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Mundo

9 de Agosto de 2013

Esta fue la estrategia de la Bundesliga para ser la más poderosa del mundo

Vía Kienyke | Por: Román Gómez El fútbol está a su merced. Alemania, potencia mundial, ha conseguido amaestrarlo, domesticarlo y apropiarse de él. Mientras en otras latitudes se sufre un descalabro económico que afecta la práctica deportiva, en tierras germanas han encontrado la fórmula del éxito, lo que convierte a la Bundesliga en la más […]

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Vía Kienyke | Por: Román Gómez

El fútbol está a su merced. Alemania, potencia mundial, ha conseguido amaestrarlo, domesticarlo y apropiarse de él. Mientras en otras latitudes se sufre un descalabro económico que afecta la práctica deportiva, en tierras germanas han encontrado la fórmula del éxito, lo que convierte a la Bundesliga en la más poderosa del mundo.

Sin luminarias como Messi, Neymar, Bale, Rooney, Iniesta, Falcao, los teutones basaron su poderío actual en el orden y la seriedad, acompañado de un modelo económico que le permite gozar las mieles de la cima. Lo que un día fue un fútbol deprimido, pasó a ser una estructura financiera sin ningún punto débil.

La visión inició a inicio del milenio. Cuando Europa gozaba de absoluta salud económica, Alemania vio venir la inserción de capitales extranjeros que arrasarían con la tradición futbolera de la zona. Sin embargo, la aridez germana se dejó tentar de una bella figura, cuadrada pero que brillaba por si sola: la televisión digital.

El hombre de la bolsa

El fútbol vivía una transición a inicio del nuevo siglo. La mística daba paso a la globalización, el dinero amenazaba con apoderarse del deporte más concurrido del mundo, mediante publicidad, comercialización y una nueva manera de difundirse. El boom de los sistemas de cable pagaba mucho dinero, algo que los equipos germanos vieron con buenos ojos.

Un empresario apareció como el mesías. Aún cuando los equipos alemanes no incurrían en compras alocadas, cayeron en el embrujo de Leo Kirch, el zar de los medios de comunicación en Alemania a finales de los 90. Los clubes teutones, que en ocasiones no sostenían los gastos que les demandaba el fútbol, pasarían de obtener cerca de 200 millones de dólares por derechos de televisión (los partidos eran transmitidos de manera abierta), a recibir más de 1.500 millones si eran transmitidos por el sistema digital que presidia Kirch.

La ambición del empresario alemán no terminó allí. Sonrientes, acompañados de buenos resultados futbolísticos (Borussia Dortmund campeón de Europa en 1997 y Bayern Munich en 2001), algunos clubes pasaron a invertir en la bolsa de valores a favor de la empresa Kirch-Media.

Leo Kirch, zar de los medios de comunicación en Alemania en los 90

La apuesta parecía rentable ya que el emporio no solo se había hecho con los derechos de la Bundesliga, sino también con los de la Fórmula 1 y la retransmisión de los mundiales 2002 y 2006, con cifras igualmente siderales. Sin embargo, la burbuja reventó a mediados de 2002, declarando a Kirch y su consorcio de empresas en bancarrota el 8 de abril. El más afectado fue Borussia Dortmund. El equipo más popular de Alemania empezaba a caminar al filo de la cornisa, estando al borde de la desaparición. Este traumatismo obligó a la Deutsche Fussball Liga (DFL) a tomar medidas.

Años difíciles

Era el momento de ajustarse el cinturón. La Bundesliga apostó a un detrimento de su fútbol interno, para fortalecerse como modelo. El pánico a que empresas o personas externas al deporte se hicieran con los deprimidos clubes, obligó a tomar una medida revolucionaria. Los clubes podían recibir dinero de fondos privados para apoyar al fútbol, siempre y cuando tales inversionistas no asumieran más del 49% de las acciones del club. Así, el club siempre seguiría siendo en su mayoría de los socios.

De este modo, las instituciones se aseguraban mantener la tradición a pesar del éxodo de las figuras de peso, por otras no tan renombradas. Un cacique mexicano, quien era figura en el país azteca, asumió el desafío de ser pionero en la nueva liga germana y lo hizo bastante bien. Pavel Pardo, capitán del seleccionado mexicano en el mundial 2006, llegó a Stuttgart en ese mismo año, y en exclusiva recordó para KienyKe esos tiempos.

“En ese entonces, la liga hizo un proyecto junto a la DFB. Sin fondos, los equipos apostaron por la cantera. Sacar jugadores de las inferiores para así poblar la Bundesliga y la selección nacional. Además, sanearon sus finanzas. Ahora los clubes no pueden gastar más de lo que generan”, dice Pardo. En todo caso, la mayor parte de la década de 2000 no produjo buenos resultados. Tras la final de Champions League de 2002 disputada por Bayer Leverkusen, el fútbol entró en una sequía que ni el mismo Bayern, pudo evitar.

Estrategias rentables

El gobierno metió mano y teniendo como excusa el mundial del 2006, refaccionó los estadios para ser usados en espectáculos, lo que hizo volver a la familia. Los precios de las entradas bajaron sustancialmente, invitando a la gente a ver fútbol. Los derechos de televisión pasaron de costar 1.500 millones de dólares, a costar 400 millones de euros por temporada.

El éxito en los clubes demoró un poco. Las nóminas de los planteles de jugadores se redujeron a un 42% del total de ingresos, lo que inspiró a la UEFA a impulsar su fair play financiero. El ente que regula el fútbol en Europa puso como límite el margen del 70% para el coste de su plantilla, algo que en España, Italia, Grecia o Francia, no se respetó. La industria privada también dio su grano de arena.

Con los modelos rentables de Bayer Leverkusen, en manos de la farmacéutica Bayer, y Wolfsburg, a las órdenes de Volkswagen, otras empresas quisieron participar. En Bayern Munich se hizo visible el poderío de la marca automotriz Audi, consiguiendo que arribaran refuerzos como Franck Ribery, luego de una gran Copa del Mundo actuando para Francia en 2006.

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