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Nacional

12 de Diciembre de 2013

Revolución en Recoleta: Los UDI que votaron por Karol Cariola y aman a Daniel Jadue

Hace un año Daniel Jadue salió electo alcalde de Recoleta destronando a la derecha que estuvo doce años en el poder. En este tiempo, ha logrado lo impensado: que algunos partidarios de la UDI se dieran vuelta la chaqueta y terminaran apoyando su gestión y dándole el voto a Karol Cariola, la secretaria general de la Jota. Una realidad que es la peor pesadilla de la Fundación Jaime Guzmán.

Macarena Gallo
Macarena Gallo
Por

“Me encantaría que me lo regalaran a mí. Ya lo veo puesto ahí, en esa esquina como adorno. Se lo mostraría a mis vecinas y amistades”, dice Marcela Ahumada apuntando a una mesita que está al lado de un televisor. Se refiere a uno de los diez bustos de Lenin que este martes supuestamente entregaría Karol Cariola en una ceremonia a dirigentes que apoyaron su campaña a diputada por Recoleta e Independencia.


Marcela es hija de militar en retiro, casada con un socialista y hasta hace poco hacía campaña por los candidatos de la Alianza que se presentaban en su comuna de Recoleta. Sin ser militante UDI, apoyó a Gonzalo Cornejo, hizo puerta a puerta por él y lloró cuando perdió las elecciones a alcalde el año pasado.

Pero algo pasó que la hizo pegarse la media voltereta. De pasar a ser “una momia declarada”, ahora se siente más cercana a los comunistas. Tanto así que en las elecciones recientes apoyó a Karol Cariola y se declara una fan del alcalde Daniel Jadue. Así como apoyó a Karol, le dio su voto a Parisi y marcó AC.

Marcela no es la excepción. Su amigo Pedro Barra, secretario de la junta de vecinos Benito Juárez, también ha recorrido similar camino: ser militante de la UDI, aburrirse de la UDI, no querer nada con la UDI y ahora apoyar a la comunista Karol Cariola.

Ahora ambos se definen como comunistas de derecha. Un par de “comuniudis”, dicen, bromeando.
Para Marcela tener un busto de Lenin vendría a coronar su cambio de camiseta. Su marido es el más contento con su viraje: “Me dice que al fin me estoy viniendo al lado bueno de la fuerza”.

NI AHÍ CON JADUE

Pedro vive en el barrio La Paz. Tiene 44 años y es el único de derecha en su familia. Todos son socialistas: su mamá, su hermano, sus primos, sus tías. Él fue UDI hasta la médula, jefe de campaña de Jaime Guzmán en Maipú, Cerrillos y Estación Central, hizo puerta a puerta por el SÍ, creció creyendo que los detenidos desaparecidos eran un invento de la izquierda y rompió el chanchito para donar 50 mil pesos -todos sus ahorros- a la vaquita que se le hizo a Pinochet para defenderlo cuando estuvo preso en Londres.

Los únicos recuerdos que le van quedando de esa época son dos fotos autografiadas que tiene dándole la mano al dictador y están guardadas en un baúl. “Sólo las tengo porque los marcos son re buenos y de verdad no sé qué poner ahí”, se excusa.

Pedro hace años que está chato de la derecha. Cuenta que dejó de creerles cuando “la UDI se olvidó de las bases, de la gente y se dedicaron a defender apellidos en el Senado y Congreso. El peor enemigo de ellos fueron ellos mismos. El abandonar el terreno, a las personas, el que no le importara la calidad de vida de la gente, hace que la gente los olvide y eso me pasó a mí, que los olvidé completamente. De hecho, me avergüenzo profundamente de haber sido de la UDI”, afirma.

Alejado de la política, a Pedro lo pilló el triunfo de Daniel Jadue como alcalde comunista. La noticia casi le provoca un desmayo. Entró en pánico y se puso histérico. Sólo atinó a poner sus codos en el mesón y se agarró la cabeza, cuenta. “Mi reacción fue qué nos espera, Dios mío. No podía creer que llegara el comunismo a la comuna. Era como el fin de todo”. Por poco se larga a llorar. Los viejos temores de los momios para la UP, le afloraron: las colas iban a ser pan de cada día y hasta tendrían que esconder las guaguas. Marcela, dirigenta vecinal de Villa Pirámide, también vio un futuro negro para Recoleta. “Si antes no nos pescaban en la muni, ahora sería peor con los comunistas”, dice ella. Pero cuando conocieron en persona a Jadue tuvieron que morderse la lengua. “Él tiene las mismas ideas que quería implementar la UDI. Si la gente votó por la izquierda, fue por la mala gestión de la derecha. No es otra cosa. No se trata de ideologías. Y me sorprendió conocer a un tipo que hablaba con un dominio, con un conocimiento, que me dejó boquiabierto y tuve que tragarme mis palabras. De ahí me hice uno de sus más leales ciudadanos de Recoleta”, dice Pedro.

