Secciones

Más en The Clinic

The Clinic Newsletters
cerrar
Cerrar publicidad
Cerrar publicidad

Opinión

2 de Enero de 2014

Manuel Contreras Valdebenito, hijo del ex jefe de la DINA: “Piñera es una serpiente, una culebra, que anda buscando la presa”

El hijo del Mamo dice vivir una continua guerra por llamarse igual que su padre y que muchas veces ha usado su segundo nombre para evitarse preguntas incómodas. Este año ha sido el más duro en su vida, cuenta: el traslado de su padre a Punta Peuco lo tiene hecho una furia con Piñera.

Macarena Gallo
Macarena Gallo
Por


*Fotografía: Alejandro Olivares.

¿Te molesta que te digan Mamito?
-No, porque nadie me dice así.

Al menos, la prensa, te llama así.
-A mí siempre me han dicho Manuel, o Manolito cuando son amigos. ¿Pero Mamito? Nadie. La prensa me dice así, pero no me molesta porque en la vida diaria no me llaman así. Y para qué me voy a amargar si es gente que no conozco.

¿Qué tan difícil es ser hijo de Manuel Contreras?
-Muy difícil, muy difícil, muy difícil. Pero no me enveneno la mente. No veo noticias. No soporto ver media hora de fútbol, media hora de noticias que no son noticias y que le den con los derechos humanos… Ayer dije se acabó esta cuestión. Todos me dicen sigamos luchando, hay que seguir peleando, pero para qué. Yo lo único que tengo que esperar es que mi papá se muera. Con cueva lo voy a enterrar. Me tengo que preparar para el show que se armará con su muerte. Mi papá, a todo esto, dejó dispuesto que lo incineren cuando muera. Pero yo creo que cuando pase eso, él descansará y nosotros también.

¿En qué más te ha afectado llamarte Manuel Contreras?
-En todo. Pese a sentirme orgulloso, mi papá es un personaje de la historia de Chile que en este momento (está) muy mal y quizá más adelante muy bien. Yo me siento orgulloso de mí mismo. Pero por el hecho de llamarme Manuel Contreras no he podido conseguir trabajo. Cuesta mucho tener que decir el nombre. Generalmente, tengo que usar mi segundo nombre: Orlando. Por ejemplo, por tonteras.

¿Como qué?
-Cuando he tenido que llamar para pedir comida china o una pizza, nunca digo mi primer nombre. La gente te dice “a ver, ¿cómo? ¿Manuel Contreras?¿el mismo de…”.

Pero ¿no estarás perseguido? En la guía hay como cien Manuel Contreras.
-Pero Manuel Contreras Valdebenito soy el único. Sí, ha sido muy difícil llamarme como mi padre. Me ha costado toda mi vida. Hay mucha gente que tiene un rechazo sicológico fuerte conmigo.

¿Cómo te lo demuestran?
-No son agresivos conmigo, pero yo les produzco temor. Me acuerdo que una vez me echaron una talla. Me presentaron a una persona y le dicen “Te presento a Manuel Contreras”. “¿El hijo de?” “Sí”. Y me dice “mucho susto”.

Jejeje…
-Yo me quedé callado, porque me da lo mismo. Siempre digo “conózcanme y después critíquenme”. La gente tiene una predisposición a mi persona, generalmente mala. Pero, por otro lado, para mí eso actúa como una defensa. Me siento protegido, así de loco, protegido que me teman.

¿Te gusta ser temido?
-No. Pero es una protección natural, porque el hecho que a uno le teman, hace que el que me quiera hacer daño lo piense tres veces.

Esa imagen violenta puede ser por los episodios de violencia que tuviste tiempo atrás, como cuando mataste a una persona.
-Claro. O sea, por supuesto.

INFANCIA
¿Cómo fue tu infancia con un padre como Manuel Contreras?
-Muy extraña. Hasta el 11 de septiembre era maravillosa con mis hermanas, feliz con mi papá en la casa. Yo viviendo con mis amigos en la Escuela de Ingenieros, teniendo una piscina. Muy feliz.

