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Opinión

10 de Enero de 2014

Rubén Carvacho, concejal de Conchalí y compadre de Pablo Longueira: “Hoy la UDI no representa al sector popular”

Es concejal de Conchalí y tiene 56 años. Junto a otros dirigentes de base, hace una semana le hizo llegar una carta a Jovino Novoa explicándole cuál es la posición de la “UDI popular” ante la derrota. Pertenece al grupo de los que este fin de semana no podrán participar en el Consejo Directivo Ampliado. Acá, sus descargos frente a un partido al que –dice- ya no le cree nada.

Jorge Rojas
Jorge Rojas
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*Fotografía: Alejandro Olivares.

Rubén Carvacho conoció a los fundadores de la UDI en 1983, cuando el partido era solo un movimiento. Allí se hizo amigo de Jaime Guzmán y de Pablo Longueira, a quienes les pidió ayuda para erradicar el campamento Silva Henríquez, considerado en esa fecha por la dictadura como un hervidero de comunistas. Fue con este último, sin embargo, con quien tiró más puentes, y con el tiempo el ex candidato presidencial se convirtió en su compadre, al apadrinar a su hijo. Así comenzó una amistad política que le permitió a la UDI entrar a las poblaciones, y que derivó años más tarde en un eslogan que hasta hoy acompaña al partido: la UDI popular.

¿Qué era la UDI en ese tiempo?
Un grupo de amigos que intentaba ser el brazo político de los gremios, pero terminaron transformándose en un movimiento poblacional muy fuerte, porque era impensado en ese tiempo que la derecha se mezclara con los sectores más pobres.

¿Qué tan importante fue el mundo popular para la UDI?
Preponderante, fue lo que le dio la fuerza.

¿Las bases siempre tuvieron opinión dentro del partido?
Siempre, pero la perdimos con el asesinato de Jaime Guzmán, y luego la recuperamos cuando Pablo Longueira asumió la presidencia del partido, en 1998.

¿Qué pasó después de que Longueira dejó la presidencia?
La UDI abandonó el trabajo poblacional. Para ellos fue más top estar en la TV, en los medios. Creyeron que mientras más salían en la prensa era mucho mejor y que las reuniones con los dirigentes y las bases ya no eran importantes.

¿Hoy no se sienten representados?
No, hoy no hay nadie que nos represente, porque no tenemos cargos en la estructura del partido.

¿Por qué?
A la UDI llegaron algunos que no tenían los principios del partido, mucho personaje que sólo quería ser candidato y no trabajar con las bases. Buscaban, en definitiva, servirse a sí mismos, más que servir a Chile.

¿Qué tan desconectados están estos personajes con las demandas sociales?
Muy desconectados y eso pasa porque no hablan con nosotros, no se enteran de lo que la gente vive a diario en los sectores populares. A mí siempre me llegan reclamos y problemas, pero yo ya no tengo eco más arriba. Antes, nosotros llegábamos a la sede con carpetas de demandas y desde la directiva nos ayudaban a solucionarlas y así también todos conocíamos lo que sucedía. Cuando subían $10 la micro, por ejemplo, los dirigentes de las poblaciones íbamos a reclamar al partido, y allá se comprometían a buscar una solución, pero hoy no pasa nada. ¿A quién le importa eso? ¿A quién de la UDI le interesa hoy que una señora se quede sin luz porque no tiene cómo pagarla? A nadie.

¿De qué están preocupados hoy en la UDI?
De ganar votos, de ser parlamentarios, alcaldes… Pero están equivocados. Nosotros nacimos a la vida política conquistando corazones y no votos. Pensar que hoy vamos a ser más grandes solo por tener más votación es construir un edificio sin ninguna estructura.

Pero en la UDI parece que no están ni ahí con escucharlos. De hecho, ni siquiera las bases están contempladas en el consejo de este fin de semana.
Esto es molesto, porque yo di la vida por este partido. Yo sufrí cuatro atentados en el campamento, todo por querer hacerle entender a mis vecinos que la UDI era una buena opción. Que hoy nos dejen fuera del consejo no es otra cosa que ir contra la historia de nuestro partido.

¿Las bases les caen mal a algunos dirigentes?
Sí, a muchos. A los más históricos este tema más que molestarles les apasiona, pero las nuevas generaciones quieren cambiar las cosas, y quizás les molesta tener que relacionarse con personas del mundo popular, que finalmente fuimos los que hicimos grande a este partido.

¿Te has sentido discriminado en la UDI?
No, pero hay un poco de todo: hay clasismo, electoralismo y olvido de los orígenes. Hay personas en la UDI a quienes les gustaría romper con la historia. Las bases ya no existimos en la UDI.

¿La UDI representa al sector popular?
No, hoy la UDI no representa al sector popular.

¿A quiénes representa?
A ellos mismos.

¿No le crees?
No, no les creo nada.

¿Qué va a pasar entonces este fin de semana?
Nada, todo va a seguir igual. En el fondo es un grupo de amigos que se junta y se saluda, porque hay gente en la UDI a la que no le interesa que las cosas cambien. Tampoco soy partidario de los cuchillos largos, sino que de sentarnos en un lugar donde podamos debatir, pero que sea con todos.

¿Qué rol tiene que ocupar Jovino Novoa?
Tiene que situar al partido en el eje que corresponde. La UDI nació como un partido que iba a terminar con las diferencias de clase, que iba a trabajar por los más pobres, y hoy Jovino es quien tiene que volver a ese eje. Yo creo que él tiene que jubilarse de parlamentario, pero no me parece que tenga que irse para la casa cuando lo necesitamos más que nunca.

¿Él es capaz de aglutinar a esta UDI popular?
Él y Pablo Longueira. El mundo popular en la UDI nació con Longueira, cuando dormía con nosotros en el campamento Silva Henríquez solo por compromiso.

¿Al resto de los dirigentes les falta ese compromiso?
Ellos nunca se acercaron a las poblaciones, perdieron su esencia. Después de Longueira nunca más hubo un trabajo con los sectores populares. Eso se abandonó. La UDI hoy es una máquina, ayer había un trabajo.

¿Cómo funciona esa máquina?
Esa máquina se instala en un lugar determinado, saca sus tentáculos, y trata de agarrar votos.

¿Has pensado en renunciar?
No, nunca. Yo sigo haciendo en mi comuna lo que la UDI siempre hizo.

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