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Opinión

21 de Febrero de 2014

Ramón Llao, actor: “Es medio fome el sexo, una lata”

Ramón Llao las ha hecho todas como actor. Ha interpretado muchos roles, menos de galán y eso que se encuentra “precioso”. No le hace el quite a ningún papel salvo al de actor porno. “No soy pichulón”, dice.

Macarena Gallo
Macarena Gallo
Por

Fotos: alejandro olivares

¿Te vas a tomar vacaciones?
No. Vivo en vacaciones y no voy salir a ninguna parte. La vida es como vivir en vacaciones. No me esfuerzo mucho por nada. Es como un concepto. Además, tampoco me gusta mucho la playa, el campo.

¿Por qué no?
-Me da lata, me aburro.

¿Ni siquiera te gusta poner las patitas en la arena?
-No, en general la naturaleza, no. Santiago me parece bien como para vacacionar. Es agradable en verano. Pero voy a ir a Viña por la radio en la semana del festival, es como ir de vacaciones. No ir a la playa, pero estar ahí. Cuando chico me bañaba en el mar, hacía todas esas cosas, pero ahora no.

Y ni siquiera vas para mirar a las minas.
-Ah, claro, lo choro es ir a mirar las minas en bikini. Pero las pautas de noticias en verano son sólo noticias de playa, entonces uno puede ir a la playa desde el noticiero.

Claro. Te hacen una selección de potos.
-Claro, es más agradable. Es maravilloso.

¿Y en Santiago qué haces en tus vacaciones?
-Juego harto Playstation 3. Me entretiene mucho.

¿No eres de ir a la piscina?
-Jamás. De ninguna manera, además que me baño en la mañana, con eso es suficiente.

Te iba a preguntar si alguna vez habías hecho pichí en una piscina
-Obviamente, cuando niño. Todos lo han hecho, y te decían esas cosas de que si meas se pone amarilla el agua y esas mentiras que son muy entretenidas.

Me decías que ibas a ir a Viña a cubrir el festival
-Yo hago un programa que se llama Guardianes de la Parrilla en Radio Uno y durante la época del festival todos los equipos de la radio se van a Viña. Entonces, vamos a hacer el programa desde allá, pero sin hablar del festival.

¿A qué vas, entonces?
-A hacer el programa que es básicamente hablar de comer y chupar.

LAS 50 SOMBRAS

El año pasado estuviste en la obra 50 Sombras de Chile. ¿Cuáles son esas 50 sombras?
-Se llamaba así por un tema comercial por el libro de las 50 Sombras de Grey. Cómo hacer sketch en base a la sexualidad, eso más que nada.

¿De qué fue tu sketch?
-Conversamos mucho para ver dónde íbamos a llegar con el show. Obviamente no íbamos a hacer una reproducción del libro.

Una paja literal.
-O sea, tiene 600 páginas. Además que el hueón del libro es como súper mino. Entonces, hicimos qué le pasaba a la señora, porque fue un fenómeno.

Hasta la Martita Larraechea lo tenía de libro de cabecera.
-Para qué veas. Todo el mundo lo leyó. Entonces era como que le pasó a la gente cuarentona, normales, que ya tienen la vida estable y de repente aparece este libro, empiezan a leerlo y pasan de los libros de la Pilar Sordo a esto. Es como pasar de lo más conservador de la UDI al porno de una.

¿Y te leíste el libro?
-Me leí algunas partes en internet.

¿Las más sabrosas?
-No, no, para nada, sino pa cachar el tono del libro. Es como siútico, pero está bien, fantástico.

¿Y de chico con qué te calentabas?
-Veía revistas pornos, obviamente, que me llegaban a las manos todas pegoteadas. Cuando era chico existía “Memorias de una Pulga”.

Era bien siútico. Hablaba del monte de venus para referirse a la vagina.
-Yo creo que toda la literatura porno es súper siútica, pero no cacho mucho. Sé que hay una editorial que se llama Sonrisa Vertical, que tiene una selección de esos de Anaïs Nin que encuentro una lata…A mí no me provoca, prefiero ver porno en películas.

