricio Fernández y Andrea Moletto
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Fotos: alejandro olivares

El 21 de mayo, durante la cuenta pública presidencial, se vio por primera vez en público al candidato Alfredo Sfeir. Si no lo hubiera aclarado la prensa, habría pasado por otro de los representantes de las iglesias minoritarias. Sfeir viste más como sacerdote que como candidato. De buenas a primeras, en el concierto local, resulta estrambótico, pero basta escucharlo hablar para reencontrarse con el sentido común. A medida que avanza la conversación, resulta muchas veces harto menos extravagante que algunos de los políticos formales. Su discurso no es frío ni lejano. Él mismo, en el camino, se va chilenizando. Cuando rabia por una pregunta que no le gusta, se le asoma el poncho. No tiene la mirada perdida de los santones. Se nota que lo suyo no es propiamente el ejercicio de la política, que sus diálogos históricos no se han dado entre diputados, alcaldes y militantes funcionarios. Tras vivir en Portugal, se instaló en la Cordillera de la Costa. Su casa chilena de adobe la botó el terremoto del 2010.

El año 70 votó por Tomic. Algo de demócratacristiano se le cuela a ratos (es partidario del aborto terapéutico y se cuida de opinar sobre las drogas). Su interés por lo espiritual, está más cerca de lo que aparenta de su formación ignaciana. Es un economista interesado por la pobreza. A pesar de representar al partido Ecologista Verde, sus conceptos no acuden con frecuencia a metáforas vegetales. En sus postulados, el hombre mantiene incólume su centralidad. Se trata, evidentemente, de una candidatura testimonial. Lo que trae a colación, sin embargo, no es ninguna minucia. La sustentabilidad es parte de los temas de discusión de cualquier importante foro internacional. En algunas de las marchas del último tiempo, el asunto alcanzó protagonismo. Alfredo Sfeir compara los tiempos que corren con los de la elección de 1970. Ve el regreso de concepciones de mundo que van más allá de los tecnicismos económicos. En tiempos en que se habla de la crisis del modelo neoliberal, plantea un modelo alternativo de desarrollo, con los equilibrios ecológicos como pilar central. Su cuento, para nada desentona en el período que vivimos. Podría incluso emparentarse con las declaraciones que hizo el cura Berríos hace pocos días. Recurre a la ética y la palabra “valores” asoma frecuentemente mientras habla. No será presidente, pero se agradece su llegada a esta lisa electoral.

¿En qué minuto te convertiste en candidato?
-El 13 de abril, cuando fui elegido por el consejo del Partido Ecologista Verde. Pero esta candidatura nace de tres años de conversaciones muy interesantes, muy profundas, con el partido. Comenzamos con un primer recorrido por el país presentando qué es la sustentabilidad y después estuve muy envuelto en las elecciones de alcaldes y concejales, apoyando a los candidatos; haciendo conferencias en universidades, reuniones con la sociedad civil.

En las municipales los resultados no fueron buenos, ¿cierto?
-No son malos.

Pero eligieron solo un concejal.
-Pero no lo midamos de esa manera. Este es un partido en crecimiento, si miras las estadísticas, en los lugares donde fuimos muy identificados como Partido Ecologista Verde, llegamos al 15%, como en San Pedro de la Paz.

¿Dónde estudiaste?
-Primero en el Colegio Universitario Salvador y después en el San Ignacio, porque todos mis hermanos estaban ahí. Estuve en Alonso Ovalle la mayor parte. Y los últimos años me cambiaron a Pocuro.

Vienes de formación jesuita.
-Claro, lo que pasa es que nuestra familia es de origen maronita. Y en Chile no había iglesia maronita. Los maronitas son del Líbano, de Siria, muy cercanos a los cristianos coptos egipcios, etíopes; fueron los primeros que estuvieron en la China, etcétera, y usan el arameo en la iglesia. Me educaron en el San Ignacio porque mi papá estudió con los jesuitas en el colegio San Luis, de Antofagasta.