¿Dónde estudiabas?
-Pasé por varios colegios. A mi papá lo pasaban trasladando cada cierto tiempo. Viví en Estados Unidos, en Washington, tres años siendo niño. Tenía cinco años, pero aún guardo muy buenos recuerdos. Tengo un amigo que su padre era infante de marina. Billy, se llamaba. Un día llegó un camión grande y se llevó a su papá. Le pregunté dónde. Y me respondió “A Vietnam”. Y el papá no volvió: murió en Vietnam, en el 68. Después nos vinimos a Santiago, a Pocuro, a una población militar y estudié en un colegio chiquitito llamado Unites State, que ahora ya no existe. Después nos fuimos a Osorno, al San Mateo.

¿Cómo te llevabas con los curas?
-Nunca me han gustado los curas. No tengo buenos recuerdos de ellos. Estuve cinco años en el San Ignacio y me acuerdo que había un cura con el que teníamos clases una hora todos los jueves. Era una misa más que una clase. Y eran jesuitas, que son muy especiales.

¿A qué te refieres con que son especiales?
-Muy mundanos, muy intelectuales, pero si no estás de acuerdo con ellos, son muy duros. Muy, muy extraño. A mí me daba lo mismo, pero no me tenían buena, porque sabían quien era mi papá. En esa época mi papá estaba en la DINA. Nunca me trataron bien los curas. Me acuerdo que cuando llegaba el cura y había que pedir por la gente, lo hacía adrede porque estaba yo y lo hacía por los detenidos desaparecidos. Yo tenía doce, trece años. Imagínate, a esa edad. No debería haberlo hecho.

Y, en esa época, ¿no te hacías preguntas? ¿no le preguntabas a tu papá si era verdad lo de los detenidos desaparecidos?
-No. Nunca me he metido en esos temas. En mi casa no se hablaba de esos temas… Después del 73, a mi papá lo vi muy poco. Con suerte, como padre e hijo, así solos, unas dos veces. Mi papá trabajaba todos los días. Se iba de la casa a las cinco de la mañana y tomaba desayuno con Pinochet.Y llegaba tipo once de la noche y yo estaba acostado.

¿Y no lo acompañabas a la casa de Pinochet?
-No, nunca. Pero mi papá iba seguido. Me acuerdo que para los años nuevos lo pasaba con Pinochet y nosotros solos. Los años nuevos mis padres eran invitados a la casa del general Pinochet a una cena en la que iban sólo personas adultas del círculo más cercano a él.

En un tiempo, Pinochet era muy cercano con tu padre.
-Yo me acuerdo haberlo visto con pantalones comunes y corrientes tomando piscola. Pero con mi papá nunca fueron amigos ni compadres.

Con el pasar del tiempo, ¿qué representa Pinochet para ti y tu familia?
-Habló sólo por mí: él representa el mejor presidente que Chile ha tenido, liderando la liberación del yugo marxista, implantando un sistema político que nos ha mantenido estables y con una de las mejores economías emergentes en el mundo HASTA AHORA. Por otra parte, creo que él jamás debió dejar el poder y además debió haber dejado un sustituto que siguiera adelante en el Gobierno Militar hasta que no quedara con vida- muerte natural- ninguno de los que incitaron el odio desde los años ’60, lo que nos llevó a un 11 de septiembre de 1973. Es decir, haber mantenido el gobierno unos sesenta años, por todo el odio y venganza que he visto y vivido… Por eso yo voté por el Sí y volvería a votar por el Sí para que se prolongara el gobierno militar.

LAS CELEBRACIONES
Me decías que en los primeros años de la dictadura, poco compartiste con tu papá.
-Salvo que llegara con escoltas. Ahí me acostumbré a subirle la subametralladora. Teniendo doce, trece años, me acostumbré a pescarla y llevarla a la pieza.

