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Opinión

4 de Octubre de 2013

René López, abogado del Mamo Contreras: “Manuel Contreras jamás usaría pañales. Un militar, como él, no está para esas cosas”

Hasta antes del cierre de Penal Cordillera, su nombre era desconocido. Ahora es el rostro más visible de la derrota de los militares condenados por delitos de lesa humanidad. Aquí, habla de Manuel Contreras como si fuera su abuelo y dice haber visto a los presos el día de su traslado “como niños de kínder”.

Macarena Gallo
Macarena Gallo
Por

*Fotografía: Alejandro Olivares.

Debe ser difícil la vida de un abogado de condenados por DD.HH.
-Hay que estudiar, estudiar, estudiar.

Nadie querría hacer esa pega.
-No, nadie. No voy a decir que son malagradecidos algunos abogados, porque cuando los libertadores los necesitan, los abandonan. Eso pasa con algunos abogados, pero yo voy hasta el fin, como decía Delfín.

Los abogados de Derechos Humanos cuentan con respaldo…
-Tienen el respaldo, tienen plata, les llega plata del extranjero, todo lo que usted quiera.

¿A usted le llega plata?
-Ningún centavo. Nadie me paga ni un peso. Ni un pasaje, nada.

¿Manuel Contreras no le pasa ni para la micro?
-No tiene ni un peso. No se olvide que los héroes de Chile mueren en la miseria.

Los abogados que defendían al principio a violadores de derechos humanos inspiraban miedo, como Pablo Rodríguez. En cambio, abogados como usted inspiran más risa que respeto.
-No, pero ¿por qué iban a inspirar miedo? Un abogado no puede inspirar miedo. Ahora puede que uno sea más feo u otro más lindo, pero no por eso nos vamos a asustar. Porque Halloween nos divierte, jajaja.

En tuíter dicen que usted está para irse a el Peral
-Si me voy a el Peral, yo le diría a usted por qué no se sube arriba de un helicóptero Puma y se va a dar un paseo a alta mar…claro. Simplemente, para que conozca cómo es altamar y respire aires marinos. Y ojalá me agarraran pa la chacota. Porque cuando fui a Penal Cordillera, me querían sacar la mugre los mismos que le apedrearon el auto al padre jesuita.

Pero es una locura defender a alguien que está recontra condenado. Es casi una pérdida de tiempo.
-He sacado gente que su propio general le ha dicho “tú jamás vas a salir de aquí”. Cuando yo los saco, él me dice “don René, ¿qué hago ahora?”. “Vaya a saludar a su general y dígale que se equivocó, que Dios es más grande que él”.

500 AÑOS
Antes de hacerse cargo de los condenados por DD.HH., usted ha dicho que era un abogado silencioso.
-Y estudioso, porque resulta que me han preguntado en los últimos días si acaso soy nuevo, como no me habían visto antes. Y es natural, porque cómo me van a ver, si estoy trabajando en los despachos de ministros en visita. Y sus despachos están fuera de la Corte. Por ejemplo, hay algunos que están en Merced, otros en Monjitas… Entonces, es difícil que me vean.

Ahora, saltó a la fama por ser abogado de condenados por DD.HH.
-Como dicen ustedes, represento a la cúpula.

¿De cuándo es abogado de ellos?
-Ellos decidieron tomarme en razón de que vieron que era el único abogado que estaba teniendo resultados y que estaba dedicado a trabajar con ellos.

Antes de ser su abogado, ¿conocía a la cúpula?
-No. En absoluto. Me mandaron a buscar hace harto tiempo. Don Manuel me mandó a buscar ahora, pero yo llevo como tres años con ellos.

Debe ser complicado defender a alguien que está rematado…
-No, porque yo prefiero que le pongan más condenas a don Manuel.

¿Cómo es eso?
-Ojalá me lo condenaran a 500, 700 años, para que sea una aberración. Y las aberraciones en derecho tienen un remedio. Yo tengo el sistema, me estudié esa parte, que no se enseña en ninguna universidad y que es cómo bajar la pena de 500 a 20.

¿Y cómo se hace? Bueno, subirle la condena es más fácil que bajarla obviamente…
-Bueno, ese es mi trabajo.

Suena como una locura.
-Es interesante. Hay que estudiar harto.

Pero a grandes rasgos, ¿cómo podría hacerse eso?
-Hay varias leyes. Estamos hablando del sistema penal antiguo, porque el de hoy es más fácil, porque yo entro con mis clientes y salgo con ellos del brazo.