¿Sigues siendo cristiano?
-No, no tengo religión.

Pensaba que adscribías a algo como el budismo.
-No practico budismo. Practico hinduismo. Practico muchas cosas, el cristianismo también. Creo tener una visión bastante horizontal de los temas religiosos, pero no pertenezco a ninguna religión.

¿Cómo llegaste al hinduismo y a las filosofías orientales?
-Siempre tuve una inquietud muy grande por mi desarrollo interior. No me veía como una persona ajena al hacer, porque muchas veces uno vive en esa dualidad, entre el hacer y el ser. Desde pequeño estaba preguntándome en qué mundo vivía, por qué estoy haciendo esto. Me metí en un aspecto muy religioso mío.

¿Antes de la universidad?
-Antes. Incluso un tiempito corto fui al seminario jesuita. Me ha dado una fortaleza muy grande el cristianismo, tiene valores muy importantes, pero también soy un estudioso de la Torah, del judaísmo; del Corán de los musulmanes, de los Vedas hindúes y los escritos del Buda. Andaba en búsqueda de una interpretación más personal de estas cosas internas y no de una interpretación institucional.

Estudiaste economía.
-Estudié Economía en la Universidad de Chile. Salí el año 1970 con un bachillerato en Economía; el 71 conseguí el título de ingeniero comercial con una tesis sobre concentración de crédito en el sector privado en Chile usando el crédito bancario.

¿Te entusiasmaba la UP?
-Me entusiasmaba mucho el cambio social. No quiero ponerle el apellido. Ése proceso que empecé a vivir desde joven, de Alessandri, de Frei, de Allende. Me interesaba mucho ese cambio social, porque a pesar que hubieran grandes pugnas, estaba enraizado en algo muy valórico. Eran grandes ideales. Por ejemplo, las encíclicas papales, el Rerum Novarum, Pax in terris, Teilhard de Chardain. Me enriqueció muchísimo haber leído 20 encíclicas, sobre el trabajo, la sociedad, la familia, los valores.

¿Votaste por Frei padre?
-Era muy joven.

¿Por Allende?
-No, por Radomiro Tomic.

¿Y cuando gana Allende…?
-Me pareció muy bien que ganara Allende. No estuve durante todo el período, porque me fui a estudiar a EE.UU, pero me pareció que Chile avanzaba en un cambio social como respuesta a los grandes dilemas no contestados. Y hoy estamos como en un mismo período. No de allendismo, no de ese tipo de política. Pero la gente espera ese cambio y nadie se lo quiere dar. Antes, los movimientos eran más estructurados: eran los sindicalistas, los trabajadores agrícolas. No había este movimiento ciudadano que es el paralelo actual. Y esto pasó en toda América Latina: las reformas agrarias eran parte obligada de todo gobierno y de repente viene este golpe militar que dice acá borrón y cuenta nueva, tenemos este modelo neoliberal, las organizaciones hay que bajarlas, sumirlas; sabemos lo que la ciudadanía quiere, y se lo vamos a entregar. Y el modelo se estableció a través de una Constitución, y comenzaron los períodos democráticos, y creo que todos cumplieron un papel bastante interesante. Don Patricio Aylwin tenía que asegurar la democracia y después vienen los gobiernos que entran en lo social, en la seguridad social, en la salud. Cada uno va poniendo. Hoy día eso ya no sirve.

Entonces, crees que la Concertación hizo lo suyo.
-Sí. No creo que lo hayan hecho espectacularmente bien, no quiero darle una nota siete. Pero hicieron muchas cosas. Y creo que hoy la ciudadanía nuevamente despierta, pero con una forma de organización social muy diferente. Con una economía diferente. Estamos cansados de discutir el tema de la educación y que nadie lo resuelva. Estamos cansados de que los movimientos sociales sean reprimidos con Ley de Seguridad Interior del Estado. No hay diálogo público. Estamos cansados del sistema económico que destruye, contamina.