Pero tan niño con subametralladora.
-Debido a lo que se estaba viviendo desde 1970 en adelante, fue común que nos enseñaran a disparar a todos debido al terrorismo que había por parte de grupos de la izquierda radicalizada y violenta. Las armas siempre las he pensado como herramientas y que hay que tener cuidado con ellas, ya que no son juguetes y siempre producen desgracias. Como te decía, mi papá nunca hablaba de su trabajo en la casa. Salvo de repente cuando yo escuchaba de enfrentamientos con el MIR porque celebraban en la casa. Llegaba gente de la DINA, tenientes, los oficiales con sus señoras y hacían una comida. Y yo servía el hielo.

¿Y por qué enfrentamiento celebraron?
-Cuando murió Miguel Enríquez celebraron. Me acuerdo muy bien porque ese día se casaba mi hermana mayor y mi papá iba saliendo de la DINA a colocarse el uniforme para casar a mi hermana con un suboficial del Ejército. Mi papá en ese tiempo tenía teléfono en el auto y le avisan que hay un enfrentamiento y que posiblemente cayó el número uno. Mi papá pescó el teléfono, llama a mi hermana y le dijo “no alcanzo a llegar al matrimonio, te va a casar el tío Germán”. Y la Maite le dijo que “por ningún motivo, te espero”.

Tú papá después te confesó que admiraba a Miguel Enríquez.
-Exclusivamente lo admiraba porque fue un luchador incansable que dio su vida en combate por sus ideales, no se arrancó ni se exilió y menos se dejó caer preso, murió luchando. Eso es lo que admira, y no sólo de Enríquez sino de varios que hicieron lo mismo. Es la admiración de un combatiente a otro.

¿Y tu papá admira a alguien más de la izquierda?
-No que lo hayamos conversado. Sí detesta el pensamiento marxista-leninista-estalinista, ya que es una corriente atea y contra los valores de la cultura cristiano occidental y violenta que no cree en la democracia y usa la política como una guerra.

LOS OTROS MUERTOS
Me hablas de gente que murió combatiendo en la dictadura. Pero qué pasa con la gente que no tenía nada que ver, como mujeres embarazadas o niños que mataron.
-Dime cuáles niños.

Hay decenas de casos.
-Yo conozco uno por el que están acusando a Cheyre en La Serena. Para mí es una tragedia que un niño muera. Cualquier persona que muera, que sea inocente, es una tragedia.

¿Y las embarazadas?
-Yo tengo mis dudas. No digo que no haya pasado, pero ¿se le veía la guatita? ¿Estaba con ocho meses? Dicen, dicen, dicen. ¿Cuántos se aprovecharon también? Creo que puede haber pasado todo lo que me dices, pero el provecho que se ha hecho de eso, porque lo he vivido en carne propia, es tremendo. Amigos míos presos, que sé que no tienen nada que ver en casos y por el sólo hecho de estar en la DINA, se han ido presos.

Hay casos también de mujeres que fueron violentadas sexualmente.
-Eso es mentira, mentira, doy fe que es mentira. Una sola vez un gallo trató de violar a una detenida en Villa Grimaldi y fueron a buscar al gallo, que estaba curado, lo pescaron y lo dieron de baja.

El Guatón Romo se jactaba de sus violaciones a mujeres.
-Dijo tantas brutalidades. No le creo nada.

¿Por qué tendría que mentir?
-Bueno, el gallo era mirista y después se pasó pal otro lado. Puede decir cualquier cosa. No se trata de que haya mentido de una forma tan brutal, pero sí creo que exageró. Yo doy fe, aunque no me crean, de la moralidad de los militares. El tema de tocar mujeres y violarlas, meterles ratones en la vagina, a mí incluso me choca escucharlo. Es una cosa que no me cabe en la cabeza. Conozco el Ejército y en el Ejército son muy disciplinados. El ambiente religioso es muy tremendo. No conozco ningún militar que no crea en Dios. Cuando uno entra al Ejército te entregan el escapulario. Ese tipo de cosas no son parte del Ejército. Ahí hay una exageración. Por supuesto, que alguien pudo arrancarse por los tarros. Pero eso no es parte del Ejército… O sea, hoy pegarle un charchazo a un detenido es tortura.