Pero en casos como el de Manuel Contreras, eso suena como imposible…
-Depende. El año pasado saqué a 17 que estaban condenados a presidio perpetuo en Punta Peuco. Por eso me llamaron.

¿A quiénes sacó?
-No puedo dar nombres, porque pongo en riesgo sus vidas. La gente diría “mire, allá está el fulano de tal, de aquí, de allá”. Por eso no puedo dar nombres.

Pero en el caso de Contreras, ¿cómo se podría hacer lo que usted quiere?
-Todos sabemos que esto es político y se le está aplicando una legislación que no corresponde. Cuando, supuestamente, se cometieron los delitos que dicen que se cometieron, y que a mí no me constan, la legislación imperante era otra. Aquí no había ningún tratado internacional de estos que invocan ahora reconocidos. Entonces, se regían por el Código Penal y el Código Penal daba tal pena para tal figura jurídica.

EL MAMO Y LAS MUJERES
A Manuel Contreras, su amigo, entonces, lo conoció en prisión.
-Sí, a don Manuel lo conocí en Cordillera y nos hicimos tan amigos que yo le digo “abuelo”. Le digo “hola, abuelo, ¿cómo está usted?” y acepta que le diga así.

¿Por qué para usted es como su abuelo…?
-Admiro a la gente valiente. Él es un cuerpo muerto y un cerebro brillante.

Para usted, es el único héroe que va quedando vivo.
-Efectivamente. Y se lo he dicho personalmente muchas veces. Es el único héroe vivo porque la lealtad incondicional hacia el presidente Pinochet, a pesar de todo lo que han dicho, se mantiene pero a diez mil pies de altura.

¿Y lo considera su mejor amigo?
-No puedo decir eso. No tengo ni la capacidad ni el nivel intelectual de él. Para mí, es alguien del que estoy aprendiendo el temple que debe tener un soldado chileno para mantener la frialdad en los momentos en que el cerro se nos viene abajo, en momentos en que el tsunami que dice Piñera, se nos viene encima.

Ahora, eso sí, se le vino un marepoto…
-Jaja, jamás se nos va a venir. Porque tenemos la capacidad de tener gente preparada para flotar en los tsunamis. No se olvide de los buzos tácticos y toda esa gente.

¿De qué habla con Manuel Contreras cuando lo visita?
-Yo voy a trabajar con ellos. No tenemos tiempo, porque se nos pasan las horas volando.

¿No hablan de otros temas?
-¿De qué tipos de temas? ¿De mujeres?

Claro…
-¿De las mujeres bellas, así como usted, sí? Esos temas sí los tocamos. Mire, don Manuel tiene una capacidad admirable de trabajo. Llega de la diálisis y se sienta a trabajar seis horas seguidas en su computador para preparar su defensa.

Y entremedio cuchichean de mujeres,
-Bueno, pero entre hombres tenemos que conversar de mujeres bellas.

¿De qué mujeres bellas?
-Bueno, él adora a su señora.

Pero usted no le habla de ella, supongo…
-Claro. Yo soy anulado hace 23 años, por lo tanto tengo todo el derecho a vitrinear, disfrutar lo que la vida me dé.

Bueno, Manuel Contreras no tiene mucho que vitrinear estando encerrado…
-Bueno, es verdad. Por eso yo le cuento “viera, Don Manuel, las mujeres bellas que he visto”, porque la mujer chilena es la más bella que existe en el mundo. Francamente, es la mejor. Un parámetro es la Cecilia Bolocco. Pero mujeres bonitas tenemos muchas. Pero no tenemos misses como ella. La única a escala es la de Inglaterra, que es bella también.

¿Hablan de Cecilia Bolocco?
-No, sino que me habla de su señora… Él es un eterno enamorado de su señora.

¿Y de qué otros temas hablan?
-De todo. Es que don Manuel es muy simpático. Muy bueno para hacer bromas, pero resulta que como tiene esa cara de serio, como la mía también, nuestras bromas se interpretan mal, porque no se dan cuenta que estamos haciendo una broma. Es como humor negro el que tenemos.

¿Qué bromas han hecho y que caen mal?
-Cuando él dijo “bueno, aquí el mozo me tiene el bastón”, que es lo que dicen, pero que no me consta que haya dicho, él supongo que se estaba riendo de toda la gente que lo estaba entrevistando que decían que estaba en una cárcel de cinco estrellas, po, y si es de cinco estrellas tienen que haber botones, pues. Era una broma suya, pero fue mal entendida y mal interpretada.