En el Banco Mundial, ¿hasta cuándo estás?
-Estuve en el Banco desde 1976. Fui seleccionado el 75, cuando recién había sacado mi doctorado en Economía Ambiental y Recursos Naturales, y salí del banco el 2005. Estuve 29 años.

¿Entraste al banco, entonces, ya con esta carga ecológica?
-Claro. Se me contrató como “un experimento”. Y lo pongo entre comillas, porque así se me habló.

No es que fuiste un converso de la economía neoliberal a esto.
-Nunca lo fui. Tardé 11 años para conseguir un departamento de medio ambiente.

¿Cómo es trabajar en el Banco Mundial? Muchas de las políticas que aplicó la dictadura eran Banco Mundial. La municipalización de la educación, la salud.
-La salud, las AFP. En el Banco Mundial, cuando llegué al peack, había cerca de 12 mil funcionarios. De esos, una gran mayoría economistas De Chile, Argentina, Brasil, de la China, Japón. No eran todos los economistas lo mismo. Y me pregunté en 1978 cuál es mi contribución realmente. Y en eso había cosas importantísimas: que no soy el economista de Chicago; el tema valórico.

¿Cuáles eran esos valores que te movían? Has hablado harto de lo valórico.
-Primero, los valores colectivos, la solidaridad, la cooperación, la justicia, la equidad. El amor. La compasión. Y decía cómo traduzco eso a la realidad. Hubo cuatro o cinco temas que me dieron la oportunidad. Primero, lo ambiental. Es imposible entender el mundo del medio ambiente y la sustentabilidad, sin un soporte valórico. No es una definición solo de derecho, no solo económica; también valórica. Hace poco escribí en un documento a las Naciones Unidas: tenemos que vivir con la etieconomía, no solo con la economía, los números, sino que también con una estructura valórica. Lo otro que me dio mucha capacidad para integrar esto fue el alivio contra la pobreza. Cómo realmente había que impregnarse de la pobreza para poder hablar, interpretar e interpelar frente a estos organismos.

ESPIRITUALIDAD Y POLÍTICA

¿Consiguen dialogar de cerca la espiritualidad y la política?
-Absolutamente. Mira, voy a partir de varias premisas. La primera: que los temas realmente políticos no son económicos: tienen una dimensión económica. Los temas políticos no son técnicos: tienen una dimensión técnica. Los temas políticos, en el 99%, son éticos. Estamos decidiendo por la vida de las personas. Cuando se habla del salario mínimo, no es solamente un debate sobre si es 205 o 210 mil pesos. El asunto de los recursos naturales no es solamente económico, a pesar que tiene en Chile una connotación económica fundamental, porque toda nuestra competitividad son los recursos naturales. ¿Quién es dueño de los recursos? ¿Por qué la ciudadanía tiene que ser dueña de los recursos? Y así muchos temas nuestros, como la salud y la educación, ambas como un derecho, no como una ecuación matemática de nada. Por tanto, una política sin espiritualidad, sin estar inmersa en los valores, produce la inequidad, el desastre ambiental, y baja la calidad de vida.

¿Crees que tiene que haber un cambio en el ser humano para que se realice el proyecto político que aspiras?
-En todo se necesita un cambio humano. Pensemos en el modelo neoliberal: cuán rápido hubo este cambio humano de ir al consumo, de ir a la producción, al lucro. Con la misma fuerza, ese cambio humano puede producirse a la inversa.

El marxismo también quiso su hombre nuevo.
-Claro.

Y parece que el hombre nuevo es un proyecto que ha terminado entre lo macabro y lo espantoso.
-Claro. Pero creo que si quieres que tu familia cambie, tienes que empezar a cambiar tú. Es un cambio de conciencia de la persona. Un país nuevo, una nación nueva, necesita una conciencia nueva. En Chile existe esa conciencia nueva, y se expresó en Freirina, en Aysén, en muchos lados. Hoy la ciudadanía tiene causas muy importantes: tolerancia cero a los transgénicos. Eso es conciencia. Protección a los animales. Eso es conciencia. Proteger a los bosques nativos.

