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Poder

30 de Octubre de 2013

Matthei en su peor momento: Rechazo a la candidata alcanza el mismo nivel que el que sufrió en el Piñeragate

La candidata del oficialismo ostenta hoy las mismas cifras de aprobación y rechazo que en su peor momento político: el escándalo por el espionaje telefónico. En su comando afirman que, a menos de veinte días de los comicios, los resultados de la encuesta CEP pueden tener efectos nefastos y se preparan para salvar el honor forzando una segunda vuelta que hoy se vislumbra como difícil. Para ello se aplicará la estrategia del terror: Con Bachelet subirá el desempleo es la premisa que, a contrarreloj, se quiere instalar.

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La noche del lunes, mientras se preparaba para el debate de Anatel que se realizó ayer, la candidata presidencial de la derecha, Evelyn Matthei, se enteró de las malas cifras que traía para su candidatura la encuesta del Centro de Estudios Públicos que se conoció la mañana del martes y que incluso hacen vislumbrar que, por vez primera desde 1999, no habrá segunda vuelta. El 14% de votación que obtendría si las elecciones fueran este domingo frente al 45% de Michelle Bachelet fue un golpe duro para la ex ministra tras una semana en que la abanderada sacaba cuentas alegres por haber sacado de su camino al tercero en la carrera, Franco Parisi, al haber hecho públicas las denuncias por cotizaciones previsionales impagas del colegio La Fontaine.

En su equipo, la desazón fue inmensa. La cuenta que sacaron sus asesores es que si bien para el común de las personas el sondeo de la CEP no tiene ninguna valoración distinta que “la encuesta XZ”, el hecho de que estuviera en palestra justo antes de la confrontación televisiva “expandirá su efecto como una bomba de racimo”. Por lo mismo, de inmediato se acordaron tres líneas de acción: 1) Restarle valor predictivo al CEP, algo en lo que el generalísimo, Joaquín Lavín, insistió una y otra vez ayer al afirmar –tal como lo hacía cuando los números le jugaban en contra frente a Sebastián Piñera- que existe un “voto oculto” o “silencioso” pro derecha; 2) apelar a los logros de la administración de Piñera para convocar a ese electorado a las urnas y 3) instalar una “campaña del terror” contra Bachelet concentrada en temas prácticos como el empleo y la situación económica.

“Es lo único que puedes impulsar a menos de tres semanas de los comicios”, explica una alta fuente del comando que insiste en que la gran preocupación hoy es frenar los efectos de la CEP. “Los resultados sí, son un terremoto, pero controlable, lo que hay que hacer es evitar que venga el tsunami, que la gente se sienta tan derrotada de antemano que no quiera ir a votar”, plantea.

IGUALITO QUE EN 1992

Con todo, y aunque el plan ya está en marcha, hay un hecho categórico: La valoración hoy de Matthei está en su nivel histórico más bajo, sólo comparable con el efecto que tuvo en su carrera el caso de espionaje telefónico contra Sebastián Piñera en 1992.

En números, previo al escándalo de la radio Kioto, Matthei ostentaba un 60% de apoyo y 15% de rechazo. Cuando se conoció su responsabilidad en la filtración de la grabación del diálogo entre Piñera y su amigo Pedro Pablo Díaz –en que planificaban cómo ridiculizarla en un programa de Megavisión- el respaldo bajó a 22% y la desaprobación subió a 55%. Hoy, ad portas de las elecciones del 17 de noviembre, su base de adherentes es de 23%, quienes tienen una apreciación negativa suman un 53%. Es decir, a 21 años de su peor performance política, Matthei está, otra vez, en un momento crítico.

En todo caso, confirman fuentes de Gobierno, la información era “esperable y predecible”. El análisis es que los dos primeros meses de su campaña, Matthei se desgastó entre dar explicaciones respecto de cómo Renovación Nacional se sumaba o no a su comando; y luego, sobre si era o no partidaria del Régimen Militar. Recién la semana pasada, copó la agenda acusando a Parisi. “La verdad es que si se consigue que haya segunda vuelta, eso ya es un buen resultado, así es el pesimismo en el sector”, ratifica una alta autoridad de Gobierno.

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