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Opinión

17 de Febrero de 2014

Columna: Fellatio

La sección “La Carne” de The Clinic, escrita por Carolina Errázuriz Mackenna, marcó un hito en el pasquín. Una joven de la “alta sociedad” narraba semana a semana su intimidad con desparpajo y buena pluma. Aquí va una de sus columnas, titulada Fellatio

Carolina Errázuriz Mackenna
Carolina Errázuriz Mackenna
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Yo que fui educada en un colegio de monjas, no sé porque supe que hacer una buena chupada era un buen comienzo con el sexo masculino. Como que sin querer me fui entrenando para ese menester: el paletón que de chica chupaba durante horas, el helado, la manzana confitada, el coyak… en fin… pero antes de seguir quiero aclarar un punto que me incomoda: el termino. “Chupar pico” definitivamente lo encuentro una ordinariez de marca mayor, sé que cuando una anda con unos tragos de más, o conversando con amigas, o… que sé yo… lo dice a diestra y siniestra, pero siendo honesta lo encuentro feroz, porque aunque fellatio es una ridiculez, hasta eso me parece mejor que “chupar pico”.

Aclarado este detalle, continuo. La primera vez que incursione en esa área tenía como 21 y la idea no nació de mi, sino del galán de aquellos años. Reconozco que fue extraño, pero más que por un asunto de gusto, básicamente porque mi máxima impresión fue que ese significativo trozo de carne tuviera la capacidad de levantarse, con ese ángulo y esa intensidad, sin ningún hueso, musculo o cartílago mediante. Con el tiempo olvidé ese detalle y luego me fui dando cuenta que pucha que les gustaba a los hombres el cuento y de hecho jamás me he topado con ni uno que se resista a la chupada, más bien tuve el caso contrario. Un novio del que yo estaba estúpidamente enamorada (o quizás “empotada”, como dirían las viejas) y que tenía tal la obsesión por el cuento que si osaba negarme, era pelea y enfurecimiento seguro, junto al castigo habitual: dejarme sin sexo varios días. Así es previendo lo que venía prefería decirle que bueno y así también evitarme la clásica y desproporcionada frase masculina que tanto les gusta tirarle a una en la cara: “Es que tu nunca queri”.

El asunto es que con el tiempo y pese al trauma anterior, me fui haciendo bastante devota de la práctica e integrándola en mi repertorio habitual sin drama ninguno, por lo tanto siempre pensé que a mis amigas esto también les gustaba. Pero hace algunos días estuve con una que me dijo abiertamente que a ella le cargaba chuparla. “O sea lo hago, pero con sacrificio… La verdad es que tu eres la única mina que conozco que le gusta”. Otra me hizo la declaración más impactante: “A mi la verdad me gusta chupar bolas” y la última, me confesó que para disfrutarlo tenía que estar en un nivel de calentura memorable. Así pues me encontré que parece que más que volverse locas las minas con esto, saben que es parte del “combo” (a esto me refiero que una lo hace si o si) y que muchas han empezado a disfrutarlo con el tiempo, mientras las que tienen pareja estable, les invade la lata.

La verdad es que no quiero sacar conclusiones porque no represento a nadie ni me interesa tirar todo al saco de “las mujeres”, esas son mis amigas y punto. Lo que sí quiero dejar en claro y que pese a mi afición, la mamada tiene sus peros. Primero, el extremo gusto de los hombres que uno se las chupe a cada rato, en cada momento y ojalá hasta que se vayan, es una presión que agota. Segundo, la pésima costumbre de los hombres de agarrarle la cabeza a una e impulsársela hacia el miembro en cuestión, es cargante, poco sutil y puede provocar en una el total enfriamiento y rechazo a la chupada. Tercero, que los hombres olvidan que una tiene dientes, por lo tanto ni imaginan lo difícil que es chuparla sin raspar en ningún momento. Cuarto: también se olvidan que una tiene que respirar por lo menos una vez cada dos minutos, así la técnica chupada-succión en el mismo tiempo (cosa que les mata) no es posible de mantener por mucho rato. Quinto, que la saliva a veces escasea y sin eso el asunto es un infierno. Sexto que es una buena costumbre mantenerla en buenas condiciones higiénicas y séptimo, que muchas veces una no tiene ganas de abrir la boca y tragársela, lo que no significa más que eso. Lo que hay que tener claro es que pese a todos los inconvenientes, un hombre nunca es igual luego de un buen, extenso y húmedo fellatio. Menester que yo afortunadamente disfruto.

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#chupar pico#fellatio#mamada

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