¿Pero cómo se aterriza esto?
-Primero, tienes que darle valor a la visión de las cosas. No puedes pretender cambiar la política sin cambiar la visión de país. Y eso necesita una legitimidad, y en la televisión creo que se legitimó. Lo vi en los tuits, en todos lados. La gente dice que sí, que hay una relación entre el sistema económico y la salud; entre el neoliberalismo y la calidad de vida; entre la destrucción ambiental y el futuro de nuestros hijos. Y eso es muy importante que se diga en altavoz. Todos los partidos políticos tienen un programa verde, este no es el monopolio del partido ecologista verde. Y eso es fantástico. ¿Cuál es la diferencia? En lo económico, que el modelo que proponemos es uno en que la sustentabilidad económica, ecológica y social, está al centro, y la economía se subyuga a ese tipo de objetivo. Hoy es al contrario.

Ahora, en cuanto a alianzas, ¿de quién están más cerca ideológicamente?
-Este es un tema que vamos a verlo por ahí por julio. No estoy escapando a tu pregunta, es que queremos ver cómo se decantan las fuerzas políticas, dónde está el tema de la sustentabilidad en ellas.

Te escucho hablar, y no creo estar muy despistado si digo que ese lenguaje está bastante lejos de Longueira.
-Claro. Pero, por ejemplo, entre los tuiters que me llegaron ayer, hay varios de empresarios que dicen “sí, entendemos este mensaje”. Lo empezaron a entender. Y eso es muy importante. Segundo: el tema de la salud no es un tema de Longueira o no Longueira…

Difícilmente uno logra imaginarse una sociedad ecológicamente armónica con las fortunas concentradas en cinco manos. ¿O no?
-No necesariamente. Pero sí tiene mucho de cierto. Naturalmente si se concentra en manos de gente que no tiene una visón ecológica, es muy difícil mover el capital. Sin embargo…

¿Y puede haber concentración de riqueza en alguien con visión ecológica?
-Claro. Muchas empresas en el mundo, hasta la Novartis, tienen programas bastante ecológicos. El CEO de la Novartis es extraordinariamente ecológico. Pero el tema es dónde quieres llevar al país. Hay un tiempo, un ritmo. Primero, el cambio en la política económica del país. Segundo, el cambio en la política fiscal.

¿Harías una gran reforma tributaria?
-Absolutamente. Una reforma que no solo esté preocupada de lo progresivo y lo regresivo de los impuestos, que es muy importante; que no solo confronte las utilidades de las empresas; que no solo confronte el royalty y la distribución en programas ambientales, sino además los instrumentos ecofiscales, los impuestos verdes, que generan ingresos. Por ejemplo, el que contamina paga. Pero que además van a cambiar la composición en el uso de los factores. Si pones un impuesto al carbón, naturalmente la gente va a utilizar menos carbón. Lo otro importante es el uso de los fondos del Fisco. Hoy, en un gobierno neoliberal, los fondos van a la competitividad. Más mercado. Los fondos de la Corfo vamos a ponerlos al servicio de la ecocompetitividad, vamos a crear los incentivos para que el capital vaya en la dirección adecuada. Y esto no significa pérdida de ganancias, no significa que las empresas van a ser menos rentables. Al contrario.

Pero podría ser, también.
-Sí, claro. En algunos casos tendrían que salir. Así como el mercado bota empresas que no son eficientes en el sistema neoliberal, naturalmente tenemos que proveer la red que le permita a empresas que no pueden llegar a esa reconversión a moverse a otros sectores. Pero si no lo hacemos nosotros, lo va a hacer Europa o Estados Unidos. Ya lo están haciendo. Le están poniendo restricción al comercio. Por lo tanto, los tratados de libre comercio no son una condición suficiente. Lo otro es el cambio constitucional que propuse, de cambio de propiedad de los recursos, que va a mover la equidad hacia la sustentabilidad: que los recursos naturales de Chile deben ser de todos los ciudadanos. El ciudadano tiene derecho a una discusión sobre la ley de pesca mucho más integrada.