¿Y qué tipo de porno ves?
-Películas porno, poh, para ver minas. Pero cada vez menos, obviamente.

¿Por qué cada vez menos?
-Ahora juego más Play.

Te calienta más el Play.
-Ja, ja, ja. Nooo. Además, ahora la pornografía está en todos lados. Es medio fome también. Como que al final es lo mismo.


Pero qué tipo de porno te gusta
-O sea, el porno es penetración. Tiene que haber sexo explícito para que sea porno y obviamente es eso lo que me gusta.

¿Y qué te pasa con el soft porno?
-No, esas hueás del desnudo artístico no. Las actrices porno tienen que ser con pinta de putas, como cuando te van a dejar la pizza o pagan el arriendo con cacha. Eso es lo divertido de las pornos: que todo se paga con cacha.

¿Y te hubiese gustado a ti hacer eso? ¿Pagar con cachas?
-¿Ser actor porno? No, de ninguna manera. El dinero es el mejor medio de pago y no se ha inventado nada mejor. Además, hay que tener una pichula gigante que yo no tengo, obviamente. No soy pichulón.

Pero cómo Torbe. Tiene la pichula más chica del porno mundial.
-Torbe es súper entretenido, divertido, como personaje. Pero los videos son fomísimos. No calientan a nadie.

A lo mejor te da pudor mostrar tus partes íntimas.
-Sí, soy pudoroso. Soy muy conservador. Por ejemplo, no haría una foto en pelota. Esa huevá la encuentro una picantería.

Hablando de sexo, una vez dijiste que no había huevá más latera que el sexo.
-Sí, es medio fome el sexo. Una lata.

¿Por qué fome?
-En realidad, el sexo no es fome, es muy entretenido. Pero todo esto de hablar de sexo y todo eso es una lata. Como que uno tira y se acabó el tema, no hay que hablar mucho, ¿me entendís?

¿Prefieres masturbarte?
-Bueno, sí. Obviamente, la autosatisfacción es un gran medio de satisfacción, pero como todo esto de hablar tanto… “oye, los matrimonios después de veinte años no tiran tanto”. No hay problema. Después de que cumplí cuarenta te ponís guatón y pelao, sí. Pero tirai menos.

Tú estás quedando bien pelado. ¿A qué edad empezó esto?
-De chico, como a los 22, con entradas y todo. Y después peladez. ¿Y si echo de menos el pelo? No. De repente, el champú dura mucho. Compro un Ballerina de litro como en 990 y me dura dos años.

Hay gente que se niega a quedarse pelado y le saca el jugo a su parrón como Francisco Vidal.
-Pero eso es divertido. Hay un caballero en un café de Haití en Ahumada que tiene un parrón que es el más impresionante que he visto en mi vida. Deberías verlo.

Como actor las has hecho todas, has actuado de paco, de guardia, de rati, de cesante. Pero de galán, no
-No, no me han llamado de galán, obviamente. No cumplo las características físicas de un galán. Es evidente.

¿Te encuentras feo?
-No, no. Al contrario, me encuentro precioso, pero esa opinión no tiene ninguna influencia sobre las personas.

Así que te encuentras precioso.
-Sí, de niño era muy lindo. Después me puse horrible. Era rucio chico, pero en realidad no me encuentro precioso…

A ver, pero en qué quedamos.
-No, no, sino que me encuentro normal, pero obviamente no pa’ galán.

LA FARÁNDULA

¿Por qué quisiste ser actor?
-Era lo más fácil. Yo saqué asterisco en la prueba de aptitud, hice teatro en el colegio y era como lo que más me gusta hacer. Me habría encantado estudiar arquitectura, lo encuentro muy bonito. Es como una profesión como muy renacentista, como que no eres ingeniero pero tampoco un… entonces te da un amplio rango y es muy bonito.