Manuel Contreras para el común de las personas es un personaje siniestro…
-No se olvide que Chile tuvo una familia siniestra: los hermanos Carrera. José Miguel Carrera fue el único en la historia de Argentina que ha tomado Buenos Aires. Por eso soy un gran admirador de los hermanos Carrera.

¿Por lo siniestro?
-Lo que pasa es que la vida los coloca en posiciones en las que tienen que cumplir con su deber. Y el militar, el primer postulado que tiene es primero la patria, segundo la patria, tercero la patria y cuarto la patria. Y eso significa el cumplimiento del deber.

Pero más allá de eso, Manuel Contreras es una figura siniestra para la mayoría de los chilenos.
-Pero ese es un invento de la prensa. Para mí, es el abuelo más simpático que hay. Cariñoso. Me dice “René, ¿quiere chocolate?”. Yo le digo “¿no estarán envenenados?”. Jajaja. “No, cómo se le ocurre”. Y se larga a reír. Ahora, le cuento que ese día, cuando estaban con sus cositas arregladas, antes que presentara el recurso, para mí fue impactante llegar al penal e ingresar a las celdas de algunas personas.

¿Por qué?
-Ver cómo tenían todo ordenadito, como niñitos de kínder, sin saber qué hacer. Nunca esperaron esta decisión absurda e irracional del Presidente de la República.

Pero me cuesta ver a Manuel Contreras con la actitud de un niño de kínder…
-Así era. Estuve en sus celdas, encerrados, caminaban y caminaban y no sabían qué hacer. Y cuando llego a la de don Manuel, le digo “¿qué le pasa?”, porque lo encontré un poquito desconcentrado, “¿qué le pasa, abuelo?”. Y me dice “mire” y me muestra sus cositas. “Y esto lo tiene preocupado, ¿que lo tengan así con la ropa arreglada?”, le dije. “Usted tiene un nieto y ese nieto soy yo, y aquí tiene un recurso de protección que acabo de presentar en la Corte”, le dije. Me dijo “pucha”. No me dijo “me volvió el alma al cuerpo”, porque nunca le salió, pero me dijo “es una alegría muy grande la que me ha dado usted”.

Y su abuelo de verdad, ¿era como Manuel Contreras?
-No, mi abuelo era un campesino, dueño de fundo, muy ponderado, muy admirador del Ejército chileno y adoraba lo que era “Adiós al Séptimo de línea”, los libros de Inostroza.

¿Y usted por qué no siguió una carrera militar?
-Lo pensé. Incluso, tuve la disyuntiva de ser militar o irme a estudiar derecho. Primó el derecho, porque creo que nací abogado. Pero aún tengo posibilidades, porque creo que cumplo con todos los requisitos para algún día ser oficial de reserva.

CÁRCELES DE LUJO
Usted dice que es un mito que Penal Cordillera y Punta Peuco sean cárceles de lujo. ¿Cómo son en verdad?
-Mire, el Penal Cordillera tenía una piscina preciosa. ¿Sabe lo que hizo gendarmería? La llenó de tierra.

¿Y los internos la alcanzaron a usar?
-Cómo la iban a ocupar, si estaba llena de tierra.

¿Y antes de llenarla de tierra?
-O sea, nadie se tiraba un piquero porque se sacaba la mugre. Y tampoco están en la edad como para tirarse piqueros. Ahí no había ningún demente como para hacer eso. El único que está un poquito ido, producto que tiene un principio de alzheimer galopante, es don Marcelo Moren Brito, porque de repente pregunta diez veces lo mismo.

¿Qué le pregunta?
-Por ejemplo, ¿qué horas son? O diez veces me dice buenos días. Yo lo trato con mucho respeto. No me canso de saludarlo, porque si no fuera por las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile, este país no sería lo que es hoy, porque Investigaciones para mí son unos traidores, claro, Investigaciones se ha dedicado a traicionar a las Fuerzas Armadas y a inventar, porque ellos fueron los que más dieron muerte a gente de izquierda. Los que más mataron gente de izquierda, yo diría, que fueron los de Investigaciones y lo digo responsablemente. Yo tengo el cuadro de toda la gente que eliminaron ellos, lo presenté a la Corte, pero no nos han tomado en cuenta los ministros, porque no les conviene. A ellos les conviene castigar lo que es CNI, lo que es la DINA, porque los hace subir de grado.