Eso significa que el cobre…
-Debe ser tuyo, mío, de todos. No nacionalización. Nacionalizar significa que se le entrega al Estado. No estoy diciendo eso. Digo que el cobre sea, en la Constitución, propiedad de todos los chilenos. Por lo tanto, ves al Estado como un garante de esta propiedad y un administrador. Hoy el gobierno toma decisiones y tú no puedes hacer nada. ¿Qué hiciste tú con la ley de pesca? Nada porque no tienes poder para hacerlo.

En la práctica ¿esto es estatizar el cobre?
-No. Es que el cobre sea de todos nosotros y tener un Estado garante, de tal manera que la ciudadanía participe directamente en el cómo se asignan los rendimientos del cobre.

¿Vía qué? ¿Plebiscitos?
-Bueno, en este momento estamos en el cambio de la Constitución. Estoy hablando de este cambio constitucional de propiedad de los recursos. Para la Reforma Agraria había tres o cuatro diferentes formas de concebir la tierra. Nosotros tenemos que volver a ese debate sobre las riquezas naturales, que son de todos nosotros. Hoy el royalty en Chile es muy bajo. En Australia se paga el 30%. Acá se paga muy poco y en mi propuesta se considera que se suba al 10%. Y eso es muy poco. ¿Por qué empresas privadas que pagan un 30% en Australia no lo pueden pagar en Chile? Lo mismo pasa con la seguridad del trabajo. ¿Por qué en otros países hay altísimos estándares de seguridad de los trabajadores y aquí no se oye?

¿Falta más Estado en Chile?
-Falta un Estado que realmente posea esta filosofía de la sustentabilidad.

Michelle Bachelet ya fue presidenta y tiene grandes posibilidades de ganar la primaria. ¿Cómo la evalúa medioambientalmente?
-Hoy veo varias Michelle Bachelet.

Pero hubo una que gobernó cuatro años.
-Disculpa. ¿Tú me dices lo que yo contesto? Hay una que es ex presidenta y que alrededor suyo no tiene a nadie que defienda el gobierno de la presidenta Bachelet. Todo el mundo quiere borrón y cuenta nueva. A veces hasta a la ex presidenta la escucho como que ahora vamos a cambiar todo. No hay un arraigo como para levantar eso.

Pero se condice con tu primera versión de los gobiernos de la Concertación. Ella estaría pensando hoy cosas que antes no hubiera podido pensar.
-Supuestamente, todos sabemos que las cosas evolucionan, que ha habido un gobierno de derecha y que por lo tanto es normal que alguien proponga cambios a su propio gobierno, y todo el mundo tiene derecho a madurar. Pero estoy hablando de que no hay una cosa férrea en que uno diga yo hice esta reforma social y esto fue bueno. Veo otra ex presidenta, que es la que está en campaña y que ve realmente el llamado de la ciudadanía, que llega al país y dice voy a hacer una campaña ciudadana. Y ahora veo una tercera que se enclaustra y entra en esta estructura política, y está tratando de buscar este movimiento social mucho mayor, pero en la que hasta ahora no he visto muchas declaraciones sobre el tema ambiental. Pero quiero agregar algo: la diferencia es que nosotros no vemos al tema de la sustentabilidad como un tema más. Es el eje, centro de todo. Todo tiene que organizarse en eso. No es decir yo tengo un programa ambiental de tal cosa. Eso está bien, pero no es suficiente.

¿Y Bachelet, finalmente, cómo lo hizo en lo ecológico?
-Te voy a dar una visión muy general, no quiero entrar en los detalles. Creo que la gestión es bastante mixta. Hubo mucha más conciencia de los temas ambientales, pero se entregaron muchas cosas que no debieran haber pasado.