Pero en dictadura, justamente, no eran charchazos los que le pegaban a los detenidos…
-Era de todo. Pero Investigaciones también lo hacía. Me acuerdo que un detective antiguo, Chueco Oviedo, contó que mucho antes era una práctica habitual de Investigaciones que dejaran a los presos delincuentes que defecaran en la celda -no en los baños- después ellos entraban y los hacían comerse su propia feca. Eso es tortura.

La Dina también lo hizo. Torturó.
-No puedo decirte ni sí ni que no. Está mi padre involucrado. No lo puedo inculpar. Yo me mantengo en lo que dice mi padre: no se torturó. Y para mí es no.

LOS MILITARES HOY

Los militares están cagados. Nadie los apoya hoy.
-No me gusta esa palabra. No están cagados.

A Pinochet todavía hay gente que le presta ropa. Pero a tu papá nadie. Ni siquiera Hermógenes Pérez de Arce.
-Nunca se llevaron bien con Hermógenes. A mí no me cae mal. De hecho, nos mensajeamos todas las semanas. Conversamos. Y él es muy sincero para sus cosas y siempre me ha dicho que él es un tirador aislado, un hombre independiente que piensa como quiere. Mi papá nunca se llevó bien con nadie de la UDI. No los podía ver. A Jaime Guzmán no lo podía ver. Para él eran unos sinvergüenzas que estaban apernados al poder, que querían sacar a Pinochet para quedarse ellos con el poder.

El cierre de Penal Cordillera fue una gran derrota para los militares condenados.
-Fue un golpe, no una derrota. Nunca peleamos por eso: nos entregaron eso. Fue una mariconada que hizo Piñera para ganar puntos se cagó a ancianos enfermos y los tiró a una cloaca. Eso no se le perdonará nunca. Tengo un video de Piñera donde se compromete en el Círculo Español-si quieres te lo mando- a hacer cumplir la ley. Lo dijo clarito. Todos votamos por él. Pero viendo en el tiempo hubiese sido mejor sacar a Frei. Piñera fue un carajo, ¡un carajo! Es un tipo que sacó a mi papá de allá arriba de la cárcel. Las mentiras que vi en la prensa fueron espantosas. O sea, primero que tenían tv cable Premium, que tenían piscina, puras mentiras. Sí, había una piscina súper antigua pero quedaba a la entrada. Por google la puedes ver, pero los militares no tenían acceso a ella. Estaba dentro del perímetro de gendarmería y ahí los gendarmes secaban ropa. Se han burlado mucho. Han dicho que Penal Cordillera era un condominio de alta seguridad. Es un lugar en que me gustaría que estuvieran todos los presos de Chile. Era digno. Y qué culpa tiene un preso que lo hayan puesto ahí. Mi papá no eligió ir allá. Ahí no participó ni mi papá ni Miguel Krassnoff. A ellos los llevaron para allá. Lo que me llamó la atención fue la frialdad, la mariconada de Piñera, que le manda el pésame al hijo de Mena, que es embajador en Nicaragua. Y cuando el mismo general Mena dice en su carta que se suicida por culpa de Piñera. Entonces, yo digo, me hablan de que Pinochet es esto, que Aylwin es esto, que Lagos es esto, que Bachelet es esto, pero este gallo… o sea, llegó hacer esto. ¿Para qué? Que mi papá diera una entrevista buena o mala no es para tomar una decisión así. Haya lo que haya dicho no puede ser excusa para que un presidente se vengue.

Consideras que es una venganza de Piñera.
-Es una venganza acomodaticia aprovechativa. Piñera es un carajo, un mugriento, un desgraciado, que lo único que buscó fue tener tres puntos más de gente que nunca va a votar por él. Piñera es una serpiente, una culebra, que anda buscando la presa. Pero es una serpiente vanidosa. Le gusta estar siempre en el ojo. Es enfermo por las encuestas. Piñera, para mí, es un concha de su madre por lo que nos hizo. Se manchó las manos con sangre por mi general Mena. Hizo que se suicidara. Lo que me impactó de nuestro lado es que a nadie le importó. Chuta, ah, ya, murió un milico más. Y Piñera firmó la orden. Un carajo, un carajo.