Además de la piscina, ¿qué comodidades tenía Cordillera? ¿Las cabañas eran como las del Valdivia?
-No ofenda al Valdivia, porque resulta que acá vivían de a tres en una cabaña con un baño. Nos estamos tomando un café en estos momentos, pero allá iba uno al baño y el olor era insoportable.

¿Cagaban muy hediondo los internos?
-No sé eso. Pero cuando llegaban visitas y las visitas iban al baño era insoportable el olor. Las cabañas eran chiquititas. No había espacio para desplazarse. Lo que digo lo podrían corroborar ustedes. Me gustaría que un día fueran para que vieran. Ojalá fuera una cárcel de lujo. El único lujo era que podían llegar en breves minutos al Hospital Militar. El “Hotel Cordillera” acaso tiene media estrella. Es una pena que la gente tenga un concepto tan errado. Me gustaría que hicieran un reportaje. Voy a desafiar al tío Emilio para ver si cae en su propia trampa.

Punta Peuco es mejor, entonces, que Penal Cordillera.
-Claro. ¿Sabe por qué es mejor? Porque era un basural y ellos lo arreglaron. Ahí Gendarmería no ha invertido un centavo. Tienen cancha de tenis y la hicieron con fondos de los internos. Ellos trabajaron, ellos sacaron las piedras, ellos limpiaron, ellos hicieron su calidad de vida un poco mejor. No como los flojos que están en la Peni y se dedican todo el día a hacer maldades. Acá no. Acá nadie hace un hoyo para escaparse.

Usted dijo en la tele que los presos comunes eran drogadictos y en cambio los militares procesados tenían más educación, sabían de normas de aseo…
-Claro. Ellos tienen normas que fueron impuestas a sangre y fuego por hacer una metáfora por sus profesores en la Escuela Militar o la de suboficiales. Por eso el militar tiene que estar separado del preso común y corriente.

Pero eso no es igualdad ante la ley.
-Resulta que los militares tienen otros principios y valores y fueron creados con otras normas. Por ejemplo, si falta una ampolleta la compran ellos y no Gendarmería.

¿Y en la Peni, en cambio, se robarían los presos la ampolleta?
-Claro. Usted comprenderá que en la Penitenciaría trataron de darle una vida más confortable a los reos, pero a la semana ya se habían robado todo. Los de Punta Peuco han arreglado todo, para recibir a su familia, porque la que más sufre es su familia y no ellos.

Si es mejor Punta Peuco, ¿por qué alegan tanto por el traslado?
-Por la vida de ellos. Como el general Mena, que sabía que llegando allá, se iba a morir. Si se enfermaba, hubiese durado 15 a 10 minutos vivo. Queda lejos, es un peladero que está metido entre los cerros.

Los familiares se quejaban de que cómo iban a llegar allá si no tenían autos.
-Claro. No tienen en qué llegar. Ahora yo, porque soy hombre, y no le temo a nada, llego caminando. Tomo el bus y me bajo en el cruce de Punta Peuco. Y me voy caminando al penal.

¿Cuánto se demora?
-Unos veinte minutos. Y como estoy acostumbrado, me entretengo y voy feliz. Los vecinos ya me conocen. Converso con ellos, me dicen “ah, va a ver a sus amigos”. Voy con jeans, zapatillas y una chaqueta de antílope, bien sport. Me demoro poco. Pero para la gente que va a ver a sus familiares, que lleva un carrito con cosas, es largo y tedioso.

LOS ASADOS DE JUREL
¿Y los asados en Penal Cordillera también eran mito?
-Los asados se pueden hacer en todos lados. Usted un asado lo puede hacer en un metro cuadrado. No requiere más que un pedacito de carne, porque no se trata de un novillo completo, sino que puede ser un pedacito de carne.

Pero en las cárceles comunes no se puede hacer asados.
-Pero cómo que no. Está equivocada. Yo fui abogado durante mucho tiempo en las cárceles comunes y en muchas cárceles comunes me invitaban a almorzar y me servían un regio bistec con todo y bien preparado. Bien limpio.

Obviamente se puede entrar a la cárcel el asado ya hecho, pero de ahí a que vayan a hacer ahí mismo el asado, no creo…
-No sé de dónde la conseguían, pero tenían carne.