Cuáles.
-Por ejemplo, en el asunto de las termoeléctricas. Debió haber habido una actitud mucho más fuerte. Debiera haber un programa mucho más intenso, profundo, sobre los incentivos que se necesitan realmente para entrar en el tema.

¿Hay escasez? ¿Estamos en una crisis energética?
-Estamos en una crisis energética, porque el país no tiene una política energética, porque no ha habido un consenso sobre a dónde vamos.

¿Es verdad que estamos a punto de caer en la oscuridad si no se hace algo rápido?
-Según los estudios que he visto, creo que no estamos en la oscuridad, pero resulta que la energía no la puedes tratar como hoy y no mañana, no en el mediano plazo. Es una pregunta correcta, pero es como decirte tengo comida hoy pero no tengo comida mañana, entonces no vayas a trabajar.

¿La energía nuclear te resulta atendible o la descartas?
-En un país sísmico como en el que estamos, creo que sería realmente un error grave. Es cuestión de pensar en lo que pasó en Japón. En eso sería muy prudente, diría que no. No están las condiciones en Chile, ni siquiera las condiciones institucionales. Ya ve lo que pasó con otros desastres naturales en que no tenemos la estructura para hacer eso.

FINANCIAMIENTO Y REFORMAS

¿Cómo está financiando la campaña?
-En este momento, está siendo financiada por el partido ecologista verde, fondos personales míos y algunas contribuciones mínimas en términos personales.

¿Greenpeace, por ejemplo, te apoya?
-No, no estamos en ese ámbito. Greenpeace está muy interesado en lo que estamos haciendo, naturalmente.

¿Y Tompkins?
-Ni de Tompkins. Absolutamente, no. No hemos hablado con Tompkins. Somos un partido que hablamos con todo el mundo. No tenemos una puerta cerrada para nadie, pero en este momento no tenemos ningún plan de hablar con Tompkins.

¿Y qué impresión tiene de él? ¿Qué le parece su planteamiento?
-Bien interesante desde el punto de vista de cómo una persona ve el espacio territorial del país. Sin embargo, acá hay temas políticos muy delicados de los cuales no me voy a referir.

¿Por qué no?
-Porque no, no más.

Pero temas políticos…
-En el sentido del avance del manejo de nuestro territorio. Geopolíticos. Temas que han sido discutidos en el país abiertamente y creo que no me concierne en este momento hablar de eso.

¿Terminarías con las isapres?
-Es un tema muy interesante. En este momento tienen la cobertura de la gente más pudiente y están tremendamente integradas con los servicios de salud privados y esas cosas tienen a la gente muy complicada. Como gobierno, vamos a poner un énfasis profundo en el FONASA, porque no puede ser fuente de pobreza en nuestro país.

¿Las AFP?
-Estoy a favor de una AFP estatal por varias razones. Una, por mayor competitividad en el sector, para poder evitar los movimientos procíclicos de las grandes ganancias de las AFP. Eso se vio en el Banco del Estado en los años 80, que con su actitud diferente frente a los bancos privados, tuvo la capacidad de sostener casi un 2% de la caída del PIB. El de las jubilaciones es un tema ético, pienso en una jubilación ética y pienso que un AFP estatal se justifica por muchas razones.

¿Es necesario una nueva Constitución o bastarían unas cuántas reformas?
-Pienso que hay que hacer una nueva Constitución. Y la razón fundamental no es solo por el origen de la Constitución, que ya es un tema trillado; sino porque creo que hay que hacerle un gran preámbulo a la Constitución, en que tenemos que saber qué queremos de Chile, qué consensos vamos a poner.

