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Opinión

23 de Octubre de 2013

Test: Descubre con qué político te acostaste según tu última cachita

Chiquillas, elegir con quién tirar también un derecho. Por eso, queremos que tome una decisión con argumentos y no a tontas y a locas, así es que eche el respaldo del asiento un poquito pa’ atrás e infórmese antes de elegir a su candidato… ¡o después no diga que no se lo advertimos!

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Vía FAQ Men

El Parisi: Es ese hueón que te la vendió bonita. El que según sus propias referencias, te iba dejar loca luego de hacerte el rondat flic flac con salto mortal triple en una mano mientras en la otra te tiene el agüita para que te refresques, si es que sobrevivías a tanta pasión. Puro blah-blah porque la fomedad le ganó al entusiasmo y te hizo desplegar toda la parafernalia aprendida a punta de porno para que el latero se fuera luego. Dejándote ahí, insatisfecha y adolorida con ganas de no prestarle el voto jamás.

El Allamand: Hizo todo el intento, se esforzó y puso todo de su parte. Te pidió que le dieras tiempo, que le tuvieras paciencia, que “te juro que es primera vez que me pasa”. Pero el amigo ahí abajo, egoísta y terco, no lo acompañó, lo dejó tirado (literalmente) con condones y lubricantes comprados para luego echarse ahí a descansar sin hacer caso a los ruegos: “por favor compadre no me haga esto; levántate hueón ¡Hasta cuándo me vas a humillar, conchetumadre!

El Matthei: No puede tirar sin ser ordinario. No es el que se pone a decir cochinás ricas en la pasión (que nace con la confianza, ojo). No, este hueón es coprolálico, no puede tener un orgasmo sin parecer futbolista expulsado en la final. Es de los que sin ningún respeto le pone apodos marinos a tus partes divertidas, que no quiero ni repetir.
Es ese gil que en la primera cacha es capaz de decirte: “Oye #$!”&()$ presta los cachetes, no le di color”, antes de usted salir arrancando y llamar a carabineros. Ordinario, ordinario.

El M.E.O: Acelerado, cortito y fugaz como esta misma descripción. Nada más que decir.

El Bachelet: A éste no hay que creerle na’. Engrupidor como él solo, es experto en llenar la cabeza de pajaritos a las cabras que andan buscando el amor. Él le dirá palabras lindas, cargadas de azúcar y promesas de un futuro juntos con las que de a poquito se le irán abriendo las piernas. Una vez consumado el hecho, la deja botá, herida y humillada prometiéndose a sí misma: “¡Nunca más CTM! Este hueón no me la va a volver a hacer nunca más, hueona, una pura vez”.
Pero claro que se la vuelve a hacer. Porque el muñeco volverá un día con las mismas azucaradas promesas pidiendo perdón, diciendo que estaba pasando por un mal momento y que le gustaría arreglar las cosas seguidas de un cariñito en la carita, una agarrá de cintura y ¡paf! Calzón al suelo.
Obvio, hecho lo suyo, el lolo se va otra vez.

El Sfeir: El místico-romántico que no sabes si está tirando o haciéndote reiki. Amoroso como él solo, le tendrá la pieza limpia de malas vibras y pasada a incienso. Con este hay que tener cuidado porque no es llegar y tirar, el cabro es bueno y de verdad cree que los planetas se alinearon para conocerla, porque el sexo va más allá del puro cacheteo. Para él, el Motel está en el patio, en el Cajón del Maipo, en Horcón o arriba del techo cuando la Luna se junta con Venus. Si usted es acelerada, no le haga perder su lento, lento y valioso tiempo.

El Claude: El que sólo piensa en él. A él no le interesa si a usted le gusta o no. Si lo está pasando bien o no, a él lo único que le interesa es su gozo propio y se acabó:

Ella: Oye pongámonos así un ratito después.
Él: Sí, sí de ahí.
(5 minutos después y cuando el instinto te dice que aquí todo termina)
Ella: Oye pero, cambiemos un poco antes…
Él: Sí, si….ahhhummmehhhggrr. Pucha sorry ¿Algo me dijiste?… rico, lo pasé súper, pero parece que tú lo pasaste mejor.
Ella: La verdad es que…
Él: Jajajaj seee, siempre me dicen lo mismo.

El Carlos Larraín: Lo sentimos, no nos pudimos imaginar nada con él.

