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Mundo

21 de Enero de 2014

¿Por qué en Bielorrusia aman a más no poder a Hugo Chávez?

A primera vista, Venezuela y Bielorrusia no podrían ser más distintas. A estas naciones no sólo las separan más de 9.300 kilómetros de distancia, sino también la historia, la lengua, la idiosincrasia, el clima y muchas otras cosas más. Sin embargo, algo inesperado une a dos países en las antípodas: la figura de Hugo Chávez. […]

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A primera vista, Venezuela y Bielorrusia no podrían ser más distintas. A estas naciones no sólo las separan más de 9.300 kilómetros de distancia, sino también la historia, la lengua, la idiosincrasia, el clima y muchas otras cosas más.

Sin embargo, algo inesperado une a dos países en las antípodas: la figura de Hugo Chávez.

En Minsk, la capital bielorrusa, se intenta perpetuar la memoria del presidente venezolano, que murió en marzo de 2013 tras una larga lucha contra el cáncer.

Recientemente las autoridades anunciaron que un parque en Minsk –actualmente un terreno baldío cubierto de nieve- sería bautizado con el nombre Hugo Chávez. También se divulgó la próxima presentación de un musical en memoria del exmandatario, escrito por Gerardo Estrada, un diplomático venezolano en Bielorrusia.

El musical se estrenará en el venidero verano del hemisferio norte, mientras que en julio se estima que se colocará la placa de Chávez en el parque, una vez que se derrita la nieve.

De hecho, actualmente algunos trabajadores públicos siembran árboles y preparan jardinerías, dentro de lo posible, para el evento. Algunos incluso piden que el día sea declarado feriado nacional.

Y es que muchos en Bielorrusia recuerdan con emoción al fallecido líder venezolano, que durante al menos ocho años seguidos fue una imagen constante en los diarios y televisoras locales.

Amistad

El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, aparentemente fue tomado por sorpresa por Chávez, cuando el venezolano lo visitó en Minsk en 2006, y entre discursos y abrazos le anunció un acercamiento a “su hermano en espíritu” y su oposición a Estados Unidos.

Lukashenko probablemente no necesitaba nuevas razones de enfrentamiento con los países occidentales, pero su gobierno necesitaba dinero, y nuevos mercados para bienes y servicios.

Y Hugo Chávez prometía acuerdos de cooperación.

En 2007 Venezuela y Bielorrusia empezaron las negociaciones para una exploración conjunta de crudo en la codiciada región de la Faja del Orinoco, donde el gobierno venezolano asegura que existen las mayores reservas de hidrocarburo pesado en el mundo.

El proyecto PetroVenBel, firmado para tener una vigencia de 25 años, permitía a los bielorrusos vender el petróleo extraído en Venezuela en varios campos.

Este proyecto impulsó la balanza comercial entre ambos países a unos US$500 millones en 2010.

Los acuerdos firmados implicaron el viaje de constructores y técnicos bielorrusos a Venezuela, así como la exportación de productos y tecnologías, entre ellas la lucrativa venta de un sistema de defensa antiaéreo.

Chávez incluso se coló en las complejas relaciones rusas y bielorrusas, en especial como surtidor de petróleo, cuando las cosas se complicaban entre Minsk y Moscú.

Mientras que las relaciones de Lukashenko con el Kremlin atravesaban altos y bajos, con Chávez siempre se habló de empatía, respeto y hermandad.
Ambos líderes se elogiaban mutuamente con frecuencia y se referían a la coincidencia de sus posturas sobre los principales temas geopolíticos internacionales.

Lukashenko visitó Caracas cuatro veces antes de la enfermedad de Chávez y el expresidente venezolano fue a Minsk en tres ocasiones.
En el funeral de Chávez, Lukashenko, quien asistió con su hijo Nicolás, fue visto con lágrimas en los ojos y con claro pesar.

Cambio de mando

Pero poco después de muerte de Chávez, Lukashenko ya había pasado la página.

Pidió “no exagerar” la influencia de Chávez en el liderazgo del Movimiento de los No Alineados.

El actual presidente venezolano, Nicolás Maduro tampoco tiene la misma relación con Minsk.

“El número 2 de Chávez es poco probable que sea tomado en cuenta por Lukashenko”, afirma el analista político bielorruso, del diario Belarussian News, Alexander Klaskouski.