Marcela agrega:“Con nosotros, por lo menos, ha sido súper amable, súper dije, súper abierto. Ha venido varias veces a las reuniones. Escucha a los vecinos, da soluciones y la poca ayuda que teníamos antes empezó a verse al tiro. Yo tengo un reclamo y el reclamo es acogido. No siempre pueden darme una solución, pero al menos me escuchan y reciben. No necesito pedir una audiencia para hablar con don Daniel. Si lo veo en el pasillo, él me escucha. Yo veo que está en una población y le digo “don Daniel, ¿me da dos minutos?”. Y me los da, cosa que antes ni en mis sueños, porque los otros actuaban como gerentes y nosotros éramos para ellos los empleaduchos. Y ahora nos dan cosas que antes no habíamos visto: una subvención para la junta de vecinos. Y no teníamos idea que existía eso”.

Varios dirigentes coinciden que Daniel Jadue se supo instalar en la comuna, ganándose el respeto entre la misma gente de derecha de Recoleta. “Yo conozco ene gente que votaba UDI anteriormente y que después de haber visto la gestión municipal de Jadue, le entregaron su voto a Karol Cariola y por ende al Partido Comunista sin ningún reparo”, dice Marcela. Jadue, dicen, no llegó prometiendo el oro del mundo ni ofreciendo regalos a los vecinos. “Es transparente. Ha denunciado un montón de malas prácticas que tenían en el municipio como la de entregar patentes turbias. Tampoco anda diciendo que ‘soy comunista y vamos a hacer la revolución’, no. El hombre quiere hacer cosas y lo está haciendo. Daniel Jadue no es el comunista, sino que el alcalde en terreno. En su partido será comunista, pero en la alcaldía es el alcalde de Recoleta”, dice otra vecina.

Marcela asegura que la mala gestión municipal de Gonzalo Cornejo y Sol Letelier favoreció al triunfo de Jadue. “Hicieron mal la pega. En los doce años que estuvo la derecha acá, esta comuna se estancó. Pasó de ser de las mejores comunas a ser de la peores. No se hacían proyectos, nada. Aquí la gente se ha decepcionado harto de la UDI, porque ya no andaban en terreno y solo aparecían para el voto. Lo único que hacían era asistencialismo barato. Se compraban a la gente con tortas y pollos”.

Es más, denuncia Marcela,“la municipalidad antes parecía pastelería”. Si alguien quería una torta, explica, partía a la alcaldía y salía con una torta en la mano. Pero nada era gratis, acusa la dirigenta vecinal María Díaz: “Si tú querías la torta tenías que dejarlos que se saquen fotos contigo, porque si no lo hacías estabas en contra de ellos y no tenías beneficios como nos pasó a nosotros que no recibimos ninguna torta, porque no éramos partidarios de su opción política”.

Pero no sólo torta regalaba el municipio. Sol Letelier acostumbraba a mandar pollos para regalar en las juntas de vecinos. El año pasado, cuenta Marcela, la ex alcaldesa les hizo llegar un pollo, una coca cola y un kilo de arroz para cada familia vulnerable de su barrio. El problema estaba en que en la villa casi el 90% no necesita ficha social. La mayoría son gente que posee títulos universitarios y tiene un buen pasar. “Ahí te das cuenta que ella no sabía ni siquiera a quién le estaba mandando los pollos. A lo mejor hay vecinos que lo necesitaban, pero la gente pobre no merece un trato así, porque además mandaba un arroz de mala calidad”.

María Díaz, que preside la junta de vecinos Angela Davis, y precisa ser concertacionistas también tiene su historia con los pollos. Hace unos años, para Fiestas Patrias, la misma Sol Letelier mandó a un camión con pollos para los vecinos. “Se suponía que esos pollos eran para la gente que estaba dentro de las fichas de protección más baja. Y no fue así. Ellos se pararon en la esquinas y, como si fuéramos animales, decían ‘estamos regalando pollos’ y los comenzaban a tirar para que los agarrara el que pudiera. Entonces, claro, la gente en ese momento lo vio bien, pero uno no está para esas migajas y que te traten de manera tan miserable”.

