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Nacional

2 de Septiembre de 2013

40 años: Hernán Larraín explica en El Mercurio por qué pidió perdón

A una semana de que el senador gremialista Hernán Larraín pidiera perdón por su actuar durante durante la dictadura, El Mercurio le dio tribuna para que explicara sus motivaciones en un texto llamado “Las razones de un perdón”. El representante UDI de la Séptima Región Sur en la cámara alta comienza diciendo que “Lo sucedido […]

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A una semana de que el senador gremialista Hernán Larraín pidiera perdón por su actuar durante durante la dictadura, El Mercurio le dio tribuna para que explicara sus motivaciones en un texto llamado “Las razones de un perdón”.

El representante UDI de la Séptima Región Sur en la cámara alta comienza diciendo que “Lo sucedido hace 40 años, sus causas y consecuencias, es objeto de miradas y explicaciones encontradas. Sin embargo, esa falta de interpretación histórica común, ¿nos condena a ser un país dividido para siempre?”.

Hablando del libro que presentó con el ex senador socialista Ricardo Núñez, Larraín indica que los artículos que ahí publica y hechos recientes “me convencieron de que el tiempo no ha cerrado heridas en un sector del país. Si bien la sociedad chilena está reconciliada, ocupada de su realidad cotidiana, no ocurre igual con algunos que aún tienen cuentas pendientes”.

Larraín agrega que “esta situación dificulta avanzar. Interesa más sustanciar responsabilidades, siempre ajenas y nunca propias. Nadie hizo nada, los “malos” son otros. La proximidad de fechas conmemorativas reflota el enfrentamiento en donde todos se enrostran sus respectivas culpas”.

En la misma línea el parlamentario se cuestiona “¿nadie propició la violencia como método legítimo de acción política en el Chile de los 60 o a comienzos de los 70? La Unidad Popular, ¿no albergó el infantilismo revolucionario y provocó la peor crisis política, económica y social de nuestra historia, que los líderes de la época fracasaron en evitar? El golpe del 11, ¿no ha sido uno de los hechos más dolorosos para nuestro Estado de Derecho y nuestra democracia desde el inicio de la República? La violencia en el gobierno militar, ¿no causó una brutal violación de los derechos humanos que afectó a miles de personas detenidas desaparecidas, torturadas o exiliadas?”

Las consultas prosiguen “¿Nadie de estas generaciones tiene algo que decir de su responsabilidad en estos hechos?”

Ante esto el gremialista responde que “es cierto que antes del 11 hubo quienes actuaron movidos por ideales ante la pobreza y la iniquidad social, mas algunos lo hicieron empuñando armas. Otros, en respuesta a la violencia, participaron en el gobierno militar para reconstruir el país y fueron parte de una obra transformadora con singular éxito. Mientras ellos trabajaban, grupos articulados en organismos del Estado perpetraban las más crudas violaciones a los derechos humanos, de lo que no tuvieron conocimiento ni participación”.

Larraín explica que “Personalmente jamás he tomado parte en hechos de violencia, estuve la mitad del período de la UP estudiando fuera de Chile y no integré el gobierno militar. Luego, ¿no tengo ninguna responsabilidad en lo ocurrido y puedo ser espectador de la situación?”

El senador dice reconoce que “en algún grado, todos fuimos responsables. Unos por acción, otros por omisión. Unos por callar y otros por contentarse con la explicación oficial”.

El mismo reconociemiento hace Larraín a las acciones destinadas “a aclarar los hechos, a buscar verdad y justicia, a efectuar reconocimientos simbólicos y reales, a reparar en parte el daño causado. Se revalorizaron la democracia y los derechos humanos. Pero no cambiaron los sentimientos en parte de nosotros, especialmente en quienes fueron víctimas o sus familiares. Ciertamente es difícil para ellos, lo cual merece respeto, aunque algunos lo han hecho, como la familia de Jaime Guzmán”.

En su columna en El Mercurio el senador se sigue preguntando si “¿Podemos seguir así eternamente? ¿Es posible contribuir a la reconciliación de nuestros corazones, reconocer nuestros errores y admitir los ajenos? ¿Se puede concebir un camino común para construir un país unido y en paz?

Y responde: “entonces, pensé que el camino era el perdón como vía de sanación social de cara al futuro. De lo que uno se sienta responsable, sea mucho o poco, todo ayuda. Es la actitud lo que cuenta, porque es la actitud la que impide el reencuentro”.

Mostrando su veta católica el gremialista indica que “Los cristianos pedimos con el Padre Nuestro “perdón por nuestras ofensas” agregando que “a algunos esto les parece tardío, electoralista, insuficiente o un renuncio. Muchos tienen un explicable escepticismo, pero hay quienes no quieren la reconciliación y prefieren mantener las heridas abiertas. Otros se golpean el pecho en las iglesias pero son incapaces de dar testimonio en la vida real”.

Al final del texto Larraín asume que “He tomado un camino duro y claro: pedir perdón por mis omisiones, por no haber hecho lo que debía para asegurar la reconciliación. Soy un simple ciudadano sin autoridad alguna para dar este paso. Pero tengo la convicción de que son muchos los que esperan que alguien lo haga para comprometer su voluntad con la paz. Tal vez me equivoque y mañana esté todo olvidado y que este gesto termine siendo una anécdota promovida por un ingenuo. Es posible. Siempre es más fácil no hacer nada, pero, ¿dónde queda nuestra conciencia? ¿Cumplimos con el deber de hacer un Chile mejor para las nuevas generaciones? ¿Aseguramos el “nunca más”? ¿Sellamos el compromiso con la democracia y el respeto irrestricto a los derechos humanos?.

En su columna el senador UDI termina con un “usted puede elegir: ser espectador o ser protagonista.”

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