Ustedes tienen varios puntos en común con Claude. ¿Qué cosas lo diferencian de él?
-Respeto mucho a Marcel, creo que ha puesto en la mesa de las conversaciones cantidad de temas. Tengo varias diferencias con Marcel. No estoy de acuerdo en que todo tiene que ir al Estado. Esa es una fórmula que no va a dar resultados, que en cuatro años uno no va a poder nacionalizar todas las cosas. Él ha dicho que va a nacionalizar los bancos, el cobre, todo. Hay que tener mucho cuidado con esto, porque no todo lo que brilla es oro en relación con el Estado.

¿Crees en el mercado?
-Yo creo en una economía en que haya una gobernabilidad del mercado. El mercado es una entidad. El mercado no tiene mecanismos automáticos para proteger el medioambiente, eliminar la concentración de riqueza, crear estabilidad económica y social. Creo en una gran gobernabilidad de este mercado dentro de un modelo de economía sustentable. El mercado tiene que subyugarse a ese modelo y no al revés. Hoy el mercado manda.

PIÑERA
¿Cómo evalúas el gobierno de Piñera?
-Me quedé sorprendido del balance que hizo el 21 de mayo. Un balance funcional, extraordinariamente optimista, como si hubieran dos Chile. Ese Chile economicista, en que las cifras macroeconómicas gobiernan todo y otro que vive con $70 mil, $140 mil, que vive en los puestos de salud, y dijo muchas cosas que me llamaron la atención en términos negativos. Primero, este asunto de un renacimiento del cobre, de Codelco. Le diría: sí, renazcamos con Codelco pero ¿cómo vamos a solucionar los efectos negativos que tiene en el medio ambiente y en la ciudadanía? Cuando dice vamos a ser una gran potencia alimentaria, sí pero ¿con transgénicos? ¿Qué potencia alimentaria? Vas a vender productos que deterioran la salud, tu sistema inmunológico, que crea problemas de déficit atencional.

¿Producen todo eso?
-Sí.

¿En serio? ¿Está demostrado?
-Hay varios estudios en Estados Unidos que lo han demostrado. Por ejemplo, se hizo un estudio de la intensidad en el número de enfermedades y ellos pusieron una cota de dónde empezó a subir esto y hay un estudio que lo asocia, lo correlaciona bastante cerca con el problema de los transgénicos. Cuando tenemos una agricultura que tiene pesticidas, insecticidas, cuando las galletas no solo tienen aditivos sino además adictivos, no sé qué alimentación estamos exportando.

¿Y cuáles son los grandes personajes espirituales de la patria, de su historia?
-Puede que haya una confusión de lo que es la espiritualidad. La espiritualidad para mí es un proceso de desarrollo interior y en eso hay grandes poetas, grandes cantantes, Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Nicanor Parra, la Violeta. Hay mucha gente y muchos que ni siquiera están identificados. En nuestro pueblo hay una escritora maravillosa. Hoy en la mañana llegó un tipo a ofrecerme poesía, me dijo vivo de esto. Chile tiene mucha espiritualidad y mucha gente en el ámbito del camino de la transformación. Y en ese ámbito todos son diferentes porque tú eres diferente y por lo tanto también puedes ser un gran líder espiritual. Muchas veces se confunden los líderes espirituales con los religiosos. Uno de los grandes transformadores de mi vida cuando viví en Portugal fue mi jardinero. Un día lo estaba haciendo plantar y le decía que esta planta tiene que ir justo aquí y después y esta no te quedó bien. Y el tipo después que le hice cuatro o cinco pasadas me mira y me dice “doctor, la perfección es muy costosa y dura un segundo”. Una lección impresionante. Estoy escribiendo un libro que se llama Mi jardinero y yo, en que el tipo me dio muchas lecciones espirituales. El otro día un mendigo frente a la plaza San Francisco me dio una lección preciosa: él no me había pedido dinero y yo iba apurado y saco plata y me dijo “¿y quién te pidió esto?, yo no te lo pedí”. Hay ciertas cosas que en la vida transforman. Tus profesores, que tienen gran influencia. Esto no es una competencia del Premio Nobel chileno en espiritualidad.

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