Todo eso fue molestando a la larga a la gente, dice María. “Porque más allá de los pollos y las tortas, no veías avances en la comuna que estaba tirada. Si logramos estos juegos (muestra unas máquinas de ejercicios) fue porque nos movimos nosotros y nos aprovechamos que ella estaba en campaña para que lo hiciera. La única gran obra de la Sol Letelier fueron unos contenedores de basura que puso en la comuna un mes antes de las elecciones, pero antes nada”.

El militante UDI Alfredo Galdames, ex presidente y fundador del Departamento Poblacional del partido, es súper crítico con el desempeño que ha tenido su sector y que ha permitido la fuga de militantes hacia la izquierda. Y culpa derechamente de dejar abandonado el trabajo en poblaciones. De hecho, cuenta, que en su mejor momento la UDI llegó a tener trabajando con ellos a dirigentes comunistas. Hoy pasaría lo mismo, pero al revés: derechistas trabajando para los comunistas. “La gente en el mundo poblacional es muy concreta. O sea, está con el que está junto con él, que lo ayuda, que hace cosas, que lo orienta, con el que es útil. Y la UDI los abandonó”. Este abandono, acusa, se agudizó con la candidatura de Joaquín Lavín en el 99 cuando el partido le dio rienda suelta para hacer lo que se le antojara.

“Él consideró que la forma de penetrar y de lograr el 50% era a través del cosismo y la eficiencia. Y se abandonó el trabajo ideológico. Y se trató de ser simpático, de ser creativo, de que iba a hacer llover, de regalar el pollito. Ahí parte todo. Por eso digo que la UDI no tiene vuelta. Porque además quien la maneja hoy, Jovino Novoa, quiere una UDI chica, una UDI ideológica, una UDI de partido de clase como fue antiguamente el partido conservador”. Para Galdames, ese vacío fue aprovechado por el Partido Comunista y toda su maquinaria en terreno. “Si la gente ve que la UDI no los toma en cuenta y tienen una municipalidad activa, con un alcalde encima, obviamente se terminarán dando vuelta”, dice.

El alcalde Daniel Jadue reafirma lo anterior: “Acá se combinaron todos los males de la UDI: el conservadurismo, la corrupción, las expectativas no cumplidas, las promesas falsas y el agotamiento del desarrollo local. Antes pasó la Concertación, después la derecha y terminando el entorno con un gobierno alternativo que se ve reflejado en nuestra nueva mayoría”.

EL SEX APPEAL DE JADUE

A María Díaz la vuelve loca Daniel Jadue. Su sonrisa, su ponchera, su barba, la enloquecen. Donde se lo pilla, se saca una foto con él. Y la modifica en su computador. Elimina a las personas que están al lado para que sólo aparezcan ellos dos bien abrazaditos. “Yo le digo ‘amor, ¿saquémonos una foto?’. Y me dice que sí siempre. Así que tengo su foto en el perfil en mi celular que voy cambiando. Daniel es mi amor platónico”, dice. A María sus vecinas la molestan.

Creen que está enamorada del alcalde. Y no lo niega. “Qué querís qué haga si lo amo, es más rico: tiene mi edad, todo bien compartido donde tiene que tenerlo’, es muy exquisito”. Y sigue: “Es alto, buenmozo, muy atractivo y tiene una voz fuerte, lo que a mucha gente no le gusta mucho, porque piensan que es prepotente, pero Daniel no es prepotente. Tiene guatita y me encanta, porque lo hace ver como un hombre común, grande, normal. Yo soy una lacha, una enamorada de él. Hay muchas que no le gusta su barba, pero a mí déjenmelo tal como está, no me molesta, me pongo algo pa la alergia en la cara, ja, ja, ja. El otro alcalde, el Gonzalo Cornejo, era feo. Me daba alergia, tirria. Nunca lo encontré atractivo. Era care redonda, care plato, medio gordón, feeeo. En cambio, Jadue tiene un sex appeal”, dice toda cocoroca.

María dice que Jadue tiene harto arrastre entre las mujeres de Recoleta y que no es la única que lo encuentra atractivo, sexy y varonil.