¿Tu papá nunca ha pensado en el suicidio?
-Nunca, nunca. Mi papá es sumamente frío, fuerte. Mis hermanas que lo han ido a ver me han contado que está mucho mejor anímicamente. Porque antes no hablaba. Yo pensé que podría suicidarse, pero le pregunté y me dijo que nunca lo haría. Como está solo, mi papá se aleja de la realidad.

¿Cómo?
-Se aísla. Lo que él crea y piensa, es lo que va a hacer él. Y, bueno, con lo que hizo Piñera liquidó a la Matthei. No lo digo yo, lo dice el Cote Ossandón: liquidó a la Matthei. Nunca entendí por qué la Matthei apoyó el cierre del Penal Cordillera. Ahora entiendo que lo hizo porque Piñera le pasó plata para financiar la campaña. Entonces, a esta otra no le quedó decir “sí lo apoyo, yo haría lo mismo”.

Después de todo lo que me dices de la derecha, no entiendo por qué terminaste apoyando a Evelyn Matthei en segunda vuelta. No me calza.
-En la primera vuelta quise castigarla por su apoyo al cierre del Penal Cordillera. Le cortó la vida a un general y a nosotros nos hizo la vida más difícil. Más triste. Porque tenemos a nuestro padre muerto en vida. Y ella lo apoyó. Ella fue muy soberbia. Se le avisó que nos ayudara. Dijo no necesito el voto de los militares. Y se olvida que son más de 30 mil votos.

Ya. Pero por qué votaste por ella.
-Representa más mis valores. No soy de derecha, pero tengo un comportamiento conservador en lo valórico y liberal en lo económico. Pero no soy de derecha. Y la prefiero a ella antes que la Bachelet, y no sentirme arrepentido el día de mañana que nada hice para detener el caos al cual vamos…Veo un país que va al desastre y no quiero ser parte de ese desastre.

¿Por qué un desastre?
-Viene una nueva Constitución, salud gratis, educación gratis y de dónde lo van a sacar. ¿De mi sueldo? ¿De mis impuestos?

Le tienes terror a todo lo que sea gratis.
-¡Me da lo mismo! Matemáticamente, no alcanza. No puede ser gratis. No calza.

Por qué, entonces, le temes al gobierno de Bachelet.
-No le temo. Me preocupa que en su gobierno vuelva el Partido Comunista, que se lleve a cabo lo dicho en el foro de San Pablo, se concrete la Revolución Bolivariana, que se destruya la Constitución, que se liquide la economía, en fin que este país se vaya a la cresta de nuevo… lo que puede producir un Golpe de Estado.

MAMO PITONISO
¿De qué hablan con tu papá cuando lo has visitado en la cárcel?
-Cuando estaba en Cordillera, podíamos estar una hora solos un día en la semana. Y hablábamos de historia de Chile, de militares de guerra, de Rommel, de historia de Chile, de mis bisabuelos en la guerra del Pacífico. Pero muy poco de historia actual. Me llamó la atención, eso sí, que anticipara la caída de Longueira.

¿Cómo es eso?
-Me lo dijo tres días antes. Sacó una conclusión de inteligencia. Me dijo que se había fijado en su cara, en su actitud, que le hicieron pensar “este gallo se va a bajar”. A la semana siguiente cuando ya se había bajado Longueira le dije “brujo”. Y después, antes que se lo llevaran de Cordillera, me dijo “va a salir Bachelet, pero no va a terminar el gobierno”.

¿Por qué no?
-“Porque está enferma”, me dijo.

¿Bachelet enferma?
-“Tuvo dos embolias”, dijo mi papá.

Cómo sabe eso. Es la última persona en el mundo que podría saberlo…
-No le pregunté eso. No alcancé. Pero me dijo eso.

Tu papá ahora es un pitoniso…
-En algunas cosas. En otras no le achunta.