Has dicho que la pega de actor es como la de un gasfíter.
-Sí, un gasfíter tiene que cambiar el piloto del calefón, va específicamente y lo cambia. Estamos hablando de gente que hace su pega, no del chasquilla que pone el alambrito pa’ que lo llamís diez veces. Puede sonar despectivo, pero no lo es. Tiene que ver tal vez con que partí trabajando en el circo teatro con Andrés Pérez. Ahí uno cumplía una labor como actor. Tú llegabas en la mañana, barríamos la carpa, ensayábamos escenas, hacíamos la función. Y tiene que ver con que desarrollas un oficio y vives de eso. Hay gente que es estudiosa y obviamente es fantástico, pero en mi caso es eso y lo veo así.

Siempre has dejado en claro que te gusta la tele.
-Sí. Veo programas de todo, todo lo que parezca entretenido. No tengo un programa que sea, “oh, no me lo pierdo”, pero veo tele chilena. De hecho, no tengo cable.

Te entretiene la farándula.
-Me gusta, pero dependiendo de qué están hablando, porque de repente se inflan muchos temas. Pero me gusta harto, aunque me gustaba más la farándula antigua, como cuando estaba Kenita, porque ahora es una lata, pero igual la veo. Cuando era más cahuinera, era más entretenida. Ahora está muy fome.

¿Por qué?
-Ya no existe farándula prácticamente porque nadie oculta nada. Da todo lo mismo. Porque la farándula es pelar y descubrir cosas. Es como cuando la señora en el almacén le dice a la amiga “oye, la vecina tiene un amante”. Eso es farándula. Pero eso ya no existe. Obviamente, hay una cuestión de mentalidad en Chile que hace que a la gente le importe menos.

¿Y tú eres bueno para pelar?
-Sí, me encanta. Y pelo a todo el mundo, obviamente.

¿Te han pillado en el pelambre?
-Nunca, porque soy muy inteligente para pelar. Pero el pelambre es una institución fabulosa, maravillosa.

¿Tú eres de los que pelas a los vecinos de tu barrio?
-Antes sí. Ahora vivo en Ñuñoa y en mi barrio todos los vecinos son adultos mayores, no hay un pelambre.

Hace poco estuviste pelando en Alfombra Roja Prime. ¿Te gustó ser opinólogo?
-Me parece bien. Igual Alfombra Roja no es un programa de farándula como tal, es más bien un programa misceláneo de entrevistas a personajes.

¿Te gustaría que la farándula se mezclara más con la política?
-Si uno hablara de farándula política, sería para descubrir cosas ocultas que hacen los políticos y no creo que daría muy buen resultado.

¿Por qué?
-Porque no, poh. Es como decir “hay siete familias chilenas que tienen el mar”, y no. La farándula tiene que estar ligada más bien al espectáculo.

En Argentina es cosa seria la farándula política.
-Es que son más opinantes los argentinos. Y acá la gente se cuida mucho de dar la opinión con respecto a temas.

A ti te importa una raja lo que opinen los demás de lo que digas.
-Cada vez me importa menos nada. No tengo causas, no me provocan. Obviamente veo cosas, pero no me conmueve ir a una marcha, no tengo ese espíritu. De hecho nunca he ido. Tampoco tengo causas por el medioambiente. Pero tampoco voy a ir a quemar bosques. Ni siquiera voté. Desde que el voto es voluntario, no voto y no me provoca mayor interés. O sea, me parece fantástico que alguien sea feliz haciéndolo y que logre conseguir cosas, maravilloso.

Hay gente que odia la farándula. Y que critica a la gente que trabaja en ella.
-La gente se olvida que el 99,9% trabaja para vivir. A la gente se le exige que sean consecuentes y yo creo que no hay nada peor que la consecuencia. Por decirte, tú estás en The Clinic, que tiene un nicho específico y todo. Pero si el día de mañana te llaman de la Revista Cosas para hacer un reportaje de Kenita en las playas del Caribe y te ofrecen tres veces lo que ganas en The Clinic trabajando la mitad, a lo mejor te irías. Pero nadie te podría decir “no, eres inconsecuente”… Me carga eso de buscarle la consecuencia a todo. Quién es alguien para huevearte. Y se hace, ¿me entendís? Y no se le hace daño a nadie. Si alguien hizo daño en Chile fueron los gerentes de La Polar, esos hueones sí que hicieron daño. Y son tratados con guante de seda. En cambio, si Vale Roth filtra una foto en pelota, la hacen mierda. Y ¿a quién le hace daño Vale Roth? A nadie. No hay nada peor que pedirle consecuencia a la gente y ser consecuente. De hecho, la consecuencia mata. Y nunca he sido consecuente y nunca lo seré. Puedo cambiar de opinión doce veces en el día.

