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Cultura

5 de Febrero de 2014

Revista Vanity Fair reflota reportaje con la historia completa de Woody Allen, Mia Farrow y sus hijas

La reconocida revista publicó en 1992 un detallado artículo sobre el culebrón que remece a Hollywood, luego de que la hija adoptiva del cineasta rompiera el silencio que había mantenido durante más de dos décadas con una carta publicada en “The New York Times” el pasado fin de semana, en la que cuenta cómo Allen la habría abusado sexualmente cuando tenía siete años. A continuación, el texto de Vanity Fair publicado por primera vez en español.

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El artículo, que cuenta con más de dos docenas de entrevistas, comienza explicando la relación que mantenía Allen con su hija adoptada Dylan. Una regla no escrita en la casa de Mia Farrow era que nunca se podía dejar solo al director con la menor, quien en ese tiempo tenía siete años de edad, debido a un “inapropiado” comportamiento paternal que comentó la actriz con la psicóloga infantil Susan Coates.

Según cita el reportaje, cercanos a la actriz aseguraron que Allen no podía mantener las manos lejos de su hija, y parecía estar totalmente obsesionado con ella. Llegó a tal punto, que la excluyó de sus demás hermanos, y pasaba horas solo con Dylan susurrándole. El director no la dejaba ir a jugar sola, siempre la perseguía o se sentaba a mirarla y necesitaba tener conocimiento de dónde se encontraba o que estaba haciendo.

La doctora Coates presenció el comportamiento de Allen hacia su hija en una fiesta de cumpleaños, y al observarlo unos minutos, se dio cuenta de la extraña relación. En aquel momento, Coates desconocía que el director, solo en ropa interior, se llevaba a Dylan a la cama para entrelazar su cuerpo con el de ella, que le habría chupado el dedo pulgar, y que la mayoría de las veces, cuando ello lo visitaba, jugaban en la cama.

El tema no dejó indiferente a la madre de Mia, la actriz Maureen O’Sullivan, ni menos a su hermana, Tisa Farrow, quienes un día presenciaron que Allen le estaba echando crema protectora al cuerpo desnudo de Dylan, que en ese momento tenía cuatro años. Farrow le quitó la crema y su madre le dijo: “¿Cómo quieres ser recordado por tus hijos?”, a lo que el director respondió: “Como un buen padre”. Para la hermana la situación fue muy rara.

Durante un verano ocurrió que cuando llegó Woody de visita, Dylan se encerró en el baño durante horas, por lo que una de las niñeras tuvo que abrir la puerta a la fuerza. Además, cuando el director estaba presente, la menor se quejaba constantemente de dolores de cabeza y de estómago. Sin embargo, cuando él se retiraba, los dolores desaparecían por completo. En otras oportunidades, Dylan, en presencia de su padre, fingía que era un animal.

Según integrantes de la familia, la pequeña nunca estuvo en terapia por no poder diferenciar la fantasía de la realidad. Solo ha estado en tratamiento por ansiedad y por su timidez.

Un día, Allen llegó a Connecticut para ver a sus hijos, y Mia se fue de compras con sus hijos adoptados, una niña vietnamita ciega y un bebé negro nacido de una madre adicta al crack. Estuvo fuera del hogar cerca de 15 minutos, periodo en el que el director desapareció con su hija. La niñera los buscó pero no estaban por ninguna parte. Cuando Farrow llegó, ambos se encontraban fuera, y Dylan no llevaba ropa interior. Allen se negó a entregar pelo o huellas dactilares a la policía, a menos de que tuviera la certeza de que sus dichos no serían usados en su contra. A la mañana siguiente, abandonó el recinto.

Ese mismo día, Casey Pascal, amiga de la infancia de Farrow, llamó a la actriz para contarle algo que le dijo su niñera. El día anterior, la niñera estuvo en su casa buscando a los hijos de Pascal, y observó que Dylan estaba en el sillón con un vestido, y su padre estaba arrodillado en el suelo agarrándola, con su cara muy cerca a la falda de la menor. La niñera no vio esto como una “pose paternal”, sino como una situación para reaccionar con un “ups, perdón”.

Woody Allen pudo adoptar a Dylan y Moses, otro de sus hijos. Sin embargo, Farrow exige la nulidad de esas adopciones. Por su parte, la policía de Connecticut sigue investigando los hechos para decidir si existen las pruebas necesarias para acusar a Allen de abuso de menores.

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