¿Cómo te llevas con la mujer de tu papá?
-No me llevo mal, pero no tengo buenos recuerdos de ella.

Debe ser difícil ser la pareja de alguien que nunca saldrá libre
-No me interesa ese tema.

Pero debe ser complicado ser esposa de un militar condenado…
-Ella nunca fue señora de un militar, mi mamá sí lo fue. Ella se metió entremedio.

O sea, no le tienes mucha buena…
-No. Cuando se separó mi papá se nos liquidó la vida. Antes éramos una familia unida. Después del Once, como familia, nos fuimos a la punta del cerro. Mis papás se separaron, mi papá conoció a otra mujer, estuvo en la DINA, se fue del Ejército, nos trataron de matar, se fue preso. Pero para mí lo más duro ha sido el traslado de Cordillera. Ya no lo puedo ver. Siento que se murió en vida. No puedo hablar con él. Lo veo mal en el lugar que está.

¿Cómo viste a tu papá en el traslado?
-Lo tomó mal, muy mal. Yo he ido una sola vez desde que entró.

¿Y cómo lo viste?
-Habla poco. El lugar donde llegó es asqueroso. Yo creo que el baño de un terminal de buses ordinario, las duchas son mejores ahí que en Punta Peuco. Son duchas comunes, un urinario roto, la celda es una celda, hay un clóset y dentro de este está el WC.

Pero sería peor si estuviera en la cárcel común y corriente
-Es igual. No debería estar preso.

Pero podría estar peor.
-Ahí yo le pediría al Ejército que actúe.

¿Por qué no debería estar en una cárcel común?
-De partida no debería estar preso.

Pero lo está.
-En una cárcel común ¡LO MATAN! Y no lo han hecho sólo por eso. Pero la querella que le voy a chantar al gobierno será de yegua grande si le pasa algo a mi papá.

Hay gente que le gustaría ver a tu papá en un penal común y corriente…
-¿Pero qué gente lo pide? La izquierda lo pide, porque quieren vengarse, porque justamente saben que lo van a matar. Eso es lo que quiere la izquierda: verlo muerto, verlo en mazmorra. Y por eso peleamos, porque no queremos ver a nuestros familiares muertos. A mí me da rabia, porque se quieren vengar de gente enferma y anciana.

Más encima le salió un abogado rayuela a defender a tu papá.
-Una de mis hermanas lo buscó. No lo conozco personalmente. Conoció a mi papá un único mes pero no más. Se portó bien, después se mandó el numerito de que iban a entregar información, lo que le jugó en contra a mi papá. Se arrancó por los tarros. Yo tuve que salir a defender a mi papá, mis hermanas escribieron una carta al diario. Pero al final ¿sabes qué? estoy tan chato con el tema que no quiero más. Ya me entregué. No quiero saber más de esto. He pasado 52 años de mi vida en esto.

Tú dices vivir en una constante guerra.
-Quiero terminar con esa guerra.

¿Cuál es esa guerra?
-Primero llamarme Manuel Contreras, ser hijo de mi padre y ser vilipendiado por mucha gente y odiado por muchos que no me conocen.

¿Te cambiarías el nombre?
-Nunca. La verdad es que para qué.

Tu papá es considerado como el personaje más siniestro de la historia chilena
-No lo veo como el más siniestro. Y eso jamás lo he leído en La Segunda. Son los medios de izquierda que lo dicen.

¿Por qué diste esta entrevista a The Clinic?
-No sabía si me iban a agarrar en serio o no. Pero, bueno, me convenció una amiga que siempre los lee y ve un periodismo alternativo, por eso y por conocerlos.

¿Compras The Clinic? ¿Lo lees?
-La verdad es que no. Pero lo hojeo de repente.

¿Qué te parecen las portadas que sacamos de tu padre?¿Las ha visto él?
-No sé si mi padre las habrá visto, nunca lo comentamos. Por mi parte, las encuentro al filo de la calumnia. A pesar de ser divertidas, son una grosería que causa risa.

Notas relacionadas