¿Y hoy cambiaste de opinión?
-Como quince veces.

¿En qué?
-Sobre venir para acá, por ejemplo. Porque, dije, “puta, aquí en el Liguria no dejan fumar, entonces podríamos ir al Lomits, pero en realidad es mejor el Liguria, porque los conozco y me queda al lado de la casa, entonces la Maca me dijo que le convenía juntarse en Lyon con Providencia, pero igual sería bueno de repente la plaza Ñuñoa que me queda más cerca, pero en la 212 llego en diez minutos”. ¿Me entendís? Uno cambia todo el día, todo el día.

Y en lo político, ¿sueles cambiar de opinión?
-Es que no tengo opinión política. Y qué sería cambiar de opinión política. Hay mucha gente que se da vuelta la chaqueta, unas veinte veces al día, así que no podría criticar a nadie. Y, políticamente, a los 18 años, para el Plebiscito voté por el No, después voté por Aylwin, voté por Max-Neef, voté por Lagos y después no voté, lo dejé en blanco y me dejó de interesar.

¿Por qué te dejó de interesar la política?
-En este momento, me parece fome, no tiene ninguna novedad, no me llama la atención. Tal vez tiene que ver con que el sistema democrático que comenzó a funcionar. Es como cuando te deja de gustar alguien cuando estai pololeando y dices “sabís que más este hueón” y no puedes obligarte a estar con él. Lo que no quiere decir que el día de mañana me vuelva a enamorar y vuelva a ir a votar. Pero me gustan los políticos antiguos, eso me da risa.

¿Cómo quiénes?
-Como Alessandri Palma que contaban que estaba en un meeting en Iquique y le dice al pueblo “Querida chusma ¿tienen hambre?”, “Sí”, gritaba la gente, y les tiraba panes. Y después “¿tienen frío?”, “sí” y tiró un abrigo. Y después le dijo el ministro de Minería, que estaba sentado atrás “pero, presidente, tiró mi abrigo”, “Si, poh, hueón, ¿qué querí que tirara el mío?”. Esas cosas me parecen más divertidas. Quizá en 20 años más uno vea a los políticos ahora y se cague de la risa.

¿Cómo la imagen de Piñera sacando los pendrive?
-Claro. O empujando al niñito en la piscina. O como cuando fue a la Casa Blanca y se sentó en el sillón de Obama y todo el mundo sacó fotos. Esas huevás te dan mucha risa. Piñera tiene esas cosas que encuentro una maravilla. Y, sin duda, Piñera pasará a la historia como un presidente provocador de muchas situaciones divertidas.

PIÑERICOSAS

Piñera se va este año, ¿Cómo lo hizo en su gobierno?
-Bien, me parece que no fue mal gobierno. Funcionó. Y pasará a la historia como el presidente que cerró el Penal Cordillera. Eso me parece súper divertido. Es divertido que lo haya hecho él.

¿Por qué divertido?
-Es irónico, porque cuando salió Piñera la gente decía “oh, viene la derecha” y era como “oh, se va a oscurecer el cielo durante cuatro años y van a llover guarisapos”. Y no pasó nada de eso.

¿Lo echarás de menos?
-No, obviamente. Pero siempre en tuíter pongo una foto de Piñera y eso voy a echar de menos, sus Piñericosas que son una maravilla.

Ahora se viene Bachelet. ¿Qué te pareció su gabinete?
-No cacho mucho.

No te nombró ministro de Cultura, como querías.
-No. Y estoy muy sentido. Quería ser ministro de Cultura para darle Fondart a mis amigos y a mí mismo.