Pero dónde hacían el asado que usted decía? ¿En fogones?
-Claro, si no cómo me explica usted el tremendo incendio de San Miguel… Yo no entiendo la alharaca que se ha armado con el asado de Krassnoff. La gente cuando habla de asados, se imagina algo muy grande. Pero para hacer un asado bastan cien gramos de carne.

Pero no creo que los internos de Penal Cordillera sean tan cagados con la carne.
-No, pero le digo que por ejemplo cuando yo atendía a los presos comunes, a través de todo Chile, me decían “jefe, le pido un favor, ¿me compra la carne afuera?”. “Claro, ningún problema”. ¿Sabe cuál era la carne para ellos? ¡JUREL! ¡Jurel San José! Para hacerle la propaganda.

Ya, pero no me imagino a Manuel Contreras o a cualquiera de Penal Cordillera o Punta Peuco, comiendo jurel.
-No, no. Obviamente, no es así. Pero no piense que toda la gente que está en Punta Peuco tiene lo mismo. El que puede, puede; y el que no, aplauda y no sea envidioso.

¿Y quién es el más puede?
-No sé. Desconozco la situación económica de cada uno. Ahora, el que tiene menos recursos en Punta Peuco, es ayudado por los demás, le mandan comida, claro. Hay gente que no tiene un centavo y no tienen a nadie que los ayude. La familia los ha abandonado. La señora se fue con otro. Y él quedó solo.

Uno de los miedos de los reos de Penal Cordillera por el traslado, se especula, era reencontrarse, reavivar viejas rencillas y rivalidades con otros internos…
-No, no hay ninguna rivalidad. Todos los módulos están separados y no tienen ninguna posibilidad de juntarse. Tendrían que gritarse una cosa de un lado a otro pero aunque lo hicieran, no les llegaría el mensaje, porque están como a cuarenta metros de distancia. Eso es absurdo. Y al contrario, ha sido muy bueno el recibimiento. Porque están llegando los camaradas de armas y en algún momento superiores de ellos.

LOS PAÑALES
¿Manuel Contreras qué tan enfermo está?
-Tiene todas las enfermedades habidas y por haber. Ahora todo se agravó con el tema de los riñones, la diálisis hizo que todas sus enfermedades se agravaran.

¿Pero qué tan limitado está?
-Según el informe que me entregó Gendarmería, en forma verbal, fue que no le daban seis meses de vida.

¿Pero está tan mal como para usar pañales?
-No, no. Jamás usaría pañales. Un militar, como él, no está para esas cosas. Siempre digno. Lo que pasa es que las enfermedades de él, son de otro tipo. No, no, no. No es un viejito gagá. Él es un señor que se mantiene de acuerdo a sus principios. Aunque le duela el alma, se le parta el corazón, es estoico.

Llama la atención que Manuel Contreras se enferma cada vez que enfrenta un proceso judicial.
-No, en absoluto. Si se está dializándose día por medio por orden médica, es verdad. Son comentarios mala leche de gente malagradecida. Un soldado nunca fingiría una enfermedad.

Pinochet se hizo el enfermo. Llegó en sillas de ruedas a Chile y apenas tocó suelo chileno se paró solito….
-Ah, no. Es que venía cansado. Y cansado de venir sentado, porque para él fue un sacrificio subirse encima de la silla de ruedas. No, poh.

¿Y Manuel Contreras sería capaz de suicidarse como última opción?
-No. Porque primero para él está Dios, segundo la patria y tercero la familia. Entonces, como es creyente, no se va a suicidar nunca.

No haría lo mismo que Odlanier Mena
-No. Pongamos las cosas en contexto, al general Mena le quedaba un año para salir de la condena. Si lo miramos racionalmente, no tenía ningún motivo para suicidarse. Tenía salida fines de semana completo. ¿Por qué tendría que haberse suicidado si no es por el decreto del Presidente Piñera, quien se mancha las manos con sangre de mi camarada general Mena? Téngalo por cierto, que todas las enfermedades que estaban vigentes en Cordillera, todas, se van a agravar en Punta Peuco. Tanto como las de Miguel Krassnoff como las de otros. La prensa, con o sin intención, cuando ponen fotografías de Miguel Krassnoff busca las fotos de cuando era oficial, con uniforme… Y, claro, hasta yo tomaría odio de una persona que la veo joven, espectacular, pues. Hoy, Miguel es una persona doblada por el dolor, acabado, pero también como cosaco no se queja.

