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LA CALLE

19 de Enero de 2014

¿Cómo explicarle a tu vieja qué chucha es un hipster?

Claramente, si a hasta a los jóvenes les cuesta, probablemente tu madre no tiene la menor idea qué son los hipsters. Aunque le expliques, tardará horas en digerir el concepto que sirve como fundamento para estos loquillos alternativoshhhhh del siglo XXI, que pueblan las calles del Barrio Lastarria, el Parque Forestal, los Starbucks y algún cine arte a medio morir saltando. Aquí, lo básico de lo básico sobre los hipsters.

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Vía Cooking Ideas

Abrigos largos y con pinta de haber sido rescatados de lo más hondo del baúl de los recuerdos, jerséis de lana que ya perdimos de vista hace años, barbas de varias semanas, bigotes de todo tipo, pelos desaliñados, engominados imposibles, jeans gastados, gafas antiquísimas… “¡Esta pobre juventud ya no tiene ni qué ponerse! Míralos, si hasta se tienen que poner la ropa de cuando sus padres tenían su edad”, exclama finalmente tu madre.

Así es, los hipsters se multiplican en cada rincón de la ciudad trayéndonos a las retinas los gloriosos años 80-90. Jóvenes bohemios con pintas de mendigo salvo en los bolsillos, en los que llevan sus electrocachivaches de última generación –preferiblemente de marca Apple-; y en las etiquetas de la ropa, que no son precisamente de la ropa usada.

Smartphones de ultimísima generación, filtros de Instagram, auriculares grandotes, café de Sartbucks en la mano y exaltación del espíritu ochentero y noventero temprano. Bicicletas pisteras o de piñón fijo, fixies, cámaras de fotos analógicas y algún libro o disco de vinilo bajo el brazo. Son diferentes, son inconfundibles.

¿Dónde encontrarlos? En cualquier Starbucks que se precie.

“¡Si es como cuando yo tenía tu edad! Igual igualito. ¡Madre mía, llevábamos las mismas pintas! Recuerdo que cuando iba a la facultad tenía un vestido igualito al de esa chica”. Dice tu madre, que sigue sin salir de su asombro. Sí, porque un día, tarde o temprano, esos hipsters se miran al espejo y descubren que ya no son ellos, sino sus padres, y el tiempo entra en un bucle infinito e implosiona haciendo añicos todo lo que tiene sentido en esta vida.

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