¿Qué te parece ella?
-Una persona estupenda. Y no voté por ella porque me haya decepcionado, sino que me dio lata, nomás.

La critican harto por su gordura.
-Pero está bien su gordura. Engordar es un símbolo de que la gente come y comer hace bien.

Interpretaste a Jaime Guzmán en la serie Réquiem para Chile de Canal 13. ¿Cómo fue eso?
-Me tocó recrear las últimas dos horas de su vida. Hicimos el recorrido desde que está haciendo clases, están los gallos mirando por la ventana, sale, toma su chofer, baja por la calle -que ahora se llama Jaime Guzmán-, el semáforo se pone rojo, le disparan, los tipos arrancan por Regina Paci. Y, cuando ya le han disparado, le dice al chofer “lléveme a la Sede de la UDI”, que está aquí en la calle Suecia, y después se va al hospital Militar. Eso me llamó la atención que no haya querido ir a un hospital. Es raro eso. Porque estar con un balazo, herido de muerte y después irse a su partido. Es una cosa bien extraña.

Muy extraña.
-Igual es súper difícil opinar de alguien que le queda una hora de vida. Es la típica pregunta de mierda ¿qué harías el último día de tu vida? Es una situación tan extrema que es imposible responderla.

¿Es verdad que te alegraste cuando lo mataron?
-No, cuando murió dije “oh, mataron Jaime Guzmán”, y fue como la reacción que tuve con el atentado a Pinochet: “Oh, hueón, le hicieron un atentado Pinochet”, pero después no es agradable. El caso de Pinochet es distinto, era un dictador. Pero lo de Jaime Guzmán no. Después uno dice “chucha, lo hirieron”.

Pero en una entrevista dijiste que te había alegrado.
-Sí. Hay un segundo en que uno dice “me alegré, mataron a Guzmán, que no fue una buena persona”. Pero, después cuando hice la recreación de todo esto y te dai cuenta que finalmente es un gallo que va en una auto, le pegan tres balazos y que él hueón lo pasó como el hoyo, no es para alegrarse. Pero, como soy un hueón absolutamente inconsecuente, mañana puedo decir “me alegré” y después “no me alegré”, ¿me entendís?

LA CAÑA

Tienes fama de curahuilla, ¿es cierto eso?
-Me gusta tomar. Si fuera millonario sería curahuilla. Al almuerzo me tomaría una botella de vino, bajativo araucano, postre, todas esas cosas. Pero no sé si me la podría. Tomo cada vez menos. Las cañas son cada día más terribles. Uno a esta edad, ya no se cura. Eso es lo terrible. El sueño con la edad es más fuerte que el alcohol. Ahora me mareo y ya me da sueño.

Además que a uno le entra agua al bote más rápido.
-Claro. Uno mide las consecuencias de la caña. Eso es la madurez: cuando mide y tiene conciencia de la caña que viene y eso tiene que ver con el consumo drogas y todas las cosas que uno hace. Eso es la madurez: visualizar la caña. Por eso no tomo pisco hace años, porque tiene una caña horrenda.

Y antes, ¿quedabas botado?
-Más de una vez quedé botao, curao, pasteliao, sin duda.

¿Y recuerdas alguna borrachera de antología?
-No me acuerdo porque siempre me borraba, ja, ja, ja.

¿Y fumas marihuana?
-Cuando pendejo hartas veces, pero no fumo pitos. Ya no me gusta.

¿Y otro tipo de drogas?
-Consumí, obviamente, cocaína. En los 90, carreteábamos mucho con cocaína.

¿Te pescó?
-Nunca como “oh, estoy pal hoyo”. No, qué ordinariez eso. Cuando pendejo consumí drogas, pero las drogas son como el sexo: una hueá que están ahí, son malas, son buenas, están ahí. Él que quiere consumir que consuma y cada cual medirá las consecuencias. Yo no recomiendo nada, absolutamente nada. Si alguien te dice “me encanta la cocaína”, entonces, jala. “Oye, encuentro que jamás lo haría”. Puta, no lo hagai.

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