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Opinión

17 de Febrero de 2014

Ana María Gómez, ex directora de Hijitus: “El gran error acá es no periciar el estado siquiátrico de quienes denuncian abuso sexual”

Ana María, quien fue sobreseída de forma definitiva por el Tercer Tribunal Oral en lo Penal de los cargos de cómplice de los delitos abuso sexual que se le imputan a su hijo Juan Manuel Romeo, asegura que el ex monitor de computación del jardín Infantil Hijitus de la Aurora de Vitacura es inocente y que en este caso "falló todo el procedimiento. Debieron haber ido al jardín y haber investigado, pero el ex querellante inventó tantas cosas: que a mi hijo lo violaba un tío y mi marido; que seguramente mi marido y yo también habíamos sido violados y por eso teníamos esta perversión. Me dejó como una basura, eso provocó este pánico. Mario Schilling no tiene ética y el sistema necesita poder parar a gente como esa. Debe pagar por sus calumnias. Me hizo sufrir a mí y a las familias de los niños. En este país, cualquiera puede acusar abuso sexual y si es mentira, no le pasa nada".

Ivonne Toro Agurto
Ivonne Toro Agurto
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El viernes pasado, tras meses de permanecer con arresto domiciliario, Ana María Gómez, ex directora del cerrado jardín infantil Hijitus de la Aurora, partió a la playa. “Llevo tanto tiempo encerrada en este caso, que necesito respirar un poco”, explicó a The Clinic Online minutos antes de escaparse hacia el litoral luego de haber sido sobreseída de forma definitiva por el Tercer Tribunal Oral en lo Penal de los cargos de cómplice de los delitos abuso sexual que se le imputan a su hijo Juan Manuel Romeo, contra quien se prepara un juicio oral y quien es acusado de haber vulnerado a los menores valiéndose de su calidad de profesor de computación en el establecimiento que dirigía Ana María.

Este último proceso es el que la mantiene hoy intranquila, pese a que afirma estar convencida de la inocencia de Romeo a quien se le imputan cuatro casos de abuso sexual y contra quien se decretó prisión preventiva en junio de 2012. Hoy el hombre, de 36 años y que padece una epilepsia refractaria, está con arresto domiciliario y su familia confía en que quedará en libertad.

-Le di trabajo a mi hijo porque, por principios, creo en la integración de personas con capacidades distintas. No vi nada malo en eso, una apoderada sí-. destaca Gómez.

¿Consideras que ahí se origina este caso?
-Parte con Alejandra Novoa y José Miguel Izquierdo, el asesor del Presidente. Ellos llevaron a su hija al jardín el año 2012, en marzo. Ellos eran apoderados nuevos y alcanzaron a estar tres meses en el jardín. En general, mis apoderados eran personas que veinte años atrás habían sido mis alumnos. Ellos no. Y esta madre llega y conoce a mi hijo Juan Manuel Romeo en una reunión, cuando él acude a ayudarme con el data show. Lo vio y lo discriminó de inmediato.Lo encontró raro porque, dijo ella, tenía cara de nerd y no miraba a los ojos. Ella relacionó esta primera impresión con una alergia en la vagina que había tenido su hija y se convenció de que mi hijo la había abusado. Desde ese minuto, ella empezó a interrogar a su pequeña sobre si Juan Manuel le había hecho algo.

-¿No fue por un relato espontáneo de la menor o algún indicio de abuso?
-No, no es que la menor haya contado algo al llegar a su casa o después haya dicho algo de forma espontánea. La interrogaron una y otra vez, sobre todo después que la señora Novoa ve a mi hijo otra vez. Dijo “paré las antenas, sentí algo en la guata y lo supe” . A mi hija después le comentó “tu hermano será epiléptico, pero algo más tiene”. Entonces se instaló en ella la sospecha y coincidió con que el entonces abogado querellante, Mario Schilling, quien anda viendo abusos en todos lados, era apoderado nuestro. Él se retiró del jardín, sin explicar bien por qué, veinte días antes de que estallara el caso. Se reunió con los apoderados en su casa una noche, sin nunca avisarme nada, y logró el efecto esperado: instaló la duda.

-Se ha mostrado un correo que envió para eso.
-Sí, donde dice que el solo hecho de que un niño haya estado solo con mi hijo, que no lo estuvo porque nuestras normativas eran claras, bastaba para acusar. Y si a alguien como papá le dicen que está pasando esto, es obvio que se espantan. Alejandra Novoa les dijo cosas horribles y falsas: que le habían desgarrado la vagina a su hija, que yo permitía que mi hijo y el profesor de música se masturbaran frente a los niños, y todo eso se lo comentaba a los apoderados, aunque ella tenía un certificado del servicio médico legal donde decía que eso no era sí, que su hija no tenía ninguna lesión. Y Schilling inventaba otras cosas: que yo cambiaba a educadoras de párvulo por familiares míos para proteger esta red de pedofilia. Incluso inventó que yo estaba arrancada del país. Él usó la prensa para generar impacto y crear pánico emocional y así armar un caso.