“Pa qué nos estamos con cosas el hombre es buenmozo, biieeen buenmozo, guapísimo”, coincide Marcela. Pedro, que ha visto al alcalde en terreno, lo reafirma: “La verdad es que la gente se enamora de él, las minas caen rendidas a sus pies, porque el gallo es guapo, encantador, seductor, inteligente, las tiene todas”.

María dice que las mujeres siempre le tiran besos o le corren mano. Una vez ella misma le pagó un palmazo en el poto. “No sé si se habrá dado cuenta del Charly que le mandé con mucho gusto. Él miró pa atrás y yo sólo atiné a poner cara de angelita, ja, ja, ja”. María muestra una foto del alcalde que tiene de fondo de pantalla en su celular: “Míralo cómo se ríe, míralo cómo le queda esa camisa blanca, uf, me encanta cuando se pone camisa blanca. El otro día lo vi con camisa roja y no te digo que se veía más exquisito. Fui tan cara dura que cuando lo vi le dije “puta, Daniel, qué se ve lindo”. Y sólo atinó a decirme “buenas tardes’, porque es bien tímido y cuando le tirai un piropo se sonroja entero”.

COMUNISTAS DE DERECHA

Pedro hizo un gesto más potente y concreto por la izquierda: se puso a hacer puerta a puerta por Karol Cariola. Aplicó su técnicas ganadas haciendo campaña por el SÍ: “Yo me decepcioné un poco cuando vi a la gente que acompañaba a la Karol. Los encontré súper malos para los puerta a puerta. Eran tímidos, no sabían enfrentar a las personas, les faltaba. Yo siempre pensé que los comunistas le pegaban para los puerta a puerta. Y estos no tenían idea, eran desganados, golpeaban la puerta casi como pidiendo perdón. Y no. En la UDI aprendí que en política hay que ser como los mormones: no hay que acostarse sin haber conseguido un mormoncito más”. Pedro, cuenta, que todo esto se lo transmitió a la gente del comando de Karol Cariola y les dejó claro que como ex UDI los ayudaría en la campaña. “Me recuerdo de sus miradas como diciendo ¿este gallo nos estará tomando el pelo o será un infiltrado?”. Al final, explica, los comunistas tomaron sus consideraciones en terreno.

Pedro hoy se siente como Marcela: un comunista de derecha. Y lo dejó reflejado en su voto en primera vuelta. Así como apoyó a la ex dirigenta estudiantil, su voto presidencial fue una de las rarezas que se vieron esa jornada: marcó Evelyn Matthei y Asamblea Constituyente.“Ay, no tienes idea todo lo que yo he pensado de por qué voté por Matthei. Tantas cosas de su programa que no me gustan, pero me encantaría que la gente se pudiera colocar en mi lugar. Porque no estoy de acuerdo con la derecha cuando dice que en su gobierno no se va a legislar en nada en contra de la Biblia. Casi me morí cuando la escuché decir eso. No estoy de acuerdo con que las mujeres no tengan libertad para hacerse un aborto. No estoy de acuerdo con que no permita el matrimonio igualitario. Por todas esas cosas, yo no puedo votar por ella. Pero, en definitiva, si lo hice fue para decir “no me he vuelto comunista”. ¿Me entendís?”. Mis coincidencias están con el programa de la Bachelet, pero estan difícil sacarse la camiseta de derecha y ponerse la del PC de un minuto a otro que querís qué hiciera”.

¿Qué significa ser un comunista de derecha?
-En hacer lo que hace exactamente el alcalde Jadue. Pero yo antes lo hacía desde la UDI. ¡Lo mismo, lo mismo! Las cosas que hace la Karol Cariola yo las hacía desde la UDI. ¿Me entendís? El conquistar corazones y voluntades yo lo hacía en la UDI. Entonces, uno se llamaba UDI y el otro Comunista. Hoy no quiero que me digan compañero ni compatriota. Soy un hombre de carácter y pensamiento propio. Y, mientras, el alcalde siga teniendo esta forma de trabajo, de respeto a las personas, de consideración, de integración, de empoderamiento, estaré apoyándolo y si me tratan de comunista, bueno, lo soy.

