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Opinión

11 de Enero de 2014

Barbarie carcelaria pone a prueba la coalición de Rousseff en año electoral

  Además de poner en evidencia la barbarie escondida en las cárceles brasileñas, la violencia en los penales del estado de Maranhao pone a prueba, en pleno año electoral, la unidad de la variopinta coalición que apoya a la presidenta Dilma Rousseff. La violencia en los penales, recurrente en Brasil, ha golpeado con fuerza este […]

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Además de poner en evidencia la barbarie escondida en las cárceles brasileñas, la violencia en los penales del estado de Maranhao pone a prueba, en pleno año electoral, la unidad de la variopinta coalición que apoya a la presidenta Dilma Rousseff.

La violencia en los penales, recurrente en Brasil, ha golpeado con fuerza este año el nororiental estado de Maranhao que gobierna Roseana Sarney, hija del expresidente y senador José Sarney, uno de los más poderosos caudillos del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), principal columna de la coalición de Rousseff.

Durante 2013, 62 presos fueron asesinados tras los muros de las cárceles de Maranhao y, ante un refuerzo de la seguridad en los penales, las mafias de presos articularon atentados en las calles que la semana pasada le costaron la vida a una niña de seis años, calcinada en un autobús incendiado por delincuentes.

La oposición criticó la gestión de Sarney en Maranhao y exigió que ese estado sea objeto de una intervención federal, un pedido que respaldó hasta la Procuraduría General de la República, que estudia la posibilidad de formalizar esa solicitud ante la Corte Suprema.

Una medida de esa naturaleza podría dejar sin poderes a la gobernadora, lo cual supondría un durísimo golpe político para el llamado “clan Sarney”, que gobierna en Maranhao desde hace unos 50 años, a través de miembros de la familia o sus adláteres.

También podría afectar, en términos electorales, la alianza entre el PMDB y el Partido de los Trabajadores (PT), que garantizó la elección de Rousseff en 2010 y es la base de las aspiraciones de la presidenta para los comicios de octubre próximo, en los que serán elegidos presidente, gobernadores y parlamentarios.

Rousseff y el PT ya habían decidido que en Maranhao apoyarían la candidatura a gobernador de Luiz Fernando Silva, el actual secretario de Gobierno, nombrado por la influyente familia Sarney.

Esa decisión ya tenía un coste político para Rousseff y el PT, pues al gobierno de Maranhao también aspira Flavio Dino, candidato del Partido Comunista, que también forma parte de la coalición oficialista y además lidera las encuestas con un 40 % de intención de voto, frente al 30 % que tiene el abanderado de los Sarney.

Después de que la violencia carcelaria se trasladara a las calles, sectores del PT han pedido revisar la posición del partido en ese estado y reclaman apoyo para el comunista Dino, lo que, según muchos analistas políticos, pudiera llevar a una ruptura con los Sarney y poner en la cuerda floja la alianza con el PMDB.

“Los Sarney son un problema nacional. Estar con los Sarney es comprometer el proyecto de reelección de Rousseff”, declaró este viernes Marcio Jardim, miembro de la dirección del PT en Maranhao.

El caso de Maranhao se agrega a otras discordias entre el PMDB y el PT, que hasta ahora se centraban en los estados de Río de Janeiro y Sao Paulo, dos de las más importantes circunscripciones electorales del país.

En Río de Janeiro, el PMDB postulará al gobierno regional al actual vicegobernador Luiz Fernando Pezao y espera contar con el apoyo de Rousseff.

Sin embargo, el PT tiene su propio candidato, el senador Lindbergh Farias, quien en los sondeos aventaja a Pezao en unos quince puntos porcentuales.

Otro foco de conflicto está en Sao Paulo, donde el PMBD ha formalizado la candidatura a gobernador de Paulo Skaf, actual presidente de la influyente Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp).

La candidatura de Skaf fue proclamada en octubre pasado en un acto al que asistió el vicepresidente de la República, Michel Temer, quien junto con Sarney es uno de los máximos líderes del PMDB.

El PT no comentó esa proclamación, pero ratificó que postulará en Sao Paulo al actual ministro de Salud, Alexandre Padilha, quien ya tiene garantizado el respaldo de Rousseff y de su antecesor en la presidencia y mentor político, Luiz Inácio Lula da Silva.

Sobre esa situación, el presidente de la Cámara de Diputados, Henrique Eduardo Alves, otro influyente líder del PMDB, dijo a Efe que “la relación con el PT es muy difícil”, pues son “dos grandes partidos con sus propias aspiraciones” en la política regional.

No obstante, y aunque dijo estar “totalmente convencido” de que podrán entenderse, aseguró que, de cara a las elecciones de octubre, “el PT deberá decidir entre reelegir a la presidenta o elegir a sus gobernadores”.

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