El Roxana Miranda: Si le resulta es por pura perseverancia, no se rinde nunca aunque le digas que no 10 veces.

El Golborne: Ese que te lo tiraste una vez y que lo pasaron bien, pero nunca tanto como para repetirlo. Y ahí está el muñeco catete: “juntémonos, juntémonos”, “ya po’ salgamos”, “te invito a mi casa”. Y como igual lo pasaron bien, no quieres darle el cortón definitivo porque en una de esas, el estado de necesidad es más fuerte y siempre, siempre hay que tener una cartita bajo la manga para las épocas de crisis (que por lo general siempre será otro y no él).

El Giorgio: Ese cabro que no tiene mucha experiencia pero tiene como un talento natural que usted sabe que hay que sacarle partido. Que detrás (o mejor dicho adelante) de ese joven un poco torpe, hay un animal enjaulado que hay que soltar a pura pasión y confianza. Ese que uno ve con carita de pavo y se imagina: “pucha que debe ser fome este cabro” pero que cuando le dan la oportunidad no la desaprovecha y se lanza agarrándose de lo que tiene a mano y con fuerza. ¡Ay!

El Longueira: Es ese que después de la pasión y en el momento del cigarrito cuando usted pensaba que estaba todo bien, se le pone a llorar. Porque se cagó a la polola y usted no sabía, porque la polola lo patió y se siente vulnerable, porque su mamá se murió etc. La hueá es llorar, abrazado a usted que le hace cariñito con cara de ¡WTF!

El Boric: Ese que pocas tienen el privilegio de toparse alguna vez. El que con dos palabras ya te tiene caliente y tratando de llevártelo para la casa. No desilusiona, porque lo hace tal y como tú te imaginabas. Fuerte y con convicción, suave pero firme. !Ay Boric te queremos!

El Piñera: Siempre la caga. Te iba a tirar un piropo y terminó diciéndote que estás como gordita. Te quería dar un beso y te enterró el diente. Quería ponerse salvaje y un mal cálculo te hizo terminar en la posta con puntos en la frente… y así. Para tirar con él hay que ir operada de los nervios y con traje de futbolista americano. De una u otra forma saldrás damnificada.

El Gómez: Es ese con el que lo pasas bien, antes, durante y después de la cacha. Te ríes un montón y la química es increíble. Es tan buena onda, que después de la primera vez que tiraron se hicieron amigos para siempre y de tanta la buena onda que cada cierto rato te los tiras de nuevo de la pura amistad. ¡Pucha el cabro simpático!

El Kast: Rico, mino. Un relax visual, pero fome, fome, del verbo fome. El rey de la unipose. Fome.

El Escalona: Es ese macho que ya la tiene aburrida, al principio fue rico, ¡pero ya, para porfa! Dice que se va, pero no. Ahora sí…ah no…espérate que me voy…falsa alarma. Ya po hueón oh ¡Ándate!

El Cruz-Coke: En el momento crucial SIEMPRE pasa algo: los pilla el roommate en pelota en el living, se le inunda el edificio porque tiró un condón al water, confundió el lubricante con la pasta de dientes, se queda sin condones en un feriado, etc. ¡Quemao, el hueón! Más hueón que quemao sí.

El Nueva Mayoría: Se parece un montón a tus ex pololos nefastos, a esos que te hicieron sufrir pero que, finalmente, los querís igual. Hay algo en este sujeto que te trae recuerdos, como de calenturas conocidas, como de química que ya había, como de una secreta esperanza de que no sea tan charcha y, cuando no te diste ni cuenta, le dijiste que bueno…otra vez.

El Alianza: El típico hueón que se ve buena persona. Bien engominado, educado como él solo, ideal para presentárselo a la mamá. Pero caliente y culpable. Cuando ya está listo te sale con cualquier cacho:”que mejor sin condón”; que “aquí no, porque nos pueden pillar; mejor aquí, no aquí no, vamos pa otro lado…”; que “presta el chiquitín, ay no mejor no…que es pecado”; “que ponte así, a ver… no espérate, no mejor así”. ¡No se decide nunca! Puros problemas.

Ya sabe ya lo importante que es su voto porque:

Es personal y como suyo, sabrá bien a quién se lo presta.
Igualitario, nada que un voto más un voto menos. Votos blancos, votos feos, todos los votos valen.
Secreto, que nadie influya en su decisión de prestar el voto.
Voluntario, usted sabrá si lo presta, no lo presta y a quién.

Cuide su voto

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