“El nuevo mandatario enfrenta dificultades económicas que quizás lo restrinjan para mantener el llamado Socialismo del siglo XXI (marca de Chávez) que se basa en la entrega de recursos a programas de asistencia social para las clases más necesitadas. Problemas económicos similares a los que afronta actualmente Lukashenko,” agregó.

Declive

Minsk le adeudaría a Caracas unos US$2.800 millones por concepto de compras petroleras, de acuerdo a los cálculos del economista bielorruso Yaroslav Romanchuk.

El crudo llegaba en tanqueros venezolanos al puerto ucraniano de Odessa, en el Mar Negro. Desde ahí era transportado a refinerías en Bielorrusia.

Pero los costos del flete, según expertos bielorrusos, habría hecho que Minsk vendiese por su cuenta parte de los envíos a otros mercados para así lograr recaudar ingresos extra.

Además, la balanza comercial de Bielorrusia viene en descenso, sobre todo desde que Rusia entró a la Organización Mundial de Comercio en 2012. Esto ha hecho que los productos bielorrusos resulten menos competitivos en sus mercados tradicionales.

Por ahora Venezuela sigue siendo estratégico para Minsk, aunque no se sabe por cuánto tiempo.

Capitales bielorrusos construyeron una fábrica de tractores MAZ, utilizados para reparar carreteras venezolanas. También financiaron la construcción de viviendas para militares, una escuela en la céntrica ciudad de Maracay, viviendas en Barinas, el estado natal de Chávez, y la producción de maquinaria agrícola.

Especialistas, trabajadores y estudiantes bielorrusos siguen involucrados en varios de estos proyectos.

Maduro prometió mantener aceitada esta relación con Minsk. Pero en Bielorrusia muchos estudiantes ahora dicen que ya no tienen las lucrativas ofertas laborales que venían presentándose en Venezuela.

Asimismo las exportaciones bielorrusas a Venezuela de tractores MAZ y BelAZ, así como también de leche en polvo, vienen en caída por tercer año consecutivo.

Por ello, muchos funcionarios aquí en Minsk se preguntan cómo no extrañar a Chávez.

Tributo

La Academia de la Administración Pública, una de las principales instituciones estatales universitarias de Bielorrusia, trata de mantener vivo el recuerdo del expresidente venezolano.

Actualmente efectúa un concurso de ensayos, junto a la embajada de Venezuela en Minsk, sobre el siguiente tema: “La contribución de Hugo Chávez a la formación de un nuevo modelo multipolar en el mundo”.

La idea del concurso, según el vicerrector Igor Gancherenok, es “popularizar las ideas de Chávez, de formar un nuevo orden mundial, y fortalecer la amistad entre los pueblos bielorruso y venezolano”.

Gancherenok dice que es “urgente” tratar este tema.

Pero el analista político Valery Karbalevich asevera: “En realidad el concurso idealiza las relaciones entre ambos países”.

“La postura crítica que tenía Chávez hacia Estados Unidos es la misma del gobierno de Lukashenko. Por eso, Chávez acá es usado como ese modelo ideal que el gobierno le quiere imponer a la sociedad bielorrusa”, apunta Karbalevich.

Nostalgia

La personalidad de Chávez, su excentricismo y falta de protocolo, generó simpatías en muchos bielorrusos en cada visita.

Muchos recuerdan una ocasión, en el museo histórico La Línea de Stalin (una barrera fortificada que fue uno de los límites de la ex Unión Soviética), cuando Chávez sorprendió a todos en una maniobra militar que recreaba una batalla de otra época.

El mandatario venezolano, de improviso, dejó atrás a su guardia presidencial y fue a buscar a los actores que representaban al ejército soviético por “triunfar en una histórica batalla”, lo que causó conmoción en la audiencia.

Otros también recuerdan cuando, en otra visita, Chávez se sentó al volante de un autobús de la red de transporte público e intento hablar con una mujer local, entre español y ruso.

Incluso inauguró una plaza y una escuela con el nombre de Simón Bolívar, en honor al líder independentista venezolano.

“La amistad con Venezuela y Hugo Chávez siempre tuvo un dejo de propaganda y de espectáculo, lo que reflejaba el oportunismo del liderazgo bielorruso para aprovechar la postura antiestadounidense del venezolano”, dice el analista político Klaskouski.

“Pero para los bielorrusos de generaciones anteriores todo esto los hacía recordar con nostalgia la era del comunismo”, agrega.

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