-Y tuvo efecto. Hubo más de ochenta denuncias.
-Los padres se desesperaron, y una sicóloga que colaboraba con Schilling les dijo que les contaran a los niños que el tío de computación era malo y que por eso habían cerrado el jardín. Los niños escucharon esto, vieron a mi hijo esposado en las tele entonces cuando los empiezan a interrogar ya han sido inducidos a dar un testimonio coherente con las sospechas. Esos 89 casos han sido ya descartados.

-Pero hay cuatro que se mantienen.
-El de la hija de Novoa. otros dos de los niños que quedan declararon en dos ocasiones que no les había hecho nada el tío Juan Manuel. No se les creyó y los mandaron a reparación con una sicóloga, Paula Vergara, quien insistió en que si no habían sido abusados, vieron algo. Tras seis meses de trabajo, de una sicóloga que cree que todos los niños han sido abusados, los niños ya inducidos dicen “oh parece que me estoy acordando”. Y el cuarto caso es de un niño muy inteligente y muy fantasioso. En su primera declaración de prueba anticipada dijo que no le había pasado nada, luego una apoderada se contactó con los padres de él y les dijo que su niño decía que había visto algo raro y entonces se armó un relato, del que después el menor se retractó en dos oportunidades.

LA DUDA

“Una madrugada mi hijo abrió la puerta y nos dijo ‘está aquí la PDI, nos han venido a buscar’. Nosotros nos entendíamos nada. Le explicaron a mi hijo que se lo iban a llevar preso por abuso sexual. Casi me morí y sólo atiné a buscarle los medicamentos. Se los preparé, y escuché ruidos, luces. Vi a Izquierdo y Schilling encapuchados pateando la puerta de mi casa. Patearon a mi marido que cayó inconsciente en el cemento, con fractura en el coxis. Yo afirmé como pude el portón. Al día siguiente, fue mi hija con otro de mis hijos a tratar de explicar la situación. Yo estaba aterrada, muda, impotente, sin entender qué se habían imaginado, qué estaban inventando. Teníamos una supervisión para no dejar nunca solo a un hombre con los niños, entonces sabíamos que estábamos frente a una mentira. En esa reunión, Alejandra Novoa amenazó a las educadoras diciéndoles que les iba a quitar el título y las iba a dejar vendiendo zapatos, y después de encararlas con violencia se desmayaba. Estaba desbordada”, relata Gómez sobre el inicio de lo que califica como un largo calvario.

-Mi vida se quebró, tenía un dolor en el alma, adentro. Estaba destruida. Tuve que salir de mi casa, mi marido se fue a otra casa, no volví nunca, hasta hoy, a mi hogar.
Mis hijos se portaron maravillosamente, mi marido estaba peor que yo y también se hicieron cargo. Con el apoyo de ellos, de mis hermanos, de mis cuñadas, que me respaldaron económicamente y emocionalmente, salí adelante. Tuve que pedir prestado porque no podía dejar a mis trabajadores en la calle, así es que así logré indemnizar a la gente. Tengo una deuda feroz, un forado financiero.

-La justicia dice hoy que eres inocente. ¿Qué crees que falló y que provocó que estuvieras incluso detenida?
-Falló todo el procedimiento. Debieron haber ido al jardín y haber investigado, pero el ex querellante inventó tantas cosas: que a mi hijo lo violaba un tío y mi marido; que seguramente mi marido y yo también habíamos sido violados y por eso teníamos esta perversión. Me dejó como una basura, eso provocó este pánico. Mario Schilling no tiene ética y el sistema necesita poder parar a gente como esa. Debe pagar por sus calumnias. Me hizo sufrir a mí y a las familias de los niños. En este país, cualquiera puede acusar abuso sexual y si es mentira, no le pasa nada. Contra Schilling yo me he querellado.

-Pero acá Schilling actúa porque hay un testimonio…
-Claro y el gran error acá es no periciar el estado siquiátrico de quienes denuncian abuso sexual. No se establece antes si hay un problema de personalidad y el poder de la fiscalía es demasiado amplio. Se vulnera el principio de inocencia sin ningún problema. Eso nos pasó a mí y mi hijo. Creo en dios y creo en la bondad del hombre, pero esto me hizo dudar porque vi tanta oscuridad, tanta maldad, no te imaginas lo que significa estar presa sabiendo que eres inocente, por eso quiero ayudar en el proyecto Inocentes de la Defensoría, porque debemos cambiar muchas cosas y no podemos estar jugando al ensayo y error con los niños.

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