Los militares suelen ver el suicidio como acto de cobardía. De hecho, siempre le sacan en cara eso de Allende.
-El general Mena estaba pasando por una tortura psicológica. ¿Usted cree que Allende se suicidó? Según lo que he leído, lo mató un señor cubano que estaba en Chile. El cubano lo mató y le dejó la metralleta para que creyeran que se había suicidado. Pero no se suicidó.

¿Cómo que no?
-No, pues.

Allende pasó a la historia como un mártir.
-¿Un mártir de qué? ¿Del Chivas Regal, del Casillero del diablo? Estaba curado, borracho, cuando murió. Allende nunca fue un gran héroe. ¿Héroe de qué?

¿Qué pasará cuando muera Manuel Contreras? Él sí que no quedará como héroe…
-La historia no ha hecho justicia con los verdaderos héroes. No se olvide que Bernardo O’Higgins fue condenado al destierro y murió en Lima sin nacionalidad chilena. Eso pasará con don Manuel.

LA DERROTA
Que se cierre Cordillera, es una derrota absoluta para ustedes…
-No, en lo absoluto. Las derrotas de los militares las tienen en los campos de batalla. Y si nos declararon admisible el recurso, quiere decir que tenemos razón en algo.

Mi editor dice que ustedes están más cagados que Colo Colo…
-No. Existe un dicho entre de los militares -y disculpe que se lo diga- pero como ellos ahora están en desgracia, dicen que son un palo con caca. Porque nadie los quiere tomar, nadie los pesca, mijita.

Ni siquiera las Fuerzas Armadas.
-Pucha qué hace falta una fábrica de buenos pantalones en Chile. Veo que hay personas que estuvieron en el gobierno de Pinochet y que se desmarcaron diciendo que jamás habían participado de esto. Es un neopotismo tremendo que hay entre el Presidente de la República y su ministro del Interior. Si son primos, poh. No me van a decir que eso no es nepotismo.

Chadwick dijo que los pinochetistas no sabían vivir en democracia.
-Lamentablemente, el señor Chadwick fue criado bajo el alero del presidente Pinochet. El señor Chadwick jugaba en los patios de La Moneda y Pinochet le decía “Andresito”. Es un malagradecido Chadwick. La fortuna que ellos tienen se debe, principalmente, al señor Augusto Pinochet. Los ricos, los nuevos ricos de hoy, económicamente se hicieron gracias al señor Pinochet. Y lo abandonaron.

¿Por qué está haciendo esto Piñera?
-Me descolocó. Yo voté por él. Trabajé por él. Le voy a mostrar que lo apoyé en su campaña (saca un cortaviento azul de su maletín). Él prometió muchas cosas cuando era candidato y si llegó a ser Presidente fue gracias a las Fuerzas Armadas, porque votos no tenía. Pero nos traicionó. Ya no confiamos en la derecha. Ahora nuestros votos no se irán para nadie. Ni por Matthei ni por Parisi. Los militares están de acuerdo que con Lagos y Bachelet estaban mejor. La Concertación los trató mejor que la derecha que gobierna.

¿Al final, no era tan mala la izquierda, dice usted?
-Si lo medimos así, con tanta flexibilidad, obviamente, por lo menos no molestaron a nuestros presos políticos ni los persiguieron de la manera que lo ha hecho Piñera.

Ahora a los pinochetistas sólo los pesca las prensa.
-No lo crea. Tenemos una fuerza muy grande que en algún momento tendremos que demostrar. Usted sabrá que el Ejército “nunca vencido, siempre vencedor”. Y esta vez no será la diferencia.

Pero da la impresión que ni ellos los pescan.
-Es verdad, es como que no existiéramos. Pero con que nos quiten el piso, nos hacen existir. Realmente, mientras más grande sea la ola que se me viene encima, más fuerza tomo moralmente.

Pero acá la moral no tiene mucha importancia.
-Bueno, si no sirviera la moral, no podría hacer lo que hago. Soy un simple ser humano, común y corriente, que no es ni He Man ni superior a nadie, y que trato de ayudar a los que más puedo y a quienes considero mis camaradas.

Pero si esto no es un fracaso, ¿qué es?
-Es algo transitorio que, obviamente, se va a revertir.

Puede ser peor. Se puede eliminar hasta Punta Peuco o llenarse de procesados…
-Eso sí. Tenemos actualmente mil 200 procesados. Podemos llenar todas las cárceles de Chile, ¿me entiende? Si siguen buscando presos, como lo están haciendo hoy, van a meter a todo Chile y se haría chico Punta Peuco.

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