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Poder

3 de Septiembre de 2013

El Mercurio frente al 11: “Hay que distinguir golpe de Estado de gobierno militar”

El diario El Mercurio publicó hoy una editorial titulada “11 de septiembre: historia, política y violencia”, en la que sostiene que “el no distinguir entre el golpe de Estado -que apoyaron las fuerzas políticas que en ese momento eran mayoría- y el posterior gobierno militar, con sus luces reconstructoras y sus sombras destructoras, ha mantenido […]

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El diario El Mercurio publicó hoy una editorial titulada “11 de septiembre: historia, política y violencia”, en la que sostiene que “el no distinguir entre el golpe de Estado -que apoyaron las fuerzas políticas que en ese momento eran mayoría- y el posterior gobierno militar, con sus luces reconstructoras y sus sombras destructoras, ha mantenido emociones desencontradas entre ambos bandos”.

“Esa dificultad ha impedido una mirada común sobre la violencia que forma parte de esa historia, en especial respecto de la forma moralmente más condenable que ella tomó, cuales fueron las violaciones a los derechos humanos por entes estatales. Muchos de quienes apoyaron el golpe de Estado sintieron que el proceso de reconstrucción del país que entonces comenzaba era un esfuerzo noble al que había que sumarse, y eso en muchos casos les impidió aquilatar con claridad los excesos inaceptables que se ocultaban bajo aquel, pero que la perseverancia de las víctimas, de los gobiernos posteriores y de la justicia han ido develando”, expone.

En esa línea, la publicación destaca como gestos positivos “el perdón del senador Larraín la semana pasada, del ministro Chadwick en su momento, o de Joaquín Lavín hace algunos años”, para luego celebrar “el testimonio” entregado al diario hace unos días por el empresario y fundador del MAPU, Óscar Guillermo Garretón.

“Él afirma que ‘las víctimas son culpa de la dictadura, si bien la violencia fue culpa de todos’. Y extrae de ese pasado cuatro lecciones para no olvidar en el futuro: la democracia debe respetarse sin apellidos -ni ‘burguesa’ y, por ende, desechable, como la veía la izquierda, ni ‘protegida’ y, por ende, no verdadera, como la quisieron redefinir los partidarios del gobierno militar-. Los cambios importantes solo deben hacerse con el apoyo de las mayorías, sin intentar forzarlos contra la voluntad de la población. La economía importa, pues si ella no genera la riqueza necesaria, no hay proceso político que lo resista. Y, finalmente, que el terreno de las armas es de los ‘armados’ y nunca de los pueblos”, señala.

“Nuestro país comienza a dar una mirada más histórica al 11 de septiembre, algo más objetiva y compartida, y aunque subsisten visiones diferentes que el proceso político no ha sido capaz de superar -aparentemente, habrá un acto oficial y uno de oposición para recordar este 11 de septiembre-, ese camino parece por fin comenzar a converger poco a poco, luego de muchos años de porfiados desencuentros argumentales”, concluye.

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