Para el cierre de campaña de Karol Cariola, fue la primera vez que Pedro estuvo con tanto comunista junto. No sabía ni cómo ir vestido. Si tratarlos de compañeros o no. Pensó ir bien sport, con short, pero encontró que desentonaría. Al final se puso terno y corbata. Se perfumó y se engominó el pelo. Y partió de punta en blanco. Cuando llegó, todos lo miraban y se sintió como chancho en misa. “Todo el mundo andaba relajado y no estaban pendientes de la ropa. Los comunistas me empezaron a molestar por mi corbata. Me las saqué diciendo que me había equivocado de comando, ja, ja, ja”. Pedro esa vez fue con Marcela que andaba vestida para la ocasión: con su ropa más artesa que tenía guardada en su clóset. Para ella, los comunistas son de vestirse “jipis, bien relajados y a esas cosas hay que ir con chalas y poncho”. “Cuando me invitaron al cambio de mando de Jadue, fui súper elegante, llegué allá y andaba ná que ver. Me sentí fuera de foco. Después empecé a cachar que la gente del partido comunista y socialista son más relajados para vestirse. No son empaquetados como los de la derecha. No viven pendientes en cómo uno anda vestido, porque antes, uf, cuando ibas a la muni se fijaban de cómo andabas vestida, qué tan peinada estabas. Ahora ya no pasa eso. No te preocupai de cómo ir. Eso es lo bueno”.

Otro de sus prejuicios que tenía Marcela con los comunistas, eran los recitales. Ella creía que siempre terminaban en desmanes, con encapuchados y bombas molotov. Otra vez, dice, tuvo que tragarse sus palabras. “Pensaba que quedaba la cagá. Todos tomando, todos fumando, la pura embarrá. Que iban a ver terroristas, encapuchados, toda esa onda. Y con mi marido y mis hijos fuimos a ver a Illapu hace poco. Y nada qué decir. Ningún problema. Al contrario: súper tranquilo. Súper bueno como pa ir de nuevo. De hecho, he ido a todos, ja, ja, ja. Y hasta me gusta la música. Es entretenida. Yo me sabía todas las canciones de Los Jaivas por la radio, pero para escucharlas yo por las mías, no. Ahora he escuchado a Los Jaivas más que toda mi vida”.

En el cierre de campaña de Karol Cariola tocó Sol y Lluvia. Música que ambos, en otra etapa de sus vidas, no hubiesen escuchado ni a palos. Pero Pedro y Marcela vacilaron las letras. En un momento, Marcela se vio gritando “el pueblo unido, jamás será vencido”. Pedro no llegó a tanto. “Me sentía súper raro ahí escuchando que la gente gritara ‘y va a caer y va a caer’. Era mucho. Por eso no fui al acto cuando Karol ganó, porque era raro para mí. Me alegré profundamente. Pero, para mí, me habría sentido igual que en el cierre de campaña: como chancho en misa. Qué sé yo de Sol y Lluvia, qué sé yo de gritar ‘Y va caer y va a caer’.Entonces, celebré íntimamente en mi casa”.

Marcela siente que la comuna se ha ido poniendo roja. Que cada vez ve más banderas rojas. Hasta en su villa de ex militares ha visto cambios. Ahora se tratan de “compañera para arriba y pa abajo”. A ella le gusta que la comuna esté así. “Antes los comunistas estaban escondidos. Me he sorprendido que entre mis propios vecinos haya gente comunista. De hecho, los he visto saliendo con sus pañuelitos y banderas. Lo único negativo son los comentarios fachos que hay en las redes sociales cuando ponen a Jadue casi como Hitler o que digan que es el Lenin de Recoleta, lo que encuentro súper estúpido porque los tiempos son otros”. Ella tiene un sólo reparo en cómo se ha instalado culturalmente el alcalde. “Me parece súper buena la cultura, pero ampliemos un poco más el concepto en música, porque le han dado como bombo con los Illapu y los Inti Illimani. Yo sé que han traído al Bravo, al Pancho Villa, pero que traiga una cosa más populacha. De repente a la gente le gusta la cosa más sonora. O que se traiga al Luchito Jara. Una cuestión así”.

Eso lo comparte en parte María Díaz que ve con buenos ojos que haya música de protesta en la comuna. “Y, claro, no es del gusto de toda la gente. Pero hay que acordarse que antes teníamos que conformarnos con la Sonora Palacios o los dobles del Sandro o de Luchito Jara, porque los de la derecha siempre nos vieron como chabacanos. Siempre era música tropical, ranchera y hartos dobles románticos. Eso era. Y cuando se hacían actos de cultura, nos llegaba mucho teatro, pero siempre de Pato Torres y todos los años era lo mismo. Y terminamos chatos de ver todos los años